Vecindad de Montaigne

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Juan Malpartida celebra la riqueza literaria del inventor del ensayo con un libro que entrelaza recursos para acercarnos a su moderna visión de la humanidad.

Michel de Montaigne, filósofo del Renacimiento francés.
Armando González Torres
Ciudad de México /

Bien se sabe que uno puede volverse vecino y coetáneo de los escritores más alejados en el espacio y en el tiempo, gracias a la comunión y mímesis creativa que propicia la lectura.

Mi vecino Montaigne de Juan Malpartida (Madrid, Fórcola, 2021) es un homenaje narrativo y digresivo a la figura y la obra del inventor del ensayo. Con el pretexto de Montaigne, Malpartida construye piezas fragmentarias, llenas de añoranza y poesía, en torno a la vida y la escritura. Se trata de una expresión híbrida, que mezcla la biografía, la historia, la fabulación y la autoficción y que gusta pasearse, y a veces extraviarse, en los más diversos tópicos, desde el arte de la novela hasta la construcción de la identidad o el debate científico en torno a la física, la biología y la neurociencia.

A lo largo del libro se entrelazan variados recursos literarios: el intercambio epistolar con una supuesta historiadora que el autor conoce en Burdeos en una visita al castillo de Montaigne; la elucubración de un desaforado y deslumbrante pic-nic en el que algunos de los más eminentes científicos contemporáneos discuten el origen de la vida, los mecanismos cognitivos humanos y la génesis de la moral; ejercicios narrativos en torno a la marca fatal de la historia en las vidas de ciertos individuos o intensos, aunque sobrios, retazos autobiográficos.

El libro, desde luego, tiene como eje la existencia de Montaigne, su prodigioso temperamento, el tiempo convulso que le tocó vivir y ese equilibrio vital, intelectual y político que desplegó ante la intolerancia y la violencia. Porque, en una época de sangrientas disputas, Montaigne se refugió en una hermandad imaginaria de la inteligencia y, con sus dilectos difuntos, cultivó un auténtico arte de la concordia.

'Mi vecino Montaigne', de Juan Malpartida. (Fórcola)

Ante todo, Malpartida habla de ese placer de Montaigne en practicar la conversación interior supliendo con la plática escrita la soledad y en intentar descubrirse mediante el registro cotidiano de un “yo” frágil y movedizo. Si bien Malpartida recrea al ensayista con fidelidad y apego a las fuentes más reputadas, también se permite afortunadas libertades como un encuentro imaginario entre Miguel (de Cervantes) y Michel, en el famoso castillo del bordelés. Malpartida dialoga con Montaigne, sus clásicos grecolatinos y sus contemporáneos, pero extiende el coloquio e invita a otros interlocutores, dispersos en los siglos subsiguientes, como Machado, Nietzsche, Kafka, Sánchez Ferlosio y Cioran (o a la pléyade de científicos del pic.nic) que seguramente habrían congeniado con el escritor francés.

Esta conversación ampliada sirve para constatar la insólita modernidad de Montaigne y la vigencia de sus intuiciones (tan cercanas a los más fecundos desarrollos de la filosofía y la ciencia contemporáneas). Tras su errancia en el tiempo en pos del ensayista y de sí mismo, Malpartida se vuelve vecino, y hermano de Montaigne, por esa sapiencia, nostálgica pero sonriente, con que ambos aquilatan la aventura de vivir.

AQ

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