Alguna vez Beatriz Espejo afirmó en un taller —palabras más, palabras menos— que un buen cuento es aquel “que permanece rebotando en el cerebro del lector durante mucho tiempo”. “Su lectura”, agregó, “debe producir una sensación similar a la de haber visto una buena película, de esas que recordamos gracias a ciertas escenas memorables”.
Atendiendo a los preceptos anteriores, puedo decir que el libro Cómo vivir sola después de los cuarenta (Ficticia Editorial/ Secretaría de Cultura de Jalisco 2023), de Ileana Garma Estrella, está integrado por un septeto de buenos cuentos, pues los días posteriores a su lectura, me resultó imposible sacarme sus imágenes de la cabeza.
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Las brillantes larvas colgantes que anteceden a las crisálidas en que se convierten los niños pequeños en “No extraño nada”, aparecieron en mis sueños varias noches. El cuerpo de la protagonista de “La batalla” que “mostraba líneas irregulares protuberancias y cicatrices extrañas” debido a los mordiscos que le propinan sus hijos, no pude eliminarlo con facilidad de mis pensamientos. Tampoco me fueron sencillas de olvidar las “extremidades blanquecinas y rugosas” del pequeño Ricardo, el niño utilizado como rata de laboratorio por su propia madre en “Olas verdes”.
Narradas con una pluma certera y sutil, las historias que componen Cómo vivir sola después de los cuarenta tratan de madres hartas de sus hijos, de mujeres que encuentran en la anormalidad una respuesta a su desesperación por terminar con su idílico papel en la familia.
“El hilo conductor es la maternidad, pero los cuentos hablan de la soledad, de lo difícil que es ser un ser humano profesional cuando tienes hijos, de las nuevas infancias y los nuevos retos, de lo complicado que es abordarlo desde toda la información que tenemos hoy”, dice la autora en una entrevista acerca de este volumen, ganador del Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2022.
¿Y cómo no estar de acuerdo con ella si a los que somos padres sus historias nos remiten de inmediato a la difícil etapa de crianza de nuestros hijos? Por ejemplo, Rogelio y Rubén López, los hermanos salvajes del cuento “Niños” constituyen una metáfora perfecta de lo que podría sucedernos de continuar con la moda de evitar reprender a los hijos “para no ocasionarles traumas”. Narrado polifónicamente a través de voces ajenas a los padres, el relato da cuenta de cómo los consentidos hermanos López terminan internados en un centro de readaptación comunitaria para niños rebeldes, mientras sus desconcertados progenitores son juzgados por las autoridades.
No es casual que la mayoría de los cuentos tengan como protagonistas principales a mujeres solas, divorciadas o a punto de serlo. Esta condición es aprovechada por la autora para colocarlas en situaciones límite. El papel de sus personajes masculinos, por el contrario, es pasivo; a ellos les toca representar la normalidad en la relación de pareja. Al término de la lectura, es fácil notar que la colección funciona como una unidad porque sus protagonistas son en realidad una misma: rara vez se les describe físicamente, todas tienen hijos, son profesionistas, aparentan ser seguras de sí mismas, pero están pasando por una severa crisis existencial.
Hay un cuento en especial que representa bien lo anterior. Me refiero al que da nombre a la colección. En la historia, Fátima, madre de dos hijos y esposa de Javier, un “emprendedor” con serios problemas económicos, como respuesta a su debacle familiar, decide seguir los consejos de un video que encuentra en YouTube: Hábitos domésticos que deben adquirirse después de los cuarenta:
“No se le volvería a escapar el dinero. Miró los consejos para ahorrar, la manera de mantener una casa limpia sin invertir mucho presupuesto, estrategias para hacer las compras, la manera correcta de escurrir los platos, cómo alargar la vida de los electrodomésticos”.
Decidida a empezar de cero, Fátima acepta la sugerencia del marido de comprar una casa nueva a crédito para deducir los intereses y no pagar impuestos. Mientras tanto, intenta buscar respuesta a sus inquietudes en videos para amas de casa, obsesionándose cada vez más con lo que dictan los influencers. El desenlace, como en todos los cuentos del libro, es desesperanzador. Para Fátima, independientemente de la reivindicación femenina que propaga, el mundo de hoy carece de sentido.
Gracias a sus poderosas imágenes, originalidad y eficaz tratamiento de la problemática femenina en el siglo XXI, los relatos que conforman Cómo vivir sola después de los cuarenta funcionan como un escaparate psicológico de lo complejo que resulta para las mujeres de hoy asumir su rol de madres en la familia. Y confirman, además, a la yucateca Ileana Garma-Estrella, como una narradora madura que, sin utilizar fórmulas ni trucos, avanza con paso firme por el sinuoso sendero del cuento en México.
AQ