Nacho Solares y Pepe Gordon, una amistad hecha de sueños, literaturas y otras cosas invisibles

Entrevista

En entrevista, los autores de 'Novelista de lo invisible' hablan de la habilidad de encontrar el lado fantástico de la realidad.

Los escritores José Gordon e Ignacio Solares. (Foto: Myrna Ortega)
Silvia Herrera
Ciudad de México /

Los afectos profundos —amor, amistad— pueden lograr que sucedan hechos mágicos como la telepatía. Esto lo han comprobado Ignacio Solares y José Gordon, como puede leerse en algunas páginas de Novelista de lo invisible (Grijalbo, 2023). En él hay una celebración de la amistad, sí, pero ante todo lo que muestra es cómo la obra de Solares se ha acercado a la otra realidad, esa que va más allá de los sentidos. En la siguiente entrevista, Gordon clarifica algunos de los puntos que se exponen en el libro; el maestro Solares también se halla presente, pero como tenía una incomodidad física su participación es breve.

José, ¿pudieras ampliar tu interés en la obra de Ignacio Solares y en particular sobre el tema del libro?

José Gordon (JG): Esto tiene que ver con una profunda amistad que ya lleva más de 40 años, en la que hemos compartido el sube y baja de la vida, nuestras lecturas, nuestros diálogos, nuestras películas… Estos diálogos se llevaron en un momento dado en restaurantes o en la casa de Ignacio Solares y no queríamos que se quedaran en la memoria.

Así, desde hace tres años nos comenzamos a reunir a conversar sobre estos temas que recurrentemente suceden en nuestras conversaciones, porque hay una serie de intereses comunes que tienen que ver, además, con la obra y el mundo de Ignacio Solares. Creo que este libro tiene que ver con las claves para de alguna manera descifran el porqué de sus exploraciones, de los mundos internos de sus novelas, de los mundos invisibles de los sueños, de los fantasmas que persiguen sus personajes, del delirium tremens, de la trascendencia descendente, pero también de la búsqueda de la trascendencia ascendente de lo sagrado. Y así es como Nacho nos va contando de sus experiencias, de cómo lo marcaron las alturas en su infancia, de su pasión por la escritura y por la literatura.

Como decía el novelista Amos Oz, cuando tuve oportunidad de conversar con él, la literatura tenía algo que ningún otro medio podía revelar: la capacidad de descubrir el lado invisible de lo visible. Y lo que me parece más interesante es que lo que parece ser el mundo imaginativo de Ignacio Solares —sus novelas, sus obras de teatro—, algunos las describen como literatura fantástica. Pero resulta que mucho de lo que se escribe ahí, tiene sus asideros en la realidad y eso es lo que me parece fascinante; los asideros en la realidad surgen de una percepción de una búsqueda que está conectada con el mundo y que es tan inverosímil a veces. En el caso de Ignacio Solares esas experiencias tienen que ver con la búsqueda de abrir la percepción, de abrir lo que la poesía solo puede abrir y que está bien representada en un poema de William Blake que decía que si se abrieran las ventanas de la percepción veríamos la realidad como es: infinita.

En cuanto a la percepción, además de Blake, también podemos citar a Aldous Huxley y en Delirium tremens el alcohol es igual un detonante de la experiencia de lo invisible, en donde también encontramos lo sagrado.

JG: Tienes razón en mencionar lo sagrado en esta búsqueda. Cuando conocí al maestro Solares fuimos al Reclusorio Oriente, en el que daba clases de meditación, y al maestro Solares le fascinó la idea de cómo detrás de las rejas se podía tener una experiencia de libertad. Y con experiencias que tenían que ver lo sagrado, con silencio, con serenidad. ¿Cómo era posible que esto pudiera darse en un reclusorio? Fue muy interesante, porque cuando llegamos al lugar Nacho tenía una curiosidad inmensa. Cuando nos conocimos hablamos de autores como Huxley y William Blake…

Ignacio Solares (IS): Y Bashevis Singer.

