A primera vista, los nueve relatos convocados en Las cicadas (Elefanta/ UANL), de Yael Weiss, parecen invocar al ritual prodigioso de la metamorfosis, sobre todo porque, antes de la transformación definitiva y de desplegar sus alas, esas cigarras que son las cicadas, como las protagonistas de esos relatos, aguardan mucho tiempo bajo tierra en estado larvario. Pero una pequeña vuelta de tuerca nos pone frente a otra perspectiva no menos fascinante: la sexualidad femenina vivida como una expresión de la anomalía, o de esa condición en la que resulta muy arduo distinguir la pasión ardiente de la pasión que consume.
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Pongamos el caso de “Lavarle los dientes al dinosaurio”, con el cual abre el libro: una mujer consiente las humillaciones y los insultos de ida y vuelta con tal de sentirse acompañada mientras consume litros de whisky y cerveza y tiene buen sexo, y eso es todo, y termina descubriendo una solidaridad maternal hacia el hijo de su pareja, “un perro bravo educado según los modales del hombre civilizado”. O traigamos a escena “El hombre que debería estar muerto”, una historia en la que los clones de laboratorio toman el lugar de aquellos fantasmas que poblaban los antiguos cuentos de terror. Su protagonista comparte cama con un violador que, encima de todo, ha vuelto a la vida poco después de ser enterrado solo para fastidiar su pobre existencia.
Por Las cicadas sobrevuelan cincuentonas nostálgicas de la carne joven, adúlteras satisfechas con la discreción de sus maridos, vírgenes sin puntos de placer, lesbianas adictas a la piedra, pintoras obsesionadas con el desnudo masculino. No es que dediquen todas sus energías a consentir su cuerpo; es solo que no desoyen sus reclamos, sin esperar el día después.
Lo que Las cicadas trata de materializar no es un discurso al servicio del feminismo en contra de las iniquidades del patriarcado. No hay un momento llamado a interrumpir la acción para pronunciar una arenga. Tampoco hay certezas ideológicas que suenan a molestos pies de página. Lo que vemos, y nos resulta interesante, es a un grupo de mujeres cuyas seguridades e inseguridades no disimulan lo exasperante que puede ser la vida. Solo eso, que, en estos tiempos, es mucho y alimenta nuestro optimismo.
Las cicadas
Yael Weiss | Elefanta/ UANL | México | 2021
AQ