Hace más de un año que mi lugar favorito de Madrid está cerrado. En el Corral de la Morería, el mejor tablao flamenco del mundo, del que ya les he hablado otras veces en este espacio, la pandemia impuso el silencio. Ni hay cante ni toque ni baile ni ná porque el bullicioso público está ausente. Y no hay fecha para reabrirlo. De momento, por lo menos, no ha anunciado su cierre definitivo, como ya lo han hecho otros tablaos históricos en esta ciudad (el Villa Rosa o Casa Patas).
El quejío bravío, sin embargo, va a ser revivido en los próximos días, no sólo aquí sino a lo largo y ancho de cuatro continentes, gracias a que al Instituto Cervantes le ha dado por celebrar su 30 cumpleaños con palmas y oles.
El otro día lo anunciaron, con aforo reducido, en el Salón de Actos de la institución que enseña y difunde nuestra lengua desde la céntrica calle Alcalá. Ahí estaban Rocío Márquez, Carmen Linares, Marina Heredia y Arcángel, estrellas y activistas del folclórico género musical. El programa del Congreso Mundial del Flamenco, que se extenderá hasta el próximo año, está inspirado en el célebre Concurso de Cante Jondo de Granada, en el que también participaron intelectuales como Federico García Lorca, Manuel de Falla o Albéniz, y que en 2022 cumplirá 100 años de haberse llevado a cabo, y pretende erigirse como un espacio de reflexión a través de cinco líneas temáticas: la palabra, el cuerpo, la transformación y el futuro, el mestizaje y la diversidad, y las emociones.
El objetivo es dejar claro en África, América, Asia y Europa que el flamenco (Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 2010) es “alta cultura con raíces populares” y, de paso, se le rendirá un magno homenaje al cantaor Enrique Morente (1942-2010) en Buenos Aires, “porque su figura representa la hermandad de los flamencos con los poetas”.
Poesía y flamenco siempre han ido de la mano. Se atraen, entienden y se complementan. “Porque los dos se ocupan de lo que uno siente y de lo que uno vive”, apostilla Arcángel. “La unión de nuestra música con la palabra es indisoluble”, ataja Rocío Márquez, “es una relación en la que han participado gente tan importante como García Lorca o Juan Ramón Jiménez”. Rocío y Arcángel encabezan la Unión Flamenca, una asociación de artistas profesionales del flamenco creada el año pasado, cuando la pandemia puso en jaque su arte y empezaron a desaparecer escenarios y festivales que solían acogerlos. Entre otras cosas, han recurrido al Cervantes para que el estudio, la enseñanza y la difusión del flamenco formen parte de las actividades del Instituto en sus diferentes sedes en el exterior. “Porque el flamenco es parte fundamental de la Marca España”, subraya Carmen Linares quien, por cierto, en su último disco ha ‘aflamencado’ un puñado de poemas de Miguel Hernández.
Con la dictadura franquista, los intelectuales fueron alejándose del flamenco y comenzaron a considerarlo un mero “entretenimiento folclórico” o, incluso, parte de la propaganda del régimen. Así que empezó a ser más apreciado en el extranjero y no tanto en España, donde prácticamente sólo se les ofrecía a los turistas. Luego, por fortuna, irrumpieron los ensayos de Félix Grande y los artículos de José Manuel Caballero Bonald, que reflejaban respeto y admiración por este añejo arte y recondujeron su percepción y prestigio. Pero sin la poesía esto no hubiese sido posible. Cuando José Menese cantó a Miguel Hernández y a Quevedo y cuando Enrique Morente recuperó a los poetas barrocos y renacentistas en su disco Misa Flamenca, la dimensión del cante jondo se reafirmó y popularizó de manera definitiva.
Hoy Rocío Márquez, Carmen Linares y Marina Heredia continúan recurriendo a los poetas, aunque dándole prioridad a la ‘poesía culta’ y haciendo a un lado parte de lo popular. “Porque ahora hay que fijarse en la letra. Ahora no puedo cantar aquello de ‘mi marío me ha pegao/ porque no le hice patatas con bacalao./ ¡Hay que ver cómo me he malacostumbrao!’ Pues algo así, ya no”, explica Rocío Márquez.
El Congreso Mundial del Flamenco comenzará a en África, con el espectáculo Tiempo de Luz, protagonizado por Arcángel, Carmen Linares y Marina Heredia. En el Salón de Actos del Cervantes, con voz mañanera, sin calentar, los tres cantaron a capella el fragmento de una de las canciones de ese Tiempo de Luz y yo no pude evitar acordarme del Corral de la Morería. ¡Ole y ole, señora y señore!
AQ