Una mujer con un bulto entre las piernas. De esta manera se presenta la protagonista de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets): Leonardo, transfigurado en la poeta y fotógrafa Cayetana de la Cruz Schneider. El extrañamiento, y el desdén social y familiar, son aún mayores porque no vive en esta era de vindicaciones identitarias sino en los tiempos que corren desde finales del porfiriato hasta 1926. Sabemos de Cayetana por sus diarios —una serie de estampas dramáticas— y por las entrevistas que concede a un joven periodista. Así que Évolet Aceves ha elegido la primera persona para confeccionar una novela sobre la libertad enfrentada a la condena biológica.
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Las primeras páginas de Tapizado corazón de orquídeas negras son no solo un homenaje a la estética modernista sino a una sensibilidad predispuesta a la fetichización de los objetos y los escenarios. El encuentro del niño Leonardo-Cayetana con los botines de tacón Luis XV, con los vestidos y las medias de su madre tiene el efecto de una liberación y a la vez de exclusión: lo acerca a sí mismo pero lo aparta del mundo. Esos momentos, los del descubrimiento de los deseos y los actos profundos de su cuerpo, y los de la conciencia adquirida de una “virilidad impuesta”, son lo mejor de la novela, sobre todo por su profundidad psicológica y su exquisita suntuosidad.
Pero esa suntuosidad termina jugando en contra de Évolet Aceves. Leamos el párrafo siguiente: “Fue tanta la gracia que la insistente abeja me causó, que fracasé en mi sincero intento y una fuerza endemoniada me poseyó, haciendo brotar, como géiser alucinante en plena erupción, una temible risa que salió sin tregua de mis pequeños y delineados labios”. ¿Por qué ganar la guerra contra lo ordinario a fuerza de adjetivos, de fuegos de artificio? Los estados de ánimo, la mezcla de vanidad y orfandad existencial que acompañan a Cayetana, su estudiada pose de elegancia esperpéntica, terminan reducidos a una caricatura frente a la intervención de un estilo presuntamente barroco. No hemos llegado a la mitad de Tapizado corazón de orquídeas negras y ya tenemos un regusto empalagoso. Otra novela, bien temperada, habría llegado a nuestras manos si hubiera renunciado a tanto plumaje y pedrería.
Tapizado corazón de orquídeas negras
Évolet Aceves | Tusquets | México | 2023
AQ