El poder del mito

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Aunque a veces parezca vacío y desértico, el mundo, como sugería un sabio presocrático, rebosa de dioses.

Portada de 'El poder del mito', transcripción de un documental televisivo de Joseph Campbell con el periodista Bill Moyers. (Capitan Swing)
Armando González Torres
Ciudad de México /

El escritor estadounidense Joseph Campbell (1904-1987) fue un estudioso de las mitologías comparadas, un renegado de la academia y un difusor de extraordinario ingenio, erudición y elocuencia que, gracias a clásicos como El héroe de las mil caras, alcanzó la celebridad de una figura pop.

Campbell observa el mito como una forma de la imaginación al servicio del ser humano, un enlace del individuo y de la sociedad con el cosmos que cumple varias funciones: instrumento de saber, medio de cohesión social, ceremonia de adiestramiento vital o artefacto de exploración interior. Campbell asume que los mitos son inherentes a la condición humana, que responden a arquetipos hondamente instalados en la psique y que, en las más diversas y remotas culturas, pueden encontrarse analogías y relatos semejantes. De ahí ese retrato polifónico y entrañable del héroe, que busca encontrar, en las más distintas tradiciones, paralelismos en la naturaleza de este personaje, en las etapas de su aventura, en el tenor de sus hazañas y en su papel liberador, revelador y curativo. Con esta afirmación de las afinidades de la imaginación mítica, en un tiempo de monólogos etnocentristas, Campbell ofrecía un espacio de unión entre culturas e ideologías aparentemente impermeables.

El poder del mito (Capitán Swing, 2016) es la transcripción de un documental televisivo con el periodista Bill Moyers, rodado entre 1985 y 1986, en el que el legendario mitólogo abunda sobre el ayuno de mitos en la cultura actual y sobre la manera en que este instrumento puede ayudar a lidiar con algunos de sus malestares.

Para Campbell, el mito cumple un papel crucial en la construcción de la civilización y en la época contemporánea, cuando tiende a encajonarse en el inconsciente, también puede auxiliar a nadar en esas aguas procelosas de la vida en las que muchos se hunden. Porque el mito no sólo es el encantador atisbo de una edad infantil de lo humano, sino un poderoso instrumento para comprender.

El mito reproduce experiencias, pruebas y dilemas que enfrenta cualquier individuo (el desamparo de la infancia, las encrucijadas de la juventud y la madurez, la inevitable decadencia y la inminencia de la finitud) y ofrece paradigmas y alternativas de conducta. Si bien el mito tiene similitudes hay también una evolución de sus formas y su función en diferentes circunstancias sociales, desde las hordas de recolectores y cazadores hasta las sociedades modernas pasando por las culturas agrícolas y las primeras grandes civilizaciones. Por eso, la necesidad de familiarizarse con este relato, con sus formas de interpretar la naturaleza y el cosmos y con sus portadores, que van desde el antiguo chamán hasta el artista contemporáneo.

Con espontaneidad, sabiduría vital y humor, Campbell diserta sobre la omnipresencia del mito y el sustrato mitológico de la política y la cultura y nos recuerda que, aunque a veces parezca vacío y desértico, el mundo, como sugería un sabio presocrático, rebosa de dioses.

AQ

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