El domingo 29 de noviembre del año pasado ha quedado como la fecha en la que Raúl Jiménez portó por última vez la casaca del Wolvehampton. Aquella noche, en Londres, los Wolves visitaron al Arsenal en el Emirates Stadium.
Corría el minuto 4 del encuentro, cuando en un tiro tiro de esquina en favor de los Gunners, el mexicano y David Luiz -en una acción completamente accidental- tuvieron un fuerte choque de cabezas; la peor parte se la llevó el ariete de los Wolves, quien tuvo fractura craneal, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y hasta hoy, a más de seis meses de lo ocurrido, no ha podido regresar a las canchas, aunque su vuelta ya no es tan lejana.
La esposa de Jiménez, Daniel Basso, narró los difíciles momentos que vivió tras la dramática fractura de cráneo que sufrió el atacante. En entrevista para The New York Times, la actriz dijo que su primera reacción tras la colisión de Raúl con Daviz Luiz fue que el mexicano había muerto.
"Desgraciadamente, lo primero que pensé fue que se murió. En pantalla nunca lo vi reaccionar. Normalmente, cuando los jugadores se caen y se lastiman, ves reacción. Ahí es cuando sabes si están fingiendo o no. Pero no vi nada. No pude ver nada. No pude ver sus ojos. Era una de las sensaciones más feas en la vida".
Basso agregó que durante 45 minutos no supo a con certeza si Jiménez estaba vivo, pues durante ese tiempo no podía comunicarse con absolutamente ninguna persona ligada al club.
"Pasaron 45 minutos hasta que supe que estaba vivo. No sabía si estaba bien, o si estaría bien, solo vivo. Imagínate, 45 minutos en que intentaba tener la cabeza fría y decir que todo estaba bien”.