La amistad entre creadores: de la admiración a los celos secretos

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La relación entre artistas muestra todos las virtudes, pero también todas las fisuras de la amistad, como lo demuestra Malva Flores en Estrella de dos puntas.

En este tipo de relaciones florecen sentimientos de entrega y desconfianza. (Ilustración: Shutterstock)
Armando González Torres
Ciudad de México /

Por la fuerza de las afinidades estéticas y la identificación vital, la amistad entre creadores tiende a alcanzar altos grados de intensidad; pero también suele ser afectada por la competencia. Harold Bloom en La angustia de las influencias y George Steiner en Lecciones de los maestros han abundado en torno a la fatalidad del choque de carismas entre grandes artistas. Cierto, en este tipo de relaciones florecen sentimientos contradictorios de admiración y celos, entrega y desconfianza, cooperación y antagonismo: el amigo al que se admira y emula, pero al que también se quiere superar; el mentor y compañero que es al mismo tiempo un contrincante y un obstáculo; los triunfos del otro, que son vividos con genuina alegría, pero a la vez con una secreta sensación de menoscabo.

En fin, la relación entre artistas muestra todos las virtudes, pero también todas las fisuras del sentimiento de la amistad y plantea profundos dilemas éticos y psicológicos. La literatura del siglo XX está plagada de encuentros y desencuentros legendarios desde el de Sartre y Camus hasta el de Theroux y Naipul pasando por el de Vargas Llosa y García Márquez.

Octavio Paz y Carlos Fuentes se conocieron exactamente a la mitad del siglo pasado en París. Paz ya era un escritor de culto que labraba su camino en Europa y causaba controversias y entusiasmos en México; Carlos Fuentes era un joven torbellino, lleno de talento, pujanza y ambición. El flechazo fue inmediato había una simpatía personal (ambos eran inconformistas que desafiaban su ambiente), afinidad intelectual y coincidencias políticas (ambos aspiraban a ser omnívoros, cosmopolitas y libertarios). El libro de Malva Flores, Estrella de dos puntas (Ariel, 2021) ofrece una exhaustiva y devota investigación e indaga en los vericuetos de la amistad entre estos dos escritores. Las primeras etapas se caracterizan por el magisterio informal de Paz y por la presencia indeleble de sus principales temas (su análisis de lo mexicano, su configuración pionera de una escena literaria global y su perfilamiento de la originalidad de la literatura latinoamericana) en la obra narrativa y ensayística de Fuentes. Cuando Fuentes comienza a despuntar como una luminaria narrativa y Paz reanuda su exilio diplomático la relación se pausa tanto por pequeños roces, como, sobre todo, por distintos matices en la actitud política (por ejemplo, el entusiasmo desbordado de Fuentes y la reserva de Paz ante el régimen de Fidel Castro). La relación se reaviva a partir del 68, cuando el magnetismo de la historia los imanta, pero se va enfriando gradualmente, otra vez por posturas políticas divergentes, hasta su conocida ruptura en 1988. Con un aparato de referencias muy valioso, Malva Flores reconstruye el afecto y las querellas, los momentos de efusión y de tensión entre estas dos figuras y, al mismo tiempo, va trazando una impactante comedia humana con el recuento de las pasiones políticas e intelectuales que marcaron la segunda mitad del siglo XX.

AQ

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