Juárez con lagarto

Libros | A fuego lento

En 'La estación del pantano', Yuri Herrera reinventa al presidente mexicano no desde el patrioterismo sino desde la imaginación literaria.

'La estación del pantano', de Yuri Herrera. (Periférica)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Nada sabemos del exilio de Benito Juárez en Nueva Orleans. Nada sabemos de ese tiempo que antecedió al adiós definitivo de Santa Anna. Así que todo en La estación del pantano (Periférica) es fruto de la imaginación (y qué imaginación… y qué cadencia estilística… y qué explosividad sensorial).

Juárez El Puritano, El Siempre Adusto, El Sobrio, es un arrimado en ese coctel de razas y lenguas. Por eso figura tan solo como escolta del auténtico protagonista de la novela: Nueva Orleans, un ser viviente que brama, rompe en llanto, se vuelve contra sí mismo, hiede a mierda y sudor, baila y canta. No hay rastro alguno del Juárez conspirador sino el de un hombre que se mal gana la vida y escribe algunas cartas mientras va descubriendo la red de ofensas y complicidades contra el comercio de esclavos. Y, por supuesto y por fortuna, porque Yuri Herrera es ante todo un fabulador, tampoco hay gestos patrioteros ni arengas políticas en los burdeles disfrazados de cafés. México tiene apenas la forma de una borrosa nota periodística.

El retrato de Nueva Orleans (vamos del 29 de diciembre de 1853 al 20 de junio de 1855, cuando Juárez parte de regreso hacia Acapulco) muta al ritmo del azar y las estaciones. El azar conduce a Juárez ahí donde la tierra conserva su nombre originario o a los límites del pantano donde un cazador atraviesa con una lanza el cuerpo de un lagarto, y el verano lo lleva a las puertas de la muerte segura por paludismo y a observar a bandas de pirados prendiendo fuego a casas y comercios. “¿Puede haber”, leemos, “un lugar más interesante que donde se arroja lo que no sirve? Ahí es donde se fermenta lo nuevo, donde cada persona aprende a hacer algo distinto”.

¿Qué puede hacer la literatura con ese modelo de austeridad y hieratismo que es Benito Juárez? ¿Cómo dirigirse a él en letra impresa sin reproducir la cháchara santurrona? Yuri Herrera ha encontrado una ruta de avistamiento. Frente al marasmo y al ciclón que es Nueva Orleans, sobre todo porque se antoja un mundo que no quiere aún terminar de ser creado, Juárez se ofrece como una oquedad que se sabe escrita con tinta invisible: no termina de estar, ni de ser, y ni siquiera se cree aún llamado al panteón carnavalesco de nuestros héroes.

La estación del pantano

Yuri Herrera | Periférica | México | 2023

AQ

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