Heredera de novelas como Tristram Shandy o Ulises, Rayuela ha estado rodeada de un halo mítico que ha hecho que muchos lectores se acerquen a ella con cierto miedo reverencial o que ni siquiera se acerquen, por no sentirse a la altura del juego literario que propone el autor. No es el caso del artista peruano Fernando Bryce que, tras ese primer intento fallido, se enfrentó a la obra de Julio Cortázar sin caer en la solemnidad y con grandes dosis de humor.
Cortázar publicó Rayuela en 1973, una novela con la que, según sus propias palabras, intentó “escribir un libro en donde el lector, en vez de leer la novela así, consecutivamente, tuviera en primer lugar diferentes opciones. Lo cual lo situaba ya casi en un pie de igualdad con el autor, porque el autor también había tomado diferentes opciones al escribir el libro”. Sesenta años después, la obra más famosa del escritor argentino ha inspirado Rayuela/El orden falso, una exposición colectiva en la madrileña galería Marlborough.
Una de las piezas que Bryce expone aquí es un dibujo a tinta que incluye algunos de los acontecimientos acaecidos entre la publicación de la novela y la aparición de la siguiente obra del escritor en 1973. “Es una pieza que repasa las noticias que interesaron a Cortázar en ese tiempo. Por ejemplo, la dictadura de Onganía, el mayo del 68, el Cordobazo, el encuentro del escritor con Allende en 1970, la masacre que Trelew, las acciones del ERP y Montoneros, el regreso de Perón, la matanza de Ezeiza o noticias un poco más anecdóticas, como la subida del coste de la vida en la Rive Gauche que era donde vivía Cortázar y que acabarían dando lugar a El libro de Manuel, un trabajo del que se llega a disculpar ante los lectores porque era mucho más político que los anteriores. Aunque aparentemente parezca todo un poco inconexo, hay un hilo narrativo en todo ello, lo mismo que sucede con Rayuela”, explicó la otra noche, en la inauguración de la muestra, el artista plástico (experto en collage).
Según Cortázar, a la hora de enfrentarse a Rayuela el lector tenía diferentes posibilidades: “dejar de lado una parte del libro y leer otra, o leerla en otro orden y crearse un mundo en el cual él desempeñaba un papel activo”. A pesar de que el autor reconocía que la mayor parte de lectores habían acabado aceptando la novela en su conjunto como un libro, “lo que la había convertido en una novela como cualquier otra”, tampoco olvidaba que “muchos de esos lectores han sentido que se les reclamaba una participación más activa. Es lo que yo llamo en el libro el lector cómplice”.
El argentino los encontró, claro, de la misma manera que ahora le han florecido artistas cómplices, pues Rayuela/El orden falso reúne un total de catorce artistas con una amplia trayectoria internacional, algunos de los cuales han producido obra original para la muestra y otros han recuperado piezas ya existentes y que ahora, por esos vericuetos de la obra de Cortázar, encajan perfectamente en la propuesta de Octavio Zaya, el curador de todo este microuniverso visual. “La galería me invitó a realizar una exposición de artistas latinoamericanos, pero ya he realizado varias y necesitaba encontrar una excusa que aglutinase a todos esos artistas. Recordé el aniversario de Rayuela, libro que inició el boom latinoamericano y que para mí fue muy importante. Además, tenía la ventaja de ser una novela que permitía a los artistas indagar en los diferentes aspectos de una obra interminable, porque el hecho de que se pueda leer de diferentes formas lo convierte en un libro infinito”, contó Zaya entre vinos, canapés y una ristra de gente apretujada en el local.
Entre las piezas que ya existían se encuentra una alfombra tejida por Marilá Dardot y Flavio Morais, que reproduce la portada de la primera edición de Rayuela en Sudamericana o una instalación de Amalia Pica que explora la figura de La Maga a través de una veintena de libros en los que se han seleccionado fragmentos referentes a ese carismático personaje. Entre los autores que han creado obra nueva expresamente para la ocasión están Tania Candiani, con una instalación en papel y metal cuyo efecto se asemeja a las páginas de un libro, y el propio Fernando Bryce, con su serie de dibujos en tinta sobre papel de diferentes formatos que, tal vez, sean las obras que más se acercan a la obra de Cortazar y a su contexto histórico político.
AQ