Tarantino, el mágico niño cuentacuentos

Reseña

Todo buen cuento que marca una realidad distinta empieza con las mágicas palabras que abren el conjuro... “Once upon a time”.

El director rinde un tributo a Hollywood. (EFE)
Horacio Besson
Ciudad de México /

La frase mágica “Once upon a time” (Había una vez) nos preparaba de niños para escuchar una historia que, no por ser producto de la imaginación y de la fantasía, era menos verdadera que ese entorno llamado realidad.

Y eso lo sabe y evoca Tarantino de una forma maravillosa para recordarnos que Hollywood es, antes que otra cosa, esa fábrica de sueños que puede hacer infinitas historias tan reales como ese entorno que nuestros sentidos aseguran que existe.

Y es hermoso, porque al tiempo que rinde un cándido naif, pero bello tributo a Hollywood —aunque sin abandonar cierta tierna ironía—, a Los Ángeles y a esa década de los 70 que ya se vislumbraba, nos recuerda que nuestra mente tiene el poder para inventar miles y miles de realidades con distintos finales.

Eso hace Tarantino, juega con los destinos y elabora distintos caminos nacidos de ese fervor infantil que con entusiasmo irredento abre ilimitadas posibilidades al preguntar: “Y si...”

Y ahí está Tarantino, dando como Paul Auster en su hermosa novela 4321, nuevas realidades, esperanzadoras oportunidades en un juego que, además de la mano de un genial Leonardo DiCaprio, nos recuerda que para que exista esa magia en las historias del cine se necesitan esos extraños, complejos, soberbios, inseguros, pero maravillosos seres locos que son los actores, con sus esperanzas, cumbres, descensos, ocasos y fracasos.

Y junto a ellos, ese ejército anónimo a los ojos de los espectadores que encarna un melancólico personaje que interpreta Brad Pitt. Y ahí está Sharon Tate (Margot Robbie) para demostrarlo, para quererse comer el mundo de Hollywood a sus 26 años. Qué importa el futuro si al final es un juego de mil laberintos y como actriz en ciernes, puede interpretar tantos personajes y tantos finales como marquen los guiones y los directores.

Y sí, todo buen cuento que marca una realidad distinta empieza con las mágicas palabras que abren el conjuro... “Once upon a time”.

Tarantino es ese mago: las realidades nacen y juegan a vivir, a soñar y a tener esperanzas.

VEREDICTO

9.3

Película: 9.1

Dirección: 9.3

Actuaciones: 9.5


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