Libertad irracional

Café Madrid

Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y Félix de Azúa participaron en un debate sobre el papel del Estado en la regulación de los medios, el ruido de las redes sociales y los grandes grupos empresariales que dominan el flujo informativo.

Multitudes celebran frente al balcón de la sede del Partido Popular, tras conocer los resultados electorales en España. (Foto: Mariscal | EFE)
Víctor Núñez Jaime
Madrid /

Hay un concepto muy cacareado últimamente entre los madrileños. No es nuevo ni desconocido ni añorado, pero cada tanto algún político se lo apropia y se envuelve en él y se presenta ante los electores como el redentor ideal. Tampoco le importa banalizar la palabra, y todo lo que evoca, con tal de reducirla y utilizarla a su conveniencia. Me refiero a la Libertad que ahora, en esta Villa y Corte, significa “hacer lo que te da la gana para irte de bares y de tiendas”. Y nada más.

Resulta que hemos tenido unas elecciones anticipadas en donde las restricciones de circulación y reunión, impuestas por la pandemia, han sido utilizadas de manera descarada para decir que “algo así es propio de una dictadura” y que “nadie debería prohibirnos ir a tomar una copa”, porque eso significa “arrebatarnos nuestra libertad”. La idea y el debate en torno a ella surtieron efecto, haciendo a un lado lo importante (la calidad de los servicios públicos, el empleo, la educación), y ahora muchos piensan que, por fin, son realmente libres.

Ese es el nivel intelectual y democrático de la sociedad en la que vivo. Por eso la derecha populista no tiene obstáculos para avanzar.

Un día antes de que las urnas escupieran esa vergonzosa realidad, en la Asociación de la Prensa de Madrid se habló de otra arista de la libertad. Fue una tarde para advertir el peligro de la desinformación y la importancia del periodismo en la era digital. Era el Día Mundial de la Libertad de Prensa y tres intelectuales que llevan años reflexionando al respecto se reunieron esta institución de 125 años de existencia. Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y Félix de Azúa hablaron sobre el papel del Estado en la regulación de los medios, el ruido de las redes sociales y los grandes grupos empresariales que dominan el flujo informativo.

Además de ser grandes narradores y ensayistas, los tres son columnistas y coincidieron en afirmar que nunca les han dicho qué deben o no deben opinar sobre cualquier tema o asunto. “Una sociedad libre ha de poder criticar al Estado”, dijo el Nobel hispanoperuano, quien llegó al lugar con un bastón en la mano (“ya no puedo dejar de usarlo”). “Existe la libertad de expresión porque existe la democracia y, con ella, el derecho a distanciarse del gobierno y de hacerle las críticas que se consideren. Es un derecho que hace progresar a las sociedades e impide el autoritarismo”, añadió.

Vargas Llosa especificó que él confía más en los medios privados que en los público-estatales, “porque muchas veces suelen convertirse en voceros de los gobiernos”. Pero Félix de Azúa no estuvo de acuerdo. Porque, desde su punto de vista, “hoy los principales ataques a la libertad de expresión provienen de los grandes monstruos tecnológicos. Ahí está el caso de Félix Ovejero”, subrayó. Ovejero, profesor de filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha expuesto una y otra vez los motivos por los que el secesionismo catalán se niega a mantenerse dentro de las normas democráticas y las características de los nacionalismos y de las fuerzas políticas de izquierda que impiden encontrar una solución a ese conflicto político. “Pues por decir lo que piensa y por exponer sus críticas, Facebook le ha cerrado su cuenta. Antes era la censura franquista la que decidía qué podíamos decir y qué no. Ahora es una empresa privada. Y para frenar algo así hace falta la intervención del Estado. Pero, claro, como dice Mario: eso no siempre es bueno. ¡Así que no tengo ni idea de cómo combatir a una empresa que es peor que un dictador clásico!”

Entonces intervino Fernando Savater: “la solución tiene que ver con la educación y la legislación. Hasta la libertad debe tener ciertas normas porque si no es libertinaje. Hay que educar a los niños para que sepan utilizar los medios de comunicación y tengan cuidado con las redes sociales y aprendan a leer entre líneas y, sobre todo, a cotejar la información para que no les cuelen falsedades”.

Una semana después de este debate, se acabó el Estado de Alarma que el gobierno español implementó para controlar los contagios de covid-19 y varias plazas públicas de todo el país se llenaron de gente que festejaba “la libertad”. Al día siguiente, al ver las imágenes de esas marabuntas, me acordé de Platón: “alguien es libre si sus deseos racionales dominan sus deseos irracionales y determinan sus acciones”. ¿Cuesta tanto entenderlo y llevarlo a cabo?

AQ

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