JG: Sí, también Bashevis Singer. Cuando llegamos al reclusorio había una celebración y estaban todos los reclusos bailando “El rock de la cárcel” y recuerdo la mirada de Nacho, curiosa y cómplice, de esto que parecía hasta surrealista y resulta que después de eso fuimos a un saloncito donde nos sentamos con unos reclusos que cerraron sus ojos y comenzaron a tener una experiencia de serenidad interna que describo en el libro con un poema de Wordsworth, muy hermoso.

Recuerdo que cuando salimos de ahí, había una sensación de encanto y de silencio y Nacho me compartió una lectura que es clave en lo que estás planteando ahora: Más allá de la muerte, en el que se registran ensayos de Arnold Toynbee o de Aldous Huxley; el ensayo de Huxley me parece fascinante para hablar de cómo se puede experimentar lo sagrado hoy en día. Huxley se hace una pregunta que parece muy simple pero que es profundamente reveladora. ¿por qué son preciosas las piedras preciosas? Resulta que no hay nada más duro y opaco que la materia de una roca, decía Huxley, pero él entonces plantea que cuando la piedra es cristalina y puede reflejar y filtrar luz nos recuerda que nosotros también. A pesar de que somos materia opaca y densa hay una zona en nuestro interior que también filtra la luz y recuerda algo que tiene que ver con una experiencia de lo sagrado que está ahí dentro de nosotros y que queda cifrado en casi todas las novelas de Nacho, y que es una constante búsqueda. En la novela No hay tal lugar habla de esa luz que encuentra en las estrellas que observa en la sierra Tarahumara y que de alguna manera son como piedras preciosas; nos hace resonar con una zona que está ahí profundamente en nuestro interior y que hay que explorar y hay que descubrir.

Y lo que me parece fascinante es que Nacho plantea que hay dos tipos de trascendencia al estar en estas búsquedas. Una es precisamente de la que estamos hablando: la ascendente, que de alguna manera se marca en la poesía, en San Juan de la Cruz; pero que también se puede dar en la trascendencia que Nacho llama descendente. Esta la explora en ese gran libro que parece novela que es reportaje que se llama Delirium tremens, en donde la curiosidad de Nacho lo lleva precisamente a ver cómo se dan estas experiencias cuando se toca fondo, cuando estamos en el fondo más profundo del infierno —el delirium tremens— y de repente resulta que desde ahí se abre la posibilidad de tener una experiencia trascendente, que es tal vez la única que hace que se pueda salvar gente que está allá en esos infiernos más profundos.

Nacho lo que busca es, sin prejuzgar, tratar de entender desde dónde y cómo se está dando la experiencia porque a lo mejor hay un grano de verdad que no estamos sabiendo atestiguar. Creo que eso nos pasa con lo sagrado: lo tiramos debajo de la alfombra, dejamos de hablar de ciertas experiencias que tienen que ver con coincidencias muy significativas.

IS: Déjenme decirles, creo que esto no se le he contado a Pepe, pero cuando me llevaron a los hospitales psiquiátricos en Rusia vi pruebas parapsicológicas impresionantes: había una pareja en la que él leía una página y ella otra y cuando los sacaban del trance ella se acordaba de la página que leyó él y él se acordaba de la que leyó ella, impresionante. Yo les decía “yo escojo la página para que no haya trampa”, y pom pom pom, respondían. Y quiero mencionar una frase, pónganla en mis labios, de Blake precisamente: “El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría”, nada más eso.

Portada de 'Novelista de lo invisible'. (Grijalbo)

La primera experiencia que comentas, romántica por lo demás, es la que le sucedió en la niñez cuando está en la sierra Tarahumara. Quiero enfatizar algo: la inocencia del niño no tiene prejuicios, cuando se crece se comienza uno a llenar de prejuicios que es necesario dejar de lado para reconocer lo invisible. ¿Qué piensan de eso?

IS: Muy bien, tal cual; lo suscribo.

