Al final del prefacio de ¡Viven! La tragedia de los Andes, primer libro sobre el accidente aéreo del 13 de octubre de 1972 en Chile, el escritor británico Piers Paul Read cuenta que, al mostrarles el manuscrito a los sobrevivientes, “algunos de ellos quedaron desilusionados por la forma en que he presentado su historia. Creen que la fe y la amistad que sintieron en la cordillera no aparece en estas páginas.” Y para rematar su trabajo hace gala de su honestidad intelectual: “Nunca fue mi intención desestimar estas cualidades, pero quizás esté más allá de la habilidad de cualquier escritor expresar la propia apreciación de la experiencia que vivieron.”
¿Por qué los sobrevivientes no escribían la experiencia que vivieron en sus carnes? Porque el impacto de lo ocurrido los tenía sumidos en un estrés postraumático. Fue más de tres décadas después cuando, por fin, uno de ellos pudo plasmar sobre el papel aquellos días atrapados en la fría montaña. En 2006, Nando Parrado dio su versión en Milagro en los Andes, aunque ara entonces la hazaña ya había sido objeto de la ficción y la no ficción audiovisual. El público, sin embargo, parecía recibir cada obra con interés y asombro, pero sin “conectar” de lleno con la historia.
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Un par de años después, en 2008, el periodista Pablo Vierci, compañero de colegio y amigo de varios de los fallecidos y sobrevivientes del accidente, comenzó a remover las entrañas humanas con La sociedad de la nieve, fruto de varios años de conversaciones y observaciones “para contar cómo ocurrieron realmente las cosas.” Conforme el libro se iba publicando en distintos países, los lectores empezaron a prestarle atención. Cuando el director de cine Juan Antonio Bayona leyó las peripecias y las enseñanzas de ese grupo de jóvenes que se quedaron o renacieron en medio de la nada, le mandó un correo electrónico al autor. “Me gustaría llevar su libro al cine”, le decía, y Vierci aceptó de inmediato. Levantar una película, no obstante, lleva su tiempo. La preproducción comenzó en 2016 y el estreno se llevó a cabo en 2023. Pero para el escritor y para el cineasta, la espera valió la pena.
“Hice un libro coral. Entrevisté a todos, a los sobrevivientes y a los familiares de los muertos. Y eso fue lo que le interesó a Bayona. Porque en todo lo que se había hecho antes no estaban incluidos los muertos. De hecho, si ya han visto la película, recordarán que el narrador es un personaje que al final no sobrevive, Numa Turcatti. Bueno, ese punto de vista era lo novedoso de esta historia tan conocida y otras veces contada. Según nos han dicho, la película ha tenido mucho éxito entre los jóvenes. Y, claro, porque es la historia de unos veinteañeros, es una oda a la pandilla y a la amistad. Pero, sobre todo, es el recordatorio de lo que debe prevalecer entre nosotros como sociedad: cuando se cae en las peores circunstancias, debe sobresalir la idea de comunidad, de solidaridad, y debe surgir la fraternidad; no el sálvese quien pueda o que sobreviva el más fuerte”, explicó el otro día Pablo Vierci, en la presentación del libro del mismo título del filme que no ha parado de cosechar premios y nominaciones (incluido el Oscar).
El periodista y novelista uruguayo, de 73 años, habló guiado por las preguntas de su colega y compatriota Carmen Posadas, ante un auditorio abarrotado, en lo alto de un centro comercial madrileño (porque hay que aprovechar el éxito de la epopeya para vender libros). “¿Los 16 sobrevivientes se salvaron porque eran universitarios?”, preguntó Posadas con aire esnob. “Y, sí, eso ayudó. Uno era ingeniero, otro médico… Pero lo más importante fue que cada uno dio lo mejor se sí como ser humano. Recordá que Turcatti, antes de morir, les dice en un acto de extrema generosidad que, llegado el momento, pueden disponer de su cuerpo. Y tal vez sí se lo comieron”, contestó Vierci. “Es que… ellos han contado todo, menos cuáles fueron los cuerpos desmembrados.”
Es probable que el libro y la película sea lo último que se haga sobre este suceso. Porque se incluye a los 45 pasajeros del avión (y no sólo a los que se salvaron), porque técnicamente el filme parece insuperable y, sobre todo, porque el escritor y el cineasta han sabido amasar, en 300 páginas y en dos horas y media de metraje, 72 días envueltos en un alud de emociones, vivencias y lecciones humanas que no se alcanzó en el primer intento de Piers Paul Read.
AQ