Payasos y magos no han faltado en el imaginario infantil. Su presencia en la televisión ha hecho que algunos nombres legendarios se mantengan en la memoria: Bozo, el mago Chen Kai. Pero el paso del tiempo no fue generoso en particular con los payasos, cuyos espacios de trabajo eran reducidos. Sin embargo, hace alrededor de 40 años en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA se gestaron vientos de cambio cuando dos estudiantes, Sylvia Guevara y Mauro Mendoza, fundaron la compañía La Trouppe con la idea de enriquecer la imagen del payaso mexicano, alejado de lo que hoy se llama clown, llevándolo al teatro en obras de largo aliento, introduciendo otros elementos como títeres y música. Y, sobre todo, pensando que su público fueran los niños. Con el tiempo se unieron a Sylvia y Mauro, Carmen Luna y Marco Antonio Serna. Lamentablemente Mauro (Trupo) ha muerto, pero Sylvia (Lady Lucas), Carmen (Noni Pelusas) y Marco Antonio (Toño Canica) mantienen viva la compañía.
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La Trouppe sigue creando obras y ahora, en compañía de ¡Qué Payasos! —el 22 de abril en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris—, se presentan en Desconcierto, motivo de esta plática con Lady Lucas y Noni Pelusas.
—¿Cuántos años cumple La Trouppe?
Lady Lucas: 43 ininterrumpidos, porque nunca ha dejado de trabajar. Hemos pasado dos terremotos, dos pandemias fuertes, crisis económicas y ningún año hemos dejado de trabajar.
Llevamos actuando como para tres generaciones porque los niños que nos vieron actuando al comienzo ya están cincuentones. Acabamos de presentar Cuando canta un alebrije y llegaron familias y los papás nos decían que nos habían visto cuando comenzamos. Y seguimos aquí brincando, bailando y haciendo reír.
—A mí me tocó verlos en sus veinte años en el Isabela Corona repasando su primer repertorio, para mí, el clásico: Trouperías, Trúpolis, Trupeteando y Radio Trup.
Lady Lucas: Sí, fueron espectáculos en formatos muy grandes para lo que se usaba en el teatro para niños. El otro día un compañero nos decía que éramos los Rolling Stones del teatro para niños, pero ya son varias personas las que nos lo han dicho. Nosotros seguiremos dándole mientras no nos digan “Ya bájate, madrecita”. Los actores tenemos más chance de estar en el escenario.
—La compañía fue de las primeras en renovar la imagen del payaso en México, antes del clown.
Lady Lucas: Sí, fuimos de los primeros que entramos a un teatro porque a los payasos nada más los ubicaban en los circos o en las fiestas. Pero que el payaso y el títere entraran en gran formato al teatro y que llenáramos el Julio Castillo no fue fácil. Nos pusimos el reto de que el payaso llegara a esos nuevos espacios.
Ahora, como dices, hay mucho clown. Con lo del Cirque du Soleil, la gente quiere ser trapecista, malabarista y todo eso. Ahora hay lugares donde puedes estudiar, pero en aquella época nosotros éramos autodidactas. Agarramos nuestros libritos y órale, a darle. Siempre hemos dicho que el payaso y lo que tenga que ver con los niños debe ser una especialidad en las escuelas de teatro.
Noni Pelusas: Nosotros nos dimos a la tarea de profesionalizar al payaso, que fuera una especialización del actor. Nos pusimos a estudiar al payaso ruso, que es la síntesis del personaje, y quisimos darle un carácter más trupetero. Nos creamos como una escuela autodidacta del payaso, no del clown, del payaso. Hemos defendido durante 43 años que somos payasos dándole un toque muy mexicano, muy latino con toda la tradición del payaso de circo como Ricardo Bell y además el comediante en teatro: Cantinflas, Tin Tan y el carnal Marcelo. Y esto nos dio el payaso trupetero.
Lady Lucas: Creamos un estilo propio combinándolo, cosa que no se hacía en México hace 40 años, con el teatro negro. El teatro negro no se veía en la ciudad, salvo cuando llegaba el Teatro Negro de Praga. Nosotros escogimos dedicarnos a los niños, el payaso y los títeres que se volvió una carrera de obstáculos porque en el país desgraciadamente la cultura para niños ha sido considerada algo menor. El estilo de La Trouppe nació de combinar esas tres cosas y la música original, que es muy importante; nosotros decimos que hacemos teatro negro con humor blanco.
Empezamos a crear espectáculos que llenaran espacios que normalmente no llenaban los títeres y menos los payasos, todos muy diversos como el cabaret para niños. Nos interesaba que conocieran la música latina, la música clásica; Radiotrup que fue una historia de cómo se hacía la radio antes, Trúpolis, un viaje por toda la ciudad.
—¿Cuál fue su primer espectáculo?
Lady Lucas: Rompecabezas opus número 1.
Noni Pelusas: En 1980 nació Rompecabezas todavía con títeres en un teatrino tradicional y el payaso fuera del teatrino. En 1984 hicimos el primer experimento de teatro negro, pero en un teatro pequeño que se llevaba a estancias infantiles y guarderías. Y de ahí, en 1986, nace Trouperías.
