¿Socialismo en Yucatán?

Libros | A fuego lento

El mismo silencio, de Adolfo Calderón Sabido, demuestra que el pasado no es pasado en tanto aún hay mucho que contar.

Portada de 'El mismo silencio', de Adolfo Calderón Sabido. (Nitro/Press)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Hecha de momentos breves, de retazos confeccionados por un coro polimorfo, El mismo silencio (Nitro/Press) alienta una interrogante que, a estas alturas de nuestra historia literaria, parecería ociosa: ¿la revolución mexicana puede ser todavía una fuente argumental de la novela? Respuesta: por qué no, por qué negarle otra oportunidad, sobre todo después de tantos Cortés, Moctezuma y Malinche que la conmemoración del quinto centenario de la caída de Tenochtitlan trajo al mundo.

Adolfo Calderón Sabido narra la incursión militar y política del general Salvador Alvarado —nacido en Culiacán y aspirante a estadista y escritor— a Yucatán durante los años en que Venustiano Carranza encabezaba a las fuerzas revolucionarias. No fue solo una ocupación; fue el choque de los antiguos privilegios de “casta” y los vientos renovadores que algunos ideólogos llamaban “socialismo”. Esa es, al menos, la visión general porque Calderón Sabido procede como novelista, es decir, con la intuición de que tratándose de la historia no hay solo líderes que habrán de terminar convertidos en estatuas sino figuras pequeñas y medianas capaces de alcanzar la dimensión de personajes.

De ahí las muchas voces en juego, que contradicen, alimentan o protegen cierta versión de los hechos, tan diversas en sus orígenes y ambiciones que producen un efecto de conspirativa ambigüedad. Narra el teniente arrastrado a la “bola” y la india, “una pieza más del inventario”; narra el anticlerical Salvador Alvarado y “el titiritero mayor de Yucatán”, ya lastimero y exiliado en Cuba; narra la rica hacendada que ha sabido obtener provecho de las nuevas circunstancias y el oficioso defensor de las tiendas de raya y el derecho de pernada; narra el santero cubano y… Felizmente, el autor ha dejado todo en boca de sus marionetas. Si alguna conjetura barruntamos es la de las rancias aspiraciones centralistas por someter a las provincias.

¿Así que la novela de la revolución mexicana no es cosa del pasado, una memoriosa antigualla? No, mientras renuncie a servir como excusa de proyectos políticos o del criterio pueril de un caudillo. El pasado es, según inferimos de la lectura de El mismo silencio, también un hecho literario.

El mismo silencio

Adolfo Calderón Sabido | Nitro/ Press | México | 2021

AQ

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