Reconocerse y perderse

Libros | A fuego lento

'Playa Bagdad', de Antonio Ramos Revillas, es una historia sobre las relaciones que desaparecen y se llevan consigo a las personas.

Portada de 'Playa Bagdad', de Antonio Ramos Revillas. (Alfaguara)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Playa Bagdad es un caserío desahuciado donde las aguas del río Bravo desembocan en el Golfo de México, un paradigma de la ruina económica a unos cuantos kilómetros de Matamoros. Se diría que es un lugar, y lo es, pero su naturaleza insinúa más una geografía impalpable que atrae y cobija a quienes han decidido darle la espalda al pasado, borrar con todo. Esta suerte de espejismo desesperanzador da título a la más reciente novela de Antonio Ramos Revillas, que se ha puesto a interrogar a esa sombra escurridiza que es la identidad.

Playa Bagdad (Alfaguara) es la historia de una pérdida —o una huida— y una búsqueda inútil. Sus protagonistas, los hermanos Santiago, han trazado sus vidas con líneas que solo se han tocado para sumar nuevos agravios e intercambiar indiferencias. Y resulta que ha llegado la hora de saldar cuentas para desmentir la solidez de los vínculos familiares. Pero no vaya a creerse que nos movemos en los terrenos de la violencia física y no de la invalidez emocional. Con agudeza narrativa, Ramos Revillas representa el antiguo juego del gato y el ratón: el hermano menor busca sin tregua al mayor que, víctima de un delirio, ha creído perder a sus padres en Matamoros y termina desapareciendo en Playa Bagdad luego de sembrar pistas venenosas que días después conducirán hasta su ya existencia fantasmal.

No hay gran cosa qué decir de la escritura, que por momentos trastabilla y aun se despeña. Lo en verdad cautivante de Playa Bagdad es la arquitectura que hace posible volver y asomarse a los momentos estelares en la relación de esos hermanos cuando el presente —la fuga y la búsqueda, un paréntesis de tan solo cuatro días— necesita motivos para justificar la imposibilidad de toda reconciliación y todo regreso.

El lector no pierde nunca de vista que anda en Matamoros, el Sumo Depredador de los pasos fronterizos, parque temático de narcos y traficantes de órganos, la tierra de nadie que solo da para quemarse con algunos desconocidos bajo el sol y carne asada en un patio polvoriento, Adonde vayas, si es que tienes vocación de indiferente al noticiero o explorador, te asalta siempre un relato de desaparecidos. Antonio Ramos Revillas ha sido capaz de nadar a contracorriente: ahí también es posible desaparecer por elección.

Playa Bagdad

Antonio Ramos Revillas | Alfaguara | México | 2024

AQ

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