Morris Gilbert ha dedicado 44 años de su vida a posicionar a México como una de las capitales mundiales en oferta teatral, a escala de Broadway, el West End o Argentina; su profesión demanda que esté constantemente en aviones para ver las mejores puestas en escena y traerlas al país pero, cuando tiene un espacio, su afición principal es convivir con su mascota.
Durante los preparativos del musical Anastasia, la reposición de Toc Toc y el montaje de Perfectos desconocidos, el rey Midas de la producción escénica se tomó un tiempo para compartir con MILENIO su pasión por observar a las personas para poder interpretar su actuar aunque, en el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, admite que la confusión lleva la delantera.
¿A qué dedica su tiempo libre?
Me gusta mucho estar en mi casa, soy muy hogareño, me fascina estar con mi perra, Cosette, una pastor alemán enorme que se siente french poodle la pobre, nadie le ha dicho. Va a cumplir 11 años y es un ser fascinante, es con quien mejor relación tengo en esta vida, me divierto mucho con ella, jugamos todo el día.
¿Cómo llegó Cosette a su vida?
Es curioso, tuve antes otra pastor alemán, Bonita, siempre la llevé a la oficina, un día se murió a los 12 años de un problema estomacal y dije: ‘Nunca más un perro, no quiero volver a sentir este dolor’. Pasaron siete meses y el día de mi cumpleaños el personal de la oficina llegó con una cajita y ahí venía Cosette, en cuanto la vi… Llevamos 11 años de romance.
¿Cómo es la conexión con ella?
Te voy a dar un dato que te va a decir todo: me operaron hace seis meses de la espalda, quedé muy mal de la pierna izquierda, que es lo que más trabajo me costó recuperar. Los primero días cojeaba durísimo, un día Cosette se fue a la oficina y yo me quedé en la casa, pero en la noche que llegó y entró a mi cuarto cojeaba de la pata izquierda.
Me extrañó mucho y pregunté si se había lastimado, y mi chofer, quien la traía, me dijo: ‘¡No!, venía perfecta’. Entró a decirme cómo se identificó conmigo, fue un momento de ternura. La mandé a que la checaran y me dijeron que no tenía nada, estaba haciendo teatro, demostrando su empatía conmigo.
¿Qué le hubiera gustado ser, si no fuera el rey Midas de la producción en México?
Seguramente habría sido escritor, me gusta mucho contar historias desde siempre. No hay nada más valioso que la imaginación. Cuando lees, te vas al mundo del autor, que es lo más apasionante. Me tocó ser productor y cuento las historias que escribieron otros, pero de alguna manera es un poco eso.
¿Qué le hubiera gustado escribir, contarle a la gente?
Habría contado mi experiencia personal, mi punto de vista sobre la vida, siempre observo al ser humano, sus motivaciones, sus reacciones, su forma de actuar. La mayor parte del tiempo entiendo a los demás, a veces no, y cuando me pasa eso, me apasiona todavía más, por ejemplo no entiendo a nuestro Presidente, trato de saber qué pasa por su cabeza
¿Qué estás leyendo?
Lo que más quisiera en esta vida es tener tiempo para leer, esa es la gran asignatura que tengo pendiente. Estoy leyendo teatro, Tiny Beautiful Things, que le queremos poner Las pequeñas grandes cosas de la vida. El último libro que leí, te vas a reír, Siete personajes en busca de un Toc Toc, sobre la historia de la comedia más vista en Argentina.
¿Qué lectura ha podido hacer de Andrés Manuel López Obrador?
Me tiene muy confundido, creo que tiene muy buenas intenciones, las apoyo, pero tiene muy malos modos y cero estrategia. Me preocupa mucho, porque con la responsabilidad que tiene… este capítulo que acabamos de pasar de la gasolina me deja un amarguísimo sabor de boca, porque nos pusieron en peligro a todos.
Si hubiera ocurrido un terremoto, ¿qué habría pasado? No habrían funcionado los servicios de emergencia, los generadores… hubiera sido una hecatombe, ¿quién se haría responsable? Eso no se puede hacer, es muy irresponsable. La obligación de un gobierno es cuidar a sus ciudadanos y siento que no lo hicieron. Espero que aprenda de sus errores, pero también se pudo preparar mejor, ¿no?
Tuvo 12 años.
Exacto. Y ahora la decisión del aeropuerto se me hace de lo más errado de la historia, y lo van a pagar generaciones por venir. Sin embargo, soy optimista y espero que sepa él y su equipo lo que están haciendo, que nos lleven a la felicidad y no al desastre. Apoyo a nuestro gobierno, pero tiene que entender que es de todos y para todos.