Para muchos la pelea del 2017 entre Floyd Mayweather, quien había salido del retiro, y Conor McGregor fue novedosa debido a que dos expertos en distintas áreas de pelea se veían las caras en el ring; sin embargo, en 1976 Muhammad Ali y Antonio Inoki lo hicieron primero.
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Todo empezó en abril de 1975, cuando durante una visita del presidente de la Asociación Japonesa de Lucha Amateur, Ichiro Yada, Ali extendió un reto abierto con las siguientes palabras: “¿No hay ningún peleador oriental que me desafíe? Le daría un millón de dólares al que me ganara”.
Antonio Inoki, quien era una celebridad en Japón, experto en artes marciales y luchador profesional fue quien aceptó el reto del boxeador estadunidense.
El gladiador nipón ya tenía experiencia enfrentándose a rivales de otra categoría, llegando a derrotar al doble campeón olímpico en Judo Williem Ruska.
Ali decidió aceptar el reto tras firmar un acuerdo de seis millones de dólares. Las versiones sobre el porqué se aceptó de contradicen; Bob Arum, promotor de la lucha, responsabilizó a Herbet Muhammad -manager de Ali-; mientras que quien fungió como médico del boxeador apunta a Arum.
“Fue una estafa pensada por él, que creía que todo iba a estar orquestado, que sería una broma”.
La expectativa por ver a dos grandes exponentes en sus respectivas categorías creció, pues en cuestión de días las 14 mil 500 localidades del Nippon Budōkan en Tokio se agotaron. Las reglas para el encuentro ni siquiera fueron dadas a conocer al público debido al desorden que fueron: primero se pactó que Ali podría usar guantes de cuatro onzas mientras que Inoki pelearía sin nada en las manos; el boxeador podría librarse de las llaves del pugilista nipón con tan sólo tocar las cuerdas y no se permitían los golpes debajo del cinturón ni rodillazos.
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Sin embargo, cuando el equipo de Muhammad Ali llegó a suelo asiático se modificaron algunas reglas, ya que, decidieron que Inoki no iba a poder tumbar ni tacklear al boxeador y no iba a poder lanzar patadas a menos de que una rodilla estuviera en contacto con la lona.
La expectativa por la pelea se esfumó apenas sonó la campana. Inoki intentó patear a Ali y fracasó, lo volvió a intentar y volvió a quedar derribado en la lona. Entonces el japonés decidió cambiar de estrategia, decidió quedarse acostado en la lona y empezó a lanzar patadas.
Esa bizarra estrategia fue la que se vio durante los 15 rounds que duró el combate, al final Ali sólo lanzó seis golpes. Inoki, en teoría, quedó arriba en las tarjetas pero le descontaron tres puntos por acciones supuestamente ilegales, por lo cual la exhibición quedó en empate.
El respetable publico no quedó satisfecho con lo que vieron, por lo cual inmediatamente empezaron a abuchear y lanzar objetos al cuadrilátero y exigieron la devolución de su dinero.
El rotativo Japan Times no fue benévolo con el combate pues su titular leía “El famoso combate del siglo resultó ser la estafa del siglo”.
Ali, por su parte, había defendido su mala actuación diciendo “¿Cómo podría derribarlo si ya estaba caído? Simplemente no podía golpearlo mientras estaba en el piso”.
RGS