En el accidente de Puebla “no hubo error humano”

Investigación. Heriberto Salazar, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores, asegura que la tripulación cumplió con las certificaciones; “algún componente del helicóptero falló”.

Aunque todos los restos fueron retirados desde los primeros días, la vigilancia sigue a cargo de la policía militar y estatal.
Liliana Padilla y Jannet López Ponce
Puebla y Ciudad de México /

“No hubo error humano”, esa es la conclusión a la que llegó el capitán Heriberto Salazar, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores y uno de los peritos que revisaron los restos del helicóptero Agusta en el que fallecieron la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, y el senador Rafael Moreno Valle.

En entrevista con MILENIO, Salazar se dice convencido de que el accidente del 24 de diciembre pasado no puede ser achacado a error alguno del piloto Roberto Coppe y su primer oficial, Marco Antonio Tavera. El mantenimiento de la aeronave, asegura, también estaba en orden.

“No hay nada que apunte a un error humano porque los pilotos cumplían con sus certificados médicos, adiestramientos, ellos cumplían con todo. En mantenimiento se han encontrado cosas normales, pero no pueden ser causantes del accidente. Algo tuvo que haber pasado, que algún componente de la aeronave falló”, aseguró.

Junto con una decena de expertos mexicanos, canadienses e italianos, Salazar y miembros del Colegio de Pilotos participaron en las primeras pesquisas en torno a los restos del helicóptero, dispersos en un campo de maíz en Coronango, a menos de 20 kilómetros de la capital de Puebla. Lo que encontró ahí le hace pensar que existe la posibilidad, real, de que nunca se descubran las causas del accidente.

“Realmente es un enigma qué pudo haber pasado en ese vuelo, y a menos que los fabricantes de las piezas puedan encontrar algo que juzguen como raro, se tendrá una línea de investigación”, reconoce el capitán.

Salazar revela que no se ha encontrado información alguna que haga pensar que Coppe o Tavera tuvieran responsabilidad en la caída del aparato, por lo que consideró que la falla puede estar en algún componente mecánico.

Según datos proporcionados por el Colegio de Pilotos Aviadores, el capitán Coppe había volado mil 92 horas. Además, era integrante del Colegio y miembro del comité Ala Rotativa que estaba a cargo de la capacitación de vuelos en helicóptero, por lo que su experiencia era amplia. El primer asistente Marco Antonio Tavera tenía mil 677 horas vuelo.

“Hasta el momento todo se ha encontrado normal, por supuesto un accidente no es por una condición normal, algo tuvo que haber pasado y aquí lo que pueden encontrar es que algún componente falló”, sentenció Salazar.

Experto en aeronáutica, explicó que en el levantamiento de los restos de la aeronave se encontró la tarjeta de información de los motores, pero dañada y quemada, por lo que será difícil extraer algún dato de ella.

Además, muchas de las piezas halladas en el predio “estaban fragmentadas”, por lo que también es necesario determinar si el impacto y el fuego provocaron los daños. En Canadá se analizan los pedazos del motor, mientras que los expertos italianos revisan el fuselaje de la aeronave, lo mismo que Estados Unidos algunos componentes más.

Ante la exigencia de conocer lo que provocó el accidente, Salazar explica que puede pasar hasta un año para tener un informe de los fabricantes del helicóptero Agusta A-109, modelo 2011, y que tenía 2 mil 74 horas de vuelo y una certificación vigente desde septiembre de 2018 hasta 2020.

A diferencia de otros accidentes de este tipo, asegura que en este caso y por el tipo de impacto, los componentes del helicóptero quedaron muy dañados, pues se trató de una caída súbita y a alta velocidad de impacto.

“La expectativa es baja y esto de que al mes se pueda dar un informe por la autoridad es más difícil, hoy no hay nada. Va a ser muy difícil que se dé una causa probable del accidente”. Agrega que será necesario valorar las declaraciones que dieran los testigos del accidente y ver qué tan confiables son.

