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La carta de Juan de la Cosa

Café Madrid

Conocido como “el mapa más valioso de España”, fue realizado por un navegante y cartógrafo español que formó parte de la tripulación que realizó los siete primeros viajes a América.

Víctor Núñez Jaime
Ciudad de México /

Había pasado cientos de veces frente al edificio y sabía lo que era, pero nunca había entrado. La mayoría de los viandantes pasamos de largo hasta llegar al Museo del Prado o al Thyssen o al Reina Sofía. Porque el Museo Naval parece más propio de los interesados en la materia. El otro día, sin embargo, llamó mi atención un cartel que decía: “Conozca el mapa más valioso de España. Entrada gratuita”. Confieso que fue la segunda frase la que me animó a cruzar la puerta, pero también he de reconocer que la primera cumplió mis expectativas.

El Canal de Panamá en la actualidad. (Autoridad del Canal de Panamá)
El Canal de Panamá en la actualidad. (Autoridad del Canal de Panamá)

En el rincón más especial de este señorial edificio, justo al lado del Palacio de Cibeles, se encuentra la carta náutica de Juan de la Cosa, el navegante y cartógrafo español que formó parte de la tripulación que realizó los siete primeros viajes a América, una experiencia que le permitió dibujar el mapa más antiguo donde aparece el continente entonces denominado “nuevo mundo”. Tiene 93 centímetros de alto y 183 de ancho y desde el siglo pasado permanece dentro de una vitrina climatizada. Se trata de un valiosísimo plano que, además, estuvo tres siglos en paradero desconocido, fue hallado en una librería de París y, después de varias negociaciones y pujas, volvió a España.

La carta náutica está hecha con dos pieles de ternera unidas por el centro. Dentro del pergamino hay una parte blanca que absorbe los colores y sobre las que están plasmados los elementos iconográficos: carabelas, banderas, ciudades, rosas de los vientos, timones… y bien señalados los 1485 puertos repartidos por todo el globo terráqueo conocido en el año 1500, siete años después de la hazaña de Cristóbal Colón. También contiene guiños a los Reyes Magos, caníbales, el Himalaya, la reina de Saba, monstruos… Su grado de actualización es alto, pues refleja la llegada de Vasco da Gama a la India y la de Yáñez Pinzón a Brasil.

Juan de la Cosa utilizó el verde para marcar la novedad: América, con un tamaño mayor para darle importancia. Sólo hay que echar un vistazo a Cuba o República Dominicana. Comparado con un mapamundi actual, uno se da cuenta de que hacen falta muchas cosas, pero lo más probable es que sin esta representación gráfica el descubrimiento territorial hubiese tardado más en ser definido y caracterizado. Cumple con todos los elementos de una carta náutica del siglo XV, pero no sirve para navegar. Su función era testimonial. Lo más seguro es que, tras mostrársela a los Reyes Católicos, pasara a formar parte del material didáctico de un monasterio para ser estudiado. Pero en torno al año 1514 desapareció y no volvió a saberse nada de ella hasta 1832, es decir, 318 años después. Fue una casualidad que el naturalista y geógrafo Charles de Walckenaer diera con ella en París. La adquirió para su biblioteca particular, un lugar de encuentro entre los intelectuales de la época, entre los que se encontraba el científico Alexander von Humboldt, quien rápidamente la identificó.

Tras la muerte de Walckenaer, la hazaña de Juan de la Cosa fue subastada junto al resto de sus pertenencias. Entre las personas que fueron a pujar por ellas se encontraba el político Ramón de la Sagra, quien dio la voz de alarma al gobierno español. La reina Isabel II le dijo que, ya que estaba ahí, comprara la carta náutica. El también economista pagó 4321 francos franceses y, desde 1856, se le encargó su conservación a la Armada Española.

La gran pregunta es dónde estuvo durante aquellos tres siglos. No existe un dato definitivo, pero sí distintas hipótesis. La que más consistencia tiene es la que sostiene que salió de España durante la invasión napoleónica. Quién, cómo y por qué lo hizo… es un misterio digno de un buen novelista, pues los historiadores no han podido aclararlo y la ficción parece ser el único consuelo.

En el siglo XX, la carta que Juan de la Cosa elaboró en el Puerto de Santa María de Cádiz sólo ha salido del Museo Naval en cuatro ocasiones: en 1936, para trasladarlo a Valencia durante la Guerra Civil; en 1952, para exponerlo en la Real Sociedad Geográfica de Madrid; en 1958, para el IV centenario de la muerte de Carlos V; y en 1977, para una muestra en Nueva York. Ahora está ahí, rodeada de un montón de embarcaciones de todos los tiempos, pero con pocos curiosos a su alrededor y sin una marabunta de turistas como en los museos vecinos.

AQ

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