Armar un rompecabezas

Libros | A fuego lento

'Genética de los monos', de María José Ramírez, es la búsqueda del orden en el caos de la vida.

Portada de 'Genética de los monos', de María José Ramírez. (Almadía)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Tras recibir la encomienda de escribir la historia de su familia como remedio contra la anarquía, la protagonista de Genética de los monos (Almadía) se vuelve hacia sí misma para trazar una autobiografía que es también el espejo de su entorno y el de las batallas emocionales y corporales de quienes la han acompañado en casi cuatro décadas de vida. Así que mientras expone su más sagrada intimidad, mientras se recrea a través de la escritura, va exponiendo y recreando a los demás.

María José es también Cerebro de Mono —pues su padre se inyectaba hormonas de mono para mejorar la calidad de su esperma y de esta manera concebirla— y un ser roto cuyas palabras llegan hasta nosotros como si buscaran cura o expiación. La novela adopta entonces la forma de un tobogán que promete algunos buenos momentos no sin antes asegurarse de propinarle a la narradora y protagonista unas dolorosas sacudidas. En el empleo de las dosis correctas de severidad e ironía está una de las mayores virtudes de Genética de los monos. María José Ramírez pasa con tonificante frescura del divorcio de sus padres a una adolescencia insustancial y de ahí al cuerpo en rebelión, a la cauda de amores desechables y a la muerte del amigo y el hermano. Nunca pierde la compostura. Quizá por eso, mientras más huye de la autocompasión y el exabrupto más afines nos sentimos a su historia.

No menos virtuosa es la hechura de la novela. El lector no debería desconfiar de su estructura rigurosamente cronológica, sobre todo porque esa frescura también se manifiesta en el ritmo que María José Ramírez sabe imponer: digamos que no necesita de acrobacias para mostrar los estragos causados por las acciones del tiempo. Solo es necesario, parecería decirnos, saber contar, escribir, por ejemplo: “la adolescencia era armar un rompecabezas en la oscuridad. El amor, los genitales, el placer, me parecían ideas separadas”.

Quizá, como Genética de los monos se afana en demostrar, la tarea de narrar una vida sea semejante al empeño de armar un rompecabezas. En un principio, las piezas desparramadas tienen la consistencia del caos. Muy pronto, sin embargo, descubrimos que solo la escritura puede asignarles el verdadero lugar al que pertenecen.

Genética de los monos

María José Ramírez | Almadía | México | 2023

AQ

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