La presidenta de la Comisión Especial del Congreso que da seguimiento a las investigaciones del accidente, Nancy Navarro, exigió al gobierno federal agotar las líneas de investigación y señaló que la sociedad, en general, y los poblanos, en particular, requieren saber qué ocurrió.

“AÚN DESCONOCEMOS LA CAUSA DEL DESPLOME”: SCT

De acuerdo con la investigación de campo que los especialistas internacionales realizaron en la zona donde se desplomó el helicóptero en el que murieron la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso; su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, y tres tripulantes más, la aeronave tuvo “una caída inusual” con una “actitud invertida con un ángulo de 60 grados” que pudo haber sido provocado por diferentes factores.

El secretario y el subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú y Carlos Morán, respectivamente, explicaron que las piezas más importantes fueron enviadas a laboratorios de Italia, Estados Unidos y Canadá, pues al no contar con una caja negra tendrán que obtener la información necesaria con la que puedan determinar los motivos del desplome.

“Es inusual, no es lo normal, es una de las cosas que llaman la atención, que haya una caída prácticamente casi vertical, digamos, a 60 grados y además invertida, no es normal.

“Algo generó el giro del helicóptero y eso pudo haber sido por muchas otras causas, que ahorita no tenemos manera de validar o de decirles cuál pudieron haber sido”, indicó Jiménez Espriú.

Los funcionarios federales explicaron que los expertos “no adelantan nada”, pues hay mucha confusión, y para ello son necesarios los estudios en los laboratorios, aunque los resultados podrán tardarse meses.

“No sabemos cuál fue la causa, si fue una falla de algunos de los componentes del helicóptero, un problema de maniobra. No sabemos qué pasó, no sabemos si el problema de maniobra se combinó con un problema meteorológico, no lo sabemos”, insistió el titular de la dependencia.

Espriú y Morán detallaron que incluso cuando los expertos analizaban los componentes de la aeronave, como el rotor principal, encontraron que algunos tornillos no tenían tuercas; sin embargo, “vimos que estaban seccionados y que por la parte interior aparecía el tornillo, la parte interna. Quiere decir que en el impacto fue que se dio el desprendimiento”.

Del lugar del accidente se recogieron instrumentos de cabina como altímetros, indicadores de velocidad, el radar, horizonte artificial y las pantallas de navegación, así como el GPS de la aeronave y las unidades de colección de datos de los motores 1 y 2.

Se construyeron contenedores de madera especiales para trasladar al laboratorio de Italia el sistema de transmisión y el rotor principal; a los laboratorios de Estados Unidos se enviaron los actuadores lineales y la unidad de adquisición de datos, y a los expertos de Canadá los motores 1 y 2 y el centro de control con la colección de datos.

Para llegar a un reporte concluyente los laboratorios deberán hacer los análisis correspondientes de las piezas, enviar el informe correspondiente a las autoridades mexicanas, que a su vez deberán entregarlas al área de Aeronáutica Civil e integrar un expediente final.

CLAVES

RECOPILACIÓN
En la zona del accidente aún permanecen las tiendas de operaciones donde se recopilaron todos los componentes encontrados en el terreno de cultivo.

VIGILANCIA
Aunque todos los restos fueron retirados desde los primeros días, la vigilancia sigue a cargo de la policía militar y estatal.

DICTÁMENES
En Puebla aún se está a la expectativa de entregar a las autoridades federales los dictámenes de las necropsias a los cuerpos de las cinco víctimas.

ESTUDIOS
Los estudios del sistema de transmisión y el rotor principal estarán a cargo de la Agencia Europea de Seguridad Aérea.

Y ADEMÁS

“EL APARATO ESTABA EN ORDEN”
El titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, reiteró que el helicóptero Agusta 109, modelo 2011, tenía certificado de aeronavegabilidad emitido tres meses antes del accidente, registraba 2 mil 74 horas de vuelo y todas sus bitácoras de vuelo estaban en orden.

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