La pegada del goleador uruguayo Luis Suárez, certero en la primera ocasión, relanzó al Atlético de Madrid, que sumó una victoria tan ajustada como indispensable contra el Celta de Vigo de Néstor Araujo, frustrado por Jan Oblak y por su propia falta de eficacia arriba y preocupado por el desconsuelo de su tercera derrota seguida (0-2).
Dentro de todos los problemas que acusa el conjunto rojiblanco cuando sale lejos del estadio Wanda Metropolitano, disponer de la contundencia ofensiva de Luis Suárez es un tesoro, como también un portero como Jan Oblak, los dos líderes sobre los que construyó una victoria que completó Yannick Carrasco en los últimos instantes.
El plan de Óscar García reventó en los primeros minutos con un tempranero gol de Luis Suárez. El conjunto celeste salió con un sistema de cinco defensas que quedó desdibujado ante una gran acción colectiva por la banda izquierda del Atlético, un ataque coral que se cerró con un buen pase de Manu Sánchez para el remate final de Luis Suárez.
Con menos de diez minutos, y en la primera ocasión del partido, el Celta sufrió un gol, un guión calcado al de la visita del Barcelona a Balaídos hace un par de semanas.
El Atlético solo necesitó ese tanto para sobrevivir durante la primera parte. Hasta mediada esa primera mitad tuvo la posesión de la pelota, suficiente para tener al Celta controlado con un gran Koke en la zona de creación, arropado por el debutante Lucas Torreira, un pulmón que empezó a demostrar que está llamado a ser un jugador clave para Simeone tras la salida de Thomas.
El conjunto de Simeone fue vulnerable cuando el equipo gallego se desperezó. No llegó el empate por la falta de pegada del ataque celeste. Los primeros avisos fueron un tiro de Aspas y un cabezazo de Santi Mina, ambos cómodos para Oblak.
El Celta fue hacia arriba e hizo daño. Tras una genialidad de Aspas en un control, Carreira mandó al poste un centro de Olaza y minutos después, un pase de Nolito dejó a Santi Mina solo ante Oblak, que detuvo el mano a mano.
El Atlético estuvo sometido al empuje del Celta. Una volea de Olaza o un remate flojo de Fontán desde dentro del área inquietaron a Oblak. El equipo vigués tiró diez veces a portería durante el primer tiempo. El Atlético, metido atrás y contragolpeando, apenas amenazó a Iván Villar, salvo un disparo lejano de Torreira o un saque de esquina de Lemar que tocó el travesaño.
El número de oportunidades descendió notablemente después del descanso. El Atlético aprovechó un desajuste defensivo del Celta para abrir la segunda parte con una rápida acción que dejó a Luis Suárez ante Iván Villar, que tapó bien el remate. En esa acción se lesionó Diego Costa.
El Celta siguió atacando pero sin generar demasiado peligro. El Atlético esperó atrás para golpear al contraataque. Las continuas faltas provocaron que el ritmo decreciera. Simeone movió el banquillo, pero su equipo siguió muy metido en campo propio. Héctor Herrera jugó 13 minutos, en los que tuvo la mala fortuna de ser amonestado con tarjeta amarilla. A falta de diez minutos Marcos Llorente pudo matar el duelo, pero lo evitó Iván Villar con una gran estirada.
En una acción de estrategia, a falta de cuatro minutos, el colombiano Jeison Murillo rozó el empate con un espectacular cabezazo, otro balón que se le escapó a un Celta que, por ocasiones, mereció la igualada, pero que cayó por 0-2 porque Yannick Carrasco sentenció en los instantes finales de cabeza.
JMRS