La primera catástrofe a la que sobrevivió el artista multimedia mexicano Rodo Guadarrama fue el terremoto de 1985. Estaba de vacaciones en casa de su abuela, en la Ciudad de México. Recuerda un polvo blanco cayendo sobre su cereal de colores y un ruido que jamás olvidará.
“Soy de Guadalajara, pero estaba de vacaciones por un mes en casa de mi abuela, en el entonces DF. De pronto, mientras desayunaba, comenzó a caer cal del techo y me di cuenta de que estaba temblando. Era un niño. En el fondo de la casa, mi abuela estaba lavando ropa y no la podía ver por una semipenumbra, pero se escuchaba la lavadora de la casa sonando: cachún, cachún, cachún”, explica.
La segunda catástrofe a la que sobrevivió, fue el estallido de una bomba terrorista el 7 de julio de 2005 en el Metro de Londres, donde estudiaba escenografía mientras pasaba por una profunda depresión que estaba pasando por alto. Siempre tomaba los vagones de las 7:30 de la mañana, sin embargo, "ese día tuve una llamada que me dijo que tenía que llegar más tarde, así que me esperé en la estación para subirme al de las 7:45. El de las 7:30 fue el que explotó en Liverpool Street. Comencé a ayudar en lo que podía. En ese momento mi depresión desapareció para dar pie a un espíritu altruista”.
En Japón, sobreviviría a una tercera catástrofe el 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto generó un tsunami y la explosión de la planta nuclear de Fukushima. Rodo vivía en Tokio pues tenía una beca en dirección teatral.
Durante las primeras ocho horas tras el tsunami, estaba cerca de Sendai: "Lo primero que pudimos hacer fue ayudar a la gente enterrada en el lodo en las casas de Sendai. Logramos sacar a dos o tres personas con vida y un número igual de cadáveres”, recuerda.
Cuando el tapatío se dio cuenta de que estas tragedias habían cambiado su vida, decidió montar un performance con narrativa dramática sonora y visual. Así surgió, en Suiza, donde actualmente vive, Tres catástrofes que felizmente sobreviví.
“Generé muchas opciones y un dramaturgo me ayudó a conglomerar las ideas sueltas. Yo hice la dirección, la escenografía y la instalación. Se armó en seis meses y lo presentamos en Zúrich en 2017. Tuvo muy buena respuesta.”
Guadarrama ha montado su performance en espacios como una cervecería y una fábrica de yogurt, donde ha adecuado espacios para abogar por la imaginación, que le sirvió de placebo contra el dolor por la muerte de su abuela durante el sismo: “Lo que sucedió después de que se cayó la casa es que se encontró a la abuela en pedazos, pero la lavadora seguía funcionando. En aquel entonces busqué placebos, formas lúdicas de explicarme a mí mismo lo que había pasado. En este performance puedo hacer una venganza a la lavadora por haberse llevado a mi abuela”.
A Fukushima la relaciona con su idea fantástica de lo que pasa actualmente en el reactor, lleno de robots y basura nuclear, "con animales mutados y científicos en cuarentena, todos encerrados ahí". La bomba de Londres se vuelve una meditación colectiva que lo mismo relaja que angustia, la cual tiene que ver "con el intento por arreglar mi presente. La incertidumbre desapareció. Esa catástrofe me enfrentó a la muerte pero también a mi vida".
Hasta ahora, ha ganado ya diversos premios internacionales: “Se llevó a varios lados, se ganaron premios en Turín, en Belgrado, el primer lugar en el premio del jurado; en el World Stage Design, en Taiwán, se ganó medalla de oro como mejor diseño de performance”.
Actualmente, Rodo Guadarrama prepara una ópera sobre Godzilla que desea montar en Tokio, hablada en japonés, y hace un fondeo en sus redes sociales para presentar Tres catástrofes que felizmente sobreviví en la Cuadrienal de Praga, el evento más importante de escenografía y diseño teatral a nivel mundial. Si lo logra, podría darle una medalla más a México, siendo uno de esos talentos nacionales que vale la pena apoyar.
VMB