La larga entrevista que el presidente ruso Vladimir Putin concedió al periodista norteamericano Tucker Carlson ha hecho correr mucha tinta debido a los propósitos controvertidos de los diferentes temas abordados: historia del nacimiento de Rusia como nación, la expansión de la OTAN hacia el Este, los Acuerdos de Minsk, la guerra actual, el nuevo orden mundial, entre otros. Abordaremos en este breve espacio el primero de los temas para tratar de discernir lo verdadero y lo falso de las declaraciones del presidente ruso sobre los orígenes de Rusia y Ucrania.
La querella historiográfica acerca de los orígenes de Rusia y Ucrania remonta al siglo IX cuando surge el primer Estado eslavo —la Rus— y cuya reivindicación histórica se hace hoy en día tanto por Rusia como por Ucrania.
La principal fuente histórica con la que se cuenta sobre el origen de la Rus es La Crónica de los tiempos pasados, escrita en el siglo XII por un monje ortodoxo. En este documento histórico (aunque con aspectos míticos y legendarios) se describe cómo tribus eslavas habían ocupado Kiev gracias a su príncipe Kyi (de ahí el nombre de Kiev) antes de la llegada de los Varegos. Sin embargo, los Varegos —guerreros mercantes originarios de Escandinavia— que buscaban rutas hacia el Imperio Bizantino, se instalan en Nóvgorod (hoy en día ciudad rusa) en el año 862 bajo el mando de Riúrik y reina sobre las poblaciones eslavas.
En el año 882 el príncipe Oleg se apodera de Kiev y la reúne a Nóvgorod para fundar lo que es considerado el primer Estado eslavo y al cual lega el nombre de su pueblo: Rus. Bajo el reinado de Oleg, los habitantes de Kiev —sirviéndose del río Dniéper— la volverán un importante eje comercial entre el norte de Europa y el Imperio Bizantino, pero también se volverá un eje comercial entre los Balcanes, Europa y Asia Central. La economía de la Rus es próspera y exporta trigo, pieles, miel y esclavos e importa productos de lujo como la seda. Su territorio es más grande que la Ucrania actual y Kiev cuenta con 40 mil habitantes, siendo una de las ciudades más grandes de Europa.
La Rus —también llamada Rus de Kiev— se vuelve una confederación de principados gobernados por la dinastía Rúrika, compuesta sobre todo por tribus provenientes del báltico y de Escandinavia. En el año 988 el príncipe Vladimir adopta el cristianismo ortodoxo, estimula una formación estatal y elige la lengua eslava, creando así el primer Estado eslavo ortodoxo del este de Europa. Sin embargo, las luchas por el poder lo llevan a su disgregación en una multitud de principados. En el siglo XIII, la Rus es invadida por los mongoles: las tropas de Batu Khan toman Kiev en 1240 y los príncipes de la Rus se verán obligados a someterse a la “Horda de oro” y a pagar tributos.
Ante la pérdida de Kiev, una parte de la población encuentra refugio en el principado de Galicia-Volinia (hoy en día región occidental de Ucrania) que se había constituido en el siglo XII por descendientes de los rúrikos. El principado de Galicia-Volinia es precisamente percibido como el precursor del Estado ucraniano. Sin embargo, en el siglo XIII, el principado es recuperado por Polonia mientras que el noroeste y el centro de lo que es hoy Ucrania es conquistado por el Gran Ducado de Lituania. Como consecuencia de la creación de la República de Polonia-Lituania (1569) casi todos los territorios poblados de ucranianos quedan bajo dominio político y cultural de Polonia.
Por otro lado, los cosacos ucranianos —poblaciones seminómadas estructuradas en comunidades militares y agrícolas autónomas que se instalaron cerca de los ríos Volga, Don y Dniéper— van a poblar la estepa meridional ucraniana a partir del siglo XV. Estos guerreros libres, se instalan en fortificaciones en las orillas del río Niéper (en el centro sur de la actual Ucrania) siendo la más conocida la “Sich de Zaporiyia”. Los cosacos defienden a la población de las invasiones mongolas y adoptan la religión cristiana ortodoxa. Los campesinos ucranianos que se sublevan contra la dominación polaca se unen a los cosacos. Se fue formando así lo que se conoce como el hetmanato cosaco, una estructura militar y social que contaba con un sistema económico-administrativo y político.
