‘Una grieta en la noche’: ni oscuridad ni vacío

Libros | A fuego lento

Los relatos de Laura Baeza reunidos en este volumen podrían leerse a la luz de un costumbrismo interesado en la anomalía.

Portada de 'Una grieta en la noche', de Laura Baeza. (Páginas de Espuma)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Solo Roberto Calasso, como editor de Adelphi, ha sabido llevar la solapa a la altura de un género literario… y nada menor. Sus Cien cartas a un desconocido no son únicamente el registro de un temperamento sino de lo que significa atraer, con los dones de la inteligencia y el refinamiento, a un posible lector. Traigo tal referencia a cuento después de concluir la lectura de Una grieta en la noche (Páginas de Espuma) de Laura Baeza. El solapista hace la tarea pero no atina en su prescripción: “sumergirse al mismo tiempo en el vacío y en la oscuridad”. Muy bien. Se trata de vender o, en el mejor de los escenarios, extender una invitación, pero, por dios, ¿por qué desdeñar la opinión del consumidor?

Si algo hay que decir de los seis relatos que componen Una grieta en la noche es que no pasan de ser correctos. Prometen demasiado pero su desarrollo solo trae insatisfacción. Pongo el caso de “Veladoras”. Una curandera o bruja o engañabobos ha sido brutalmente asesinada. Hay un policía uniformado que colabora en la investigación, más porque su infancia estuvo ligada a esa mujer que por deber profesional. Hay también dos individuos sin el meñique de una mano. ¿Una pesquisa policial? No. ¿Un boleto hacia el terror sobrenatural? No. Apenas el registro de algunos sueños que tienen la consistencia de un melodrama (“sentía que alguien apretaba mi mano, otra mano más pequeña, pero no podía voltear a verla, porque mis ojos solo iban del cuerpo de la mujer a la pared llena de fotografías, santos y veladoras”). ¿Así que dónde están “el vacío y la oscuridad”?

Del relato que da nombre al libro, el más extenso, no hay mucho para celebrar: si acaso la presencia de ese tío medio tonto que pasa sus días fabricando juegos pirotécnicos hasta que una explosión termina por remachar su estado animal. Más que vacío y oscuridad, vemos el paisaje gris de la indefensión ante la brutalidad cotidiana.

Una grieta en la noche podría leerse a la luz de un costumbrismo interesado en la anomalía (la debilidad mental que acosa a un antiguo boxeador, la confusión que anima a la niña que huye de casa, la conducta fantasmal de la madre que busca en vano el rastro de su hija). Quizá desde esa perspectiva sus relatos encuentren una lectura a su medida.

Una grieta en la noche

Laura Baeza | Páginas de Espuma | México | 2022

AQ

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