Lady Lucas: Que fue un boom. Fue nuestro primer espectáculo grande y con él nos fuimos al Cervantino y fue toda una locura allá. Después, ya nos seguimos con los otros. Como somos una compañía de repertorio, Rompecabezas todavía lo podemos hacer y también todos los demás, aunque hay algunos que están un poquito guardados.
—La creación de sus personajes supongo que fue paulatina y por ensayo y error.
Lady Lucas: Como te decíamos, no había escuelas y nos acercábamos a lo que teníamos: nuestros viajes, la literatura y veíamos espectáculos (y eso que no había internet). Nosotros mismos comenzamos a darnos talleres; de hecho, no teníamos nombres ni vestuarios. Pero después, estudiando, nos dimos cuenta que teníamos que encontrar la esencia de cada personaje. Si yo me ponía las florecitas era porque las iba a usar, porque no nada más son un adorno. Estuvimos experimentando hasta llegar a ser quienes somos: Noni Pelusas, Lady Lucas, Trupo y Toño Canica.
Noni Pelusas: Y las nuevas generaciones deben crear sus personajes ya con una técnica.
Lady Lucas: Y aparte, pueden meterse a internet y ver vestuario, videos…, porque en aquella época no había nada de esto.
—Después de sus obras más conocidas han seguido experimentando y en algunos casos las nuevas se han vuelto más artísticas en el mejor sentido.
Noni Pelusas: Sí. Lo que ha pasado con La Trouppe es que hemos ido madurando juntos como adultos que siempre van a ser niños y los niños también han ido cambiando. En ese sentido, todo ha ido cambiando, por la tecnología, de cuando comenzamos a la fecha. Justo ahora estamos regresando al títere tal cual. Los niños se maravillan de que se muevan sin computadora; en ese sentido, en La Trouppe nunca estamos quietos, siempre estamos buscando nuevas cosas, pero también rescatamos lo que hemos hecho para darle gusto al público. Ha sido un trabajo muy complicado, pero también muy gozoso.
—¿Qué van a ofrecer en esta nueva presentación?
Lady Lucas: Nos vamos a presentar con ¡Qué Payasos! en desconcierto. Fíjate que con ellos llevamos una relación de 40 años; somos de las pocas compañías que quedan de aquella época. En esos años empezábamos y trabajamos juntos en Reino Aventura; ellos estaban en la entrada recibiendo al público y tocando sus canciones. Nosotros dábamos funciones en un teatrito que estaba como en un castillo. A la hora de la comida vimos que estaban unos payasos, que era raro ver en esa época, y ahí nos hicimos amigos.
Ya desde hace tiempo teníamos ganas de hacer algo juntos y a principios de año le platicamos el proyecto a una persona y nos dijo: “Wow, estaría increíble, juntas dos compañías muy famosas de hace 40 años”. La estructura de este desconcierto es que ellos van a hacer sus canciones y nosotros vamos a hacer lo nuestro, lo más representativo de cada compañía. Pero además nosotros vamos a intervenir sus canciones y ellos van a participar en algunos de nuestros sketches y de nuestras canciones. Creo que es una fórmula que va a funcionar, se la van a pasar bomba. Es un espectáculo súper familiar.
—En cuanto a su evolución, si bien el uso de la tecnología es inevitable, me parece que ustedes siguen apostando por lo artesanal.
Noni Pelusas: Tal cual. No queremos llenarnos de pantallas y esas cosas, porque no es nuestra esencia. Queremos seguir siendo una propuesta que siga maravillando al público con la sencillez. En una obra que acabamos de presentar, Viene la muerte cantando, de puros títeres, títeres grandes, le decimos al público: hay que vivir. Después de la pandemia, que nos sacudió en muchos sentidos, nos dijimos: tenemos que regresar a la esencia, a disfrutar la vida, que el niño aprenda a disfrutar la vida. ¿Cómo? Con humor y hecho así, como dices, artesanalmente: con papel maché, con madera, con telas, con cucharas.
Lady Lucas: Tenemos un número de son veracruzano y se nos ocurrió, con esas cucharas de mole grandotas, hacer unas jarochas y entonces bailan y zapatean. Nos fuimos a las comunidades mayas, ahora que tenemos una fundación y llevamos teatro a donde antes no llegaba, y salimos a dar las gracias con los títeres. Los niños de allá tienen celulares, pero no conocían los títeres, así que una niña le levantaba el vestido al títere y le preguntamos. ¿qué pasó? Y ella nos preguntó: “¿de dónde se prende?”. Y ya le explicamos qué era.
Nosotros no competimos con la tecnología, pero las cosas sencillas siguen sorprendiendo. Mientras los niños no pierdan la capacidad de sorprenderse, creo que el teatro seguirá existiendo. El teatro es un evento en vivo y eso no lo va a tener la tablet o la televisión. Es un fenómeno en el cual estamos en comunión con el público. Nosotros los que hacemos espectáculos para niños, tenemos una responsabilidad con ellos porque tenemos que atraparlos y así seguirán yendo a vernos.
AQ