Sin embargo, en 1654, Jmelnitsky, jefe político-militar del hetmanato, para no someterse al Imperio otomano y buscando liberarse de la tutela de la República de Dos Naciones (Polonia-Lituania), establece una alianza con Rusia, bajo el reinado de Alejandro I. Este tratado conocido como el “Tratado de Pereiaslav”, será fuente de un malentendido que hasta el día de hoy perdura: para los cosacos zaporogos se trataba de establecer una alianza que daría apoyo militar y táctico al hetmanato; para Moscú, este tratado sellaría la reunificación de Kiev y Moscú, y reforzaría el poderío ruso. Este suceso precipitó la guerra ruso-polaca, acabó con significativas ganancias territoriales para Rusia y marcó su ascenso a la categoría de gran potencia del este de Europa. Es a partir de la segunda mitad del siglo XVII que la historia de Ucrania estará estrechamente ligada a la del Imperio ruso. El hetmanato fue dominado por el Imperio zarista y la élite cooptada por la nobleza imperial rusa. Entre 1772 y 1795, bajo el reinado de Catalina II, Rusia completó la conquista de las tierras de la antigua Rus y la región que se encuentra a la derecha del río Dniéper, fue integrada al Imperio ruso.
La historiografía rusa establece que existe una continuidad política entre la Rus de Kiev, el principado de Moscú creado en el siglo XII y el Estado moderno ruso. Ésta subraya la subsistencia de Nóvgorod y de Moscú a pesar de la invasión y el yugo mongol. En efecto, a partir de 1136, Nóvgorod adquiere la independencia de Kiev y se vuelve un centro político y comercial. Por otro lado, la existencia de Moscú es mencionada por primera vez en 1156: se trata de una pequeña fortaleza, un kreml. No obstante, gracias a la habilidad de sus príncipes, Moscú se vuelve la capital de un principado en expansión a pesar de estar bajo suzeranía del Imperio mongol a partir de 1240.
En 1326 el príncipe de Moscú, Iván I, ofrece su protección al metropolita de la Iglesia de la Rus, que había huido de Kiev y Moscú se vuelve la capital espiritual de la Rus que se había diseminado en varios principados. En 1328 Iván I es nombrado gran príncipe por el kan mongol. Durante el reinado de Iván III (quien había heredado en 1462 un principado de 430 mil km2) el yugo mongol desaparece. Iván III unifica las tierras rusas al cuadruplicar la superficie de su principado y anexa Nóvgorod en 1478. A partir de este momento y alrededor de Moscú, la historia de Rusia se escribirá sin interrupción.
A partir del siglo XVI la rivalidad territorial entre Polonia (católica) y Rusia (ortodoxa) será una constante, provocando guerras y disputas por los territorios vecinos. El periodo conocido como “los tiempos turbios” y que comienza en 1598 hace referencia a las invasiones polonesas y suecas a Rusia y termina en 1612 con la liberación de Moscú. En 1613 Michel Romanov es elegido zar y este episodio abre una nueva era para el Imperio ruso bajo la dinastía Romanov que en los tres siglos subsecuentes logrará —a través de batallas y expediciones— constituir un territorio de 22 millones de km2 a lo largo de Europa y Asia.
La referencia a un mismo origen —la Rus— ha permitido al gobierno ruso justificar la lógica de una integralidad territorial de Ucrania y Rusia. Sin embargo, la expresión de “Kiev como madre de todas las ciudades rusas” para mostrar la continuidad entre la Rus de Kiev y el Estado ruso contemporáneo es errónea. Como fue señalado, la Rus de Kiev fue un Estado multiétnico conformado en una época en donde no existía ni Rusia ni Ucrania. Se puede decir únicamente que Kiev fue la capital del primer Estado de los eslavos orientales, la Rus, que es considerado como el origen común de una tradición estatal para Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
Laila Porras
Profesora en el Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (Francia) y autora del libro: ‘La Odisea rusa. Una historia económica de la Revolución a la guerra en Ucrania’ (Aguilar, 2023).
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