Por el nacimiento o adopción de un menor, la Ley Federal del Trabajo (LFT) establece que es obligación del empleador otorgar a los trabajadores un permiso de paternidad de cinco días laborables con goce de sueldo; sin embargo, lo ideal sería que fuese de 10 días y que se pudieran distribuir de acuerdo con las necesidades de la familia.
De acuerdo con el análisis “El padre de familia, en la reconstrucción del tejido social: una tarea pendiente”, realizado por los investigadores de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), Dulce María Pérez Torres, especialista de la Facultad de Psicología; y Carlos Castro Mendoza, académico de Formación Humanista, los permisos de paternidad fomentan la corresponsabilidad en el cuidado del menor desde el inicio.
Al mismo tiempo, la posibilidad de que se duplique el permiso de paternidad promueve una distribución más equitativa del trabajo al interior del hogar, lo que permite que las mujeres tengan mayor tiempo disponible para dedicarlo a descansar o para alguna actividad productiva como trabajar o estudiar.
Ante el nacimiento de un bebé, la madre puede aprovechar la licencia de maternidad de 84 días naturales con goce de sueldo a la que tiene derecho de acuerdo con la Ley del Seguro Social; mientras que los cinco días como permiso de paternidad es un comienzo positivo; sin embargo, debe aumentar, explicó Pérez Torres.
La investigadora de la Facultad de Psicología de la universidad poblana destacó la importancia de que, los 10 días que se puedan otorgar a los padres puedan distribuirse a lo largo de los tres primeros meses de vida del menor.
“Como un primer inicio está muy bien. Yo creo que sí, algunas veces es complejo que te den los 20 días o los tres meses en el caso de las mujeres. Cinco días es un buen inicio. Yo creo que tendría que ser, por lo menos, unos 10 días, dosificados en varios momentos. A lo mejor cuando acaba de salir el bebé de una operación o la mamá acaba de dar a luz. Sí un día acompañarlo o dos días; después otros dos días hasta que se cumplan los tres meses de vida del nuevo ser o, por lo menos, hasta que el niño salga de una cirugía”, apuntó.
Con una ampliación de los permisos de paternidad se impulsa una cultura laboral que rompe los sesgos de género y se promueve que los padres se involucren en el cuidado y desarrollo de sus hijos.
“Es importante la presencia del papá y esté acompañando en los momentos complicados, esperando que no vaya a presentarse una respuesta negativa de la vida. Un permiso de paternidad debería ser de unos 10 días, en esta parte de dosificación. Un papá que tiene a un hijo con algún problema después del nacimiento registra una baja de productivas. Es básico que se le acompañe a la familia”, apuntó.
La especialista en sociología destacó que los permisos de paternidad pueden mejorar las condiciones laborales y detonar mayor compromiso por parte de los trabajadores, menor rotación, mayor sentido de pertenencia en la empresa, así como mayor productividad e innovación.
“Vamos por buen camino con los primeros cinco días, pero se puede hacer más en materia de política pública para que los hombres puedan acompañar más a sus parejas y apoyar cuando hay un nacimiento”, destacó.
Por su parte, Carlos Castro Mendoza, académico de Formación Humanista de la Upaep, explicó que, si los papás no están presentes tras el nacimiento de sus hijos, se pierden de momentos que no regresarán.
“Cuando uno no está presente, simple y sencillamente, deja de ser todo. Es importante la función y la colaboración en el proveer, pero más allá de eso, los hijos requieren cariño, tiempo, un abrazo. En la medida de lo que se pueda, es compartir los alimentos y buscar algunos momentos en donde podamos compartir todos juntos”, finalizó.
AFM