Tras una infructuosa noche de pesca, Cristo le indica a San Pedro y a sus compañeros de faena el punto exacto donde deben echar las redes para conseguir una captura abundante. Es un día luminoso y de aguas tranquilas y transparentes en el lago de Genesaret y, en efecto, las dos embarcaciones de este bendecido grupo de hombres no tardan en llenarse de peces. Por eso Pedro no duda en arrodillarse para darle las gracias al Señor, mientras en el horizonte confluyen la ciudad de Cafarnaún y sus riberas. Así lo contó San Lucas en su Evangelio y así lo hizo plasmar Rafael Sanzio (1483-1520) en un monumental tapiz de sedas blancas y azules titulado, cómo no, La pesca milagrosa, que ahora se exhibe por primera vez al público como epílogo de la conmemoración internacional del quinto centenario luctuoso de uno de los pintores más importantes de la historia del arte.
- Te recomendamos La India en alto contraste de Steve McCurry Laberinto
Esta estampa es la primera que uno se encuentra al llegar a la Galería del Palacio Real, en la Plaza de Oriente de Madrid, donde otras ocho piezas completan la exposición Rafael en Palacio. Los tapices de Felipe II, el mejor lugar para poder apreciar con altura, profundidad y distancia una de las colecciones más extraordinarias del Renacimiento.
El origen de esta serie apostólica se remonta al encargo que Rafael recibió en 1514 por parte del Papa León X para realizar, a escala natural, los cartones de 10 tapices que, durante las ceremonias más solemnes, vestirían la parte baja de la Capilla Sixtina. El pontífice y su círculo de teólogos escogieron un programa iconográfico que subrayaba la legitimidad del Papa como sucesor de San Pedro y la misión de la Iglesia de predicar la palabra de Cristo. Rafael llevó a cabo una minuciosa labor de documentación e, incluso, ordenó la presencia permanente de un ayudante que le leyera en voz alta los textos canónicos.
El resultado de su trabajo fue un compendio de composiciones de paisajes y arquitecturas elaboradas según los principios renacentistas de la perspectiva y la geometría y de figuras humanas a escala natural en las que se advierte un perfecto conocimiento de la anatomía, la escultura clásica y la expresión de estados de ánimo. Pero tal vez el esplendor de la colección no hubiese sido posible sin la técnica con la que los tapiceros de Bruselas trasladaron los cartones de Rafael al juego de trama y urdimbre en hilos de oro, plata, seda y lana. Rafael, sin embargo, murió de forma repentina el 6 de abril de 1520, día de su 37 cumpleaños, y sólo llegó a ver expuestos siete de esos tapices en la Capilla Sixtina.
No obstante, el impacto de su trabajo fue tal que las Casas Reales europeas encargaron varias réplicas pero, con el paso del tiempo y el devenir de los acontecimientos históricos, la mayoría de ellas se perdió. La de Francisco I de Francia, por ejemplo, durante la Revolución Francesa, y la de Enrique VIII de Inglaterra en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. La que adquirió el español Felipe II cuando se iba a casar con María Tudor es la que mejor se conserva y por eso ahora han decidido exponerla.
Observar con detenimiento cada una de las escenas requiere tomar distancia e ir, de preferencia, por la mañana pues la luz natural que dejan entrar los enormes ventanales de la Galería favorece la visita. Son escenas bíblicas pero no importa si uno es cristiano o no, porque de lo que se trata es de ver formas, paisajes, expresividad en los rostros y el manejo de los colores. No son muchos pero son muy grandes y en ellos San Pedro comparte protagonismo con San Pablo. El primero pesca, apacienta ovejas, recibe las llaves del cielo, cura a un paralítico y reparte ganancias entre los necesitados, y el segundo presencia lapidaciones, pide el cese de la sangre, convierte a los que no creen e instaura la nueva doctrina (con el Papa León X colándose en un tapiz porque, claro, él fue quien encargó todo y quien paga… ya se sabe).
En un día frío y nublado, la reina Letizia (bien abrigada y elegante hasta con tapabocas) inauguró la exposición (abierta al público hasta abril de 2021), puso mucha atención a las explicaciones de la curadora y la vi fulminar con la mirada a una graciosillo que le preguntó: “Majestad, ¿a que estas navidades o en Semana Santa estaría bien tener uno de estos tapices para decorar el salón de casa?”
AQ