Un poco de París en Puebla; la historia del antiguo edificio francés del centro

La leyenda urbana cuenta que para su construcción se usaron desechos de la mismísima Torre Eiffel.

Edificio Jenkins. (Agencia Enfoque)
Mariángel Pérez López
Puebla /

Si has caminado por el Centro Histórico de Puebla seguro te has maravillado con más de uno de sus emblemáticos edificios; inmuebles que se alzan en las calles coloniales y por los que parece que no pasa el tiempo.

Es turno de hablar del que se ubica en la esquina de la 2 Norte y la 2 Oriente, a tan sólo una calle del zócalo de Puebla, y del que la leyenda urbana cuenta que para su construcción se usaron desechos de la mismísima Torre Eiffel.

Conocido como Las Fábricas de Francia o el Edificio Francés, esta joya arquitectónica no pasa desapercibida gracias a su estructura de hierro, grandes ventanales y su forma afrancesada, propia de la época porfiriana que fue cuando se construyó.

Diseño y materiales traídos desde Francia

El diseño del edificio fue un trabajo de la firma de ingenieros alemanes "Schwartz & Meurer", los mismos que construyeron parte de la Torre Eiffel en París y fue llevado a cabo en 1904 por los Hermanos Lion.

Se cuenta que las estructuras de hierro y el cristal con el que fue construido fueron traídas desde Francia en barco; llegaron al puerto de Veracruz y posteriormente arribaron a Puebla en ferrocarril para ser ensamblado.

Se inauguró en 1910 y en su momento se trató de la edificación más moderna de la ciudad. Desde 1926 albergó el almacén Las Fábricas de Francia hasta 1964, nombre por el que sería más conocido.

En 1917, el empresario William O. Jenkins fue invitado como socio, y en 1925 se convirtió en dueño del inmueble. 

Monumento histórico y lugar de arte

Para 1983, el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México declaró al edificio francés como monumento histórico por considerarlo un ejemplo de la vanguardia arquitectónica con visión modernista del México de principios del siglo XX.

A lo largo del tiempo, el edificio francés ha funcionado como centro de reunión y de arte ya que en 1991 en la planta baja se instaló una sucursal de VIPS. Más tarde, en 2009, la planta alta se llenó de arte contemporáneo al albergar la Capilla del Arte, espacio cultural de la UDLAP. Recientemente, también se abrió una cafetería de Starbucks.

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