Una vez que el covid-19 se instaló con descaró en nuestras vidas, la Coordinación de Difusión Cultural y Extensión Universitaria y Publicaciones de la UACM llamó a un concurso para premiar a las crónicas que dieran cuenta de esta edad de confinamiento y zozobra. El resultado es Un virus sin corona, 24 textos escritos entre marzo y agosto de 2020 (más 18 recomendados por los jurados para su publicación).
Esas crónicas tienen lo mismo la forma de una confesión, un arrebato, un delirio, un grito, una llamada de auxilio, una reflexión o un doloroso adiós a todo lo que ya no es. Provienen mayoritariamente de académicos, profesores, estudiantes y aspirantes a poetas o narradores. Carecen de valor literario pero ostentan una cualidad que suele revelarse cuando nos preguntamos por el sentido de la vida: expresan un estado de ánimo en momentos en que casi nada está dado y casi nada encuentra justificación.
- Te recomendamos Lucía María escribió un contrapoema que desafía a la figura endiosada de Octavio Paz Laberinto
Por su disposición periódica, consignan nuestros cambios de percepción y, aún más, nuestras reacciones frente al irremediable enfrentamiento con una realidad que a grandes tramos se volvió cada vez más estrecha e irrespirable. De esta manera, con calendario en mano, constatamos la desconfianza inicial de una viajera que atraviesa la frontera entre México y Estados Unidos después de una larga estancia en Hong Kong, y el saldo final del diagnóstico positivo que aguarda como un animal ponzoñoso bajo un almohadón de plumas. Entre una y otro, ante nosotros se proyectan algunas escenas que, no por conocidas o presentidas, dejan de mostrar el lugar que ahora ocupa la impotencia. Ahí están la mujer que descubre la música en sus largas sesiones de silencio, la vecina que accede a platicar con un vecino impertinente que habla de informes “politizados”, el testamento de quien se sabe un sobreviviente y ya sólo puede olfatear las aceras, los fieles compañeros de la muerte y hasta los creyentes en la nueva escalada de los Sabios de Sión y los agoreros que invocan a Guillermo del Toro para que conduzca el apocalipsis.
La tentación de explicar nuestro mundo enfermo o castigado guía los esfuerzos de quienes han sido convocados por Un virus sin corona. Esa mera tentación es suficiente para reservarle un lugar en nuestra memoria, tan maltrecha por las homilías edificantes que ignoran los temblores seculares.
Un virus sin corona
Varios autores | UACM | México | 2020
AQ