Tan real como el delirio

Libros | A fuego lento

'Cuando los gatos esperan', el debut novelístico de Adriana Ortega Calderón, ofrece una visión de nuestra orfandad existencial.

Portada de 'Cuando los gatos esperan', de Adriana Ortega Calderón. (Universidad Veracruzana)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

En el Versalles finisecular de carruajes y muselinas, un químico bonaerense llega a la casona donde se hospedará por tiempo indefinido para encontrarse con una nota enigmática de sus anfitriones: hallará las llaves junto a la campana, puede instalarse en su habitación, hay comida en la alacena, volveremos en tres días. Así, con un signo de extrañeza, inicia Cuando los gatos esperan (Universidad Veracruzana), el debut novelístico de la escritora coahuilense Adriana Ortega Calderón.

La extrañeza no tarda en dar paso a la inquietud. Los días transcurren a la sombra de la rutina laboral y el regreso a esa casona ajena… y la familia Berthier sigue ausente. Álvaro Lucero, el narrador y protagonista, comienza no solo a dudar del propósito de su estancia en Versalles sino de la existencia misma de la familia Berthier y, aún más, de su propia cordura. Los pormenores del lento descenso hacia la indigencia emocional son el mayor encanto de Cuando los gatos esperan. Toman primeramente la forma del insomnio y un olfato hipersensible y van escalando hasta proyectarse en un cuadro de alucinaciones diurnas y extravíos etílicos. En cinco semanas, el joven soñador ha mutado en una figura espectral, hedionda y desnutrida, que vaga de la cama sudorosa a una silla junto a la ventana.

Adriana Ortega Calderón intensifica este cuadro vacilante con otro encanto decisivo: una atmósfera que araña la fantasmagoría y replica la razón marchita de Álvaro Lucero. Llueve y truena sin pausas, como si Versalles estuviera condenado a la desaparición, mientras los tres gatos que habitan la casona (¿única prueba de la existencia de la familia Berthier?) vagan hambrientos y ariscos por la cocina y los corredores dejando a su paso una estela de cal. Nada desdice, y tampoco nada prueba, que el propósito realista de las primeras páginas haya adoptado la lógica sombría del relato de terror. Y sin embargo…

Con los artilugios y las estrategias narrativas de la novela decimonónica, y aún de la estética de Poe, Adriana Ortega Calderón ofrece una visión de nuestra orfandad existencial cuando hemos llegado al punto en que importa lo mismo la certeza de lo real que las figuraciones arrebatadas del delirio.

Cuando los gatos esperan

Adriana Ortega Calderón | Universidad Veracruzana | México | 2023

AQ

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