JG: Fíjate que hay un escritor polaco, Bruno Schulz, que decía que hay que madurar hacia la infancia; hacia esa curiosidad y capacidad de asombro que tenemos precisamente cuando no tenemos prejuicios. Y yo creo que una clave de la literatura de Nacho tiene que ver con el juego, con esa capacidad de ver las cosas sin prejuicios para abrirse a mundos que siguen asombrándolo y si me interrogas a fondo en él vamos a ver la capacidad de un niño asombrado que está atestiguando el sube y baja de la vida y que sin embargo no deja de tener un registro que me parece muy importante. Yo creo que en el novelista Isaac Bashevis Singer, que es uno de los novelistas que apreciamos mutuamente Nacho y yo, hay una especie de lentes bifocales que, por un lado, no pueden dejar de ver el infierno, pero, por el otro, no pueden dejar de ver el cielo. Esa parte de ver el cielo, la que está en la literatura, es difícil de registrar porque se presta a la idea de que uno nada más está tejiendo una fantasía, cuando realmente lo que tenemos que preguntarnos es qué nos decía Aldous Huxley, y qué nos decía William Blake, y qué nos dice la gran música y qué nos dice la gran literatura sino la posibilidad de hablar a través de la novela que nosotros consideramos un universo de palabras unidas hasta la transparencia, tal vez podemos atisbar la inmensidad que nos habita, una inmensidad a la que no solemos asomarnos.

Los sueños también son una fuente importante para acercarse a lo invisible.

IS: Me sorprende que, de todas mis experiencias con los alcohólicos, hay algunas que son muy reveladoras para mí porque demuestran que hay otro grado de comunicación a partir de eso. Las puertas del vicio efectivamente te abren canales insospechados. Ahí me presentaron a una pareja separada que, en cierto momento, ya borrachos, sintieron que hicieron el amor y se acordaban muy bien como en un sueño. Luego decían, pero “porque no lo repetimos en la realidad” (risas), y regresaron. Pero qué desencadenó todo esto: un sueño. Entonces yo creo que no nos hemos dado cuenta de la fuerza que tienen todos esos hábitos, que a veces tomamos muy a la ligera.

JG: Esos hábitos nos impiden, a veces, asomarnos a otras posibilidades, ver las conexiones entre los mundos internos y los externos. Te comento algo que fue muy interesante para ver que la amistad, justamente, se nutre de que nos conectamos en los sueños. Resulta que hace varios años soñé que estaba leyendo una nueva novela de Ignacio Solares, hasta veía la portada y me asombraba, y el libro trataba de unos pasajes de Plutarco Elías Calles que tenían que ver con el espiritismo y que no se habían tocado dentro de su obra de teatro El jefe máximo. De repente, cuando desperté, me dije “qué interesante, Nacho tiene aquí una novela maravillosa en donde puede seguir explorando estas historias que están también revoloteando alrededor de este personaje”. Entonces, muy temprano en la mañana le hablé por teléfono, cosa inusual porque nos solíamos comunicar más tarde, pero fue tan vívido el sueño que se lo cuento a Nacho y del otro lado nada más había silencio. Pero resulta que Nacho ya empezaba los apuntes para hacer una novela sobre Plutarco Elías Calles y no se lo había contado todavía a nadie. Cuando llega a ser publicado, Nacho plantea que precisamente esta experiencia que tuvimos en el sueño le había dado la confirmación de que tenía que seguir escribiendo ese libro, no había vuelta de hoja. Yo con humor le dije que la verdad la portada del libro no era precisamente la que yo soñé.

Eso me recuerda un poco lo que pasa con Borges cuando tiene lo que le llama un don del sueño, en el que hubo un poema que le fue dictado en el sueño. Y entonces, cuando ya lo escribe con los ojos abiertos, le preguntan “oiga, y el poema ¿se transcribió tal cual?”, contestó “no, tenía un error dentro del sueño”. Eso nos habla de que la vulnerabilidad se da tanto en el sueño como en la vida real, pero hay vasos comunicantes sorprendentes y lo que me parece fantástico es que luego se dio la posibilidad de un juego muy hermoso en el libro, porque le dije a Nacho “oye, yo creo que te faltó un capítulo”, y cuando le cuento la parte en la que creo le faltaba el capítulo se nos encendieron los ojos a los dos y nos preguntamos “¿lo novelamos en vivo?”. Y lo que van a tener los lectores es la novelización en vivo entre los dos de uno de los capítulos que podrían haber estado dentro de ese texto que se nos apareció en el sueño. Esto habla del espíritu de juego que existe entre los amigos.

AQ

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