El mecanismo de Protección para Migrantes (MPP) refleja la esperanza para muchos que ya se encuentran en la frontera de Reynosa, Tamaulipas con Estados Unidos.
Este programa ofrece asilo a los migrantes que tienen ya más de seis meses en la ciudad y que llegaron en familias, es decir, padres con hijos y que están viviendo en el albergue Senda de Vida, lugar donde se atienden a más de cuatro mil migrantes y se les proporciona alimento, ropa, un lugar donde dormir en lo que se resuelve su situación migