Julio César Chávez lleva 15 años en el retiro, aunque nunca ha dejado de pelear. Con 11 años lejos del alcohol y las drogas, su batalla del día a día no ha sido fácil, y aunque reconoce elementos en su vida que a veces lo orillan a pensar en recaer y tomar un respiro, hay algo que lo motiva a nunca bajar la guardia: quiere dejar un legado más trascendente, uno que tenga una huella mucho más profunda que las 115 peleas que dio arriba del cuadrilátero.
"Si yo pudiera, estaría en algún lugar descansando tranquilamente (risas), pero creo que tengo cosas por hacer. Creo que Dios me dio una segunda oportunidad por rescatarme de esta maldita enfermedad de la cocaína y el alcohol, creo que me tenía preparado algo, pero ahora que veo, como que se pasó conmigo. La labor que hago de rescatar a los jóvenes de las adicciones es muy complicada, pues no todos aceptan que tienen un problema y que sí se puede vivir sin alcohol ni drogas. Por eso aguanto el ritmo de vida que llevo, ahora que estoy en sobriedad me doy cuenta de todo y quiero dejar algo que realmente valga la pena".
¿Dudabas que ibas a dejar algo bueno?
Sí como no, no siempre fue así…
¿Te das cuenta de lo que hiciste y de cómo la gente no olvida esos momentos que le regalaste sobre el ring?
Me cuesta trabajo entenderlo. La neta, pero es increíble cómo la gente me quiere, no nada más en México, en todas partes, donde quiera que voy. Es increíble, yo no concibo, vaya ya no peleo, tengo mucho tiempo retirado y aun así lloran cuando me ven.
¿Eso te hacer sentir bien o te incomoda?
Me saca de onda, la neta, pues, m’ija, ya estoy más pa’llá que pa’cá. Ya en cualquier rato me voy, al menos voy a dejar un legado, algo bueno.
El tren de vida que llevas es impresionante, narrando peleas, dando conferencias, clases de boxeo, tus clínicas... ¿Cuándo paras?
Mi energía sale de toda esa gente, donde quiera que voy a cualquier lugar, la gente llora, es increíble que después de tantos años la gente se siga acordando mucho de mí, donde quiera que voy recibo puras bendiciones. Ahora con las redes sociales me siguen viendo. Ni yo mismo sé por qué me quieren tanto, pero, sin duda, me llevaré eso a la tumba, ¡ah!, y no voy a parar hasta que me muera.
Tus ratos libres son diferentes, pues cada que te sobra un tiempo vas a tus clínicas a hablar con los chicos que buscan su recuperación, ¿no es complicado para ti?
No es difícil, pues yo ya lo viví. Gracias a Dios voy para 11 años limpio. Se dice fácil, pero ha sido difícil vivir el ‘solo por hoy’. Afortunadamente, ya he pasado esos momentos donde te llega otra vez toda la fama, el éxito, el dinero en abundancia y dices ‘ah, canijo’. También te llega la tristeza, en mi caso con el fallecimiento de mi hermano, que me lo mataron, con los problemas de Julio, mi hijo, con Omar, Christian y Nicole. He estado así, en un hilo de volver a caer, de recaer. Afortunadamente, puse las clínicas para comprometerme conmigo mismo y con la sociedad a no volver a recaer. Si no, ya hubiera caído.
¿Y te das cuenta de lo fuerte que eres?
Pues no soy tan fuerte, la verdad, ya me cuesta mucho trabajo. Antes era muy fuerte de mente, pero soy mayor. Ya tengo a mis nietos (Julia y Omarcito) y volveré a ser abuelo. Eso me hace muy feliz.
Supongo que con el Travieso Arce no será la última pelea de exhibición, habías mencionado a Óscar de la Hoya...
Quiero cerrar con Óscar de la Hoya, pero quiero aliviarme primero. Aparte que baje de peso, está bien pesado. Yo me metí en esto de las peleas de exhibición porque quería ayudar a un chico que sufrió un accidente entrenando, y mucha gente piensa que por pelear con careta no duele, y claro que no. Los chingadazos duelen y te retumba la cabeza. Cuando peleaba, a veces a los sparrings los sentía más duros que las peleas, me pegaban más. Pero es por ayudar a los jóvenes para rescatarlos de las adicciones, por eso acepté con gusto, aunque ya no aguanto tanto, ya estoy viejito. ¡Qué rápido pasa el tiempo!
¿En serio te sientes viejo con 60 años, imagina cuando cumplas 70?
Sí, me siento viejo y cansado. Tengo un hábito de hacer ejercicio y ni los domingos perdono, siempre lo hago. Así con el tobillo rengo, ahorita iré a moverme así. Y la verdad, en 10 años ojalá que lo estemos platicando, pero a lo mejor ya no voy a estar en esta vida... si ya no estoy, ahí se acuerdan de mí.
EL RÉCORD QUE TIENE PENDIENTE
A pesar de las marcas que ha logrado, Julio Cesar Chávez González buscará instaurar otra cifra histórica.
El Gran campeón mexicano se preparaba para romper el récord de asistencia a una clase masiva de boxeo, que ostenta Floyd Mayweather, pero la contingencia por la Covid-19 lo obligó a posponer cualquier plan, pero no a sacarlo de su agenda.
Con 3 mil aficionados, Mayweather impuso el récord, pero cuando acabe la contingencia, el sonorense pretende convocar a más de 6 mil en el Zócalo de la Ciudad de México.