Teatro surgido bajo las bombas

Café Madrid

La compañía ProEnglish Theatre se refugia en un sótano del centro de Kiev donde actúan para los vecinos que necesitan, también, refugiarse emocionalmente de la deshumanización bélica.

Anabell Sotelo, actriz y traductora. (Foto: ProEnglids Theatre)
Víctor Núñez Jaime
Madrid /

Cuando el pasado 24 de febrero el ejército ruso empezó su invasión a Ucrania, la compañía teatral ProEnglish Theatre preparaba una obra basada en la novela La ladrona de libros, de Markus Zusak. Mientras las bombas estallaban y el estupor se apoderaba de toda Europa, varios de los integrantes de este colectivo escénico independiente hicieron las maletas y salieron de sus casas rumbo al local donde desde hace ocho años presentan sus trabajos, ubicado en el sótano de un edificio del barrio de Shuliavska, en el centro de Kiev. Todos hicieron de ese espacio su refugio y, para calmar la ansiedad y la incertidumbre de la situación, comenzaron a ensayar la obra que finalmente titularon El libro de las sirenas. No tardaron en estrenarla ante un público conformado por los vecinos del lugar y, varias semanas después, mientras la guerra continúa, han venido a España para presentarla en cuatro ciudades.

“No estamos haciendo una gira. Ojalá fuese así. Sólo hemos aprovechado la invitación de la Fundación Fair Saturday y queremos demostrar que para nosotros el arte, o la cultura en general, es una forma de resistencia ante la barbarie”, me dijo la actriz Anabell Sotelo, protagonista de la representación teatral, poco antes de subirse al escenario.

Sotelo tiene 27 años, unos ojos tristes que no corresponden a su sonrisa perpetua y es hija de madre ucraniana y de padre nicaragüense. Por eso habla español. Vestida de gris, sobre las tablas se apoya en unas latas, una bolsa de dormir, unos libros y un teléfono celular para contar la historia de Liesel Mieminger, una niña que durante la Segunda Guerra Mundial encontró en la lectura una realidad paralela para sobrevivir.

Además de actriz, Anabell Sotelo es editora. Antes de la pandemia publicó en su pequeño sello independiente, Compás, la traducción al ucraniano de El olvido que seremos, escrito por el colombiano Héctor Abad Faciolince. El autor tenía planeado viajar a Kiev en 2020 para presentar el libro, pero la pandemia se lo impidió. Quiso ir esta primavera, pero la guerra no lo dejó. A él le parece fascinante ver su obra más emblemática en una lengua “tan rara” y le satisface que en estos momentos alguien en Ucrania pueda adentrase en la historia de su padre para aislarse, aunque sea por un rato, de la cruel realidad.

La otra tarde, después de la escenificación de El libro de las sirenas, el escritor se subió al escenario del Teatro EDP, en la Gran Vía madrileña, y comentó que “el título de la obra puede hacernos pensar en un paraíso, pero aquí las sirenas son de otro tipo. Son las que anuncian un bombardeo. Y no crean que Anabell está haciendo una metáfora. Nos ha dado cuenta de su propia vida en la actualidad. Porque, claro, ella ha podido venir a darnos su testimonio, pero los hombres no pueden salir de Ucrania”.

De los 20 miembros del ProEnglish Theatre, la única compañía teatral en toda Ucrania que representa obras en inglés, sólo seis continúan activos. Los demás se han exiliado o se han alistado en las tropas que tratan de impedir el avance del ejército ruso. Desde hace ya tres meses, cada que suenan las sirenas antiaéreas, los actores abren las puertas de su local y acogen hasta 50 vecinos del barrio. “La mayoría sale cuando se acaba el estruendo. Pero algunos, sobre todo la gente que tiene niños o abuelos muy mayores, se quedan a dormir y a comer con nosotros”, dice Anabell Sotelo, quien durante los ensayos de esta obra en su “búnker cultural” pudo encontrar la calma y mantener la esperanza de que su país no acabará en manos de Vladimir Putin. “Cada ensayo se convirtió en el antídoto contra la deshumanización bélica. Una vez estaba tan metida en la obra que no escuché las sirenas. Fue algo mágico, de verdad. Por eso digo que si tenemos arte, la vida continúa”, agrega la actriz.

Después de presentarse en Bilbao, Aranjuez y Madrid, El libro de las sirenas viajó al Mediterráneo, para encontrarse con una comunidad de ucranianos que vive en Alicante (Valencia) y recaudar fondos para ayudar a sus compatriotas que, a pesar de los pesares, no se dan por vencidos. “Al volver a Kiev seguramente pondremos en marcha otros dos proyectos teatrales. Uno es sobre los poetas que los soviéticos fusilaron en 1937 y el otro es una comedia. Porque las risas siempre dan fuerza y nosotros necesitamos mucha”, reflexionó Anabell Sotelo antes de recibir un sonoro y solidario aplauso del público madrileño.

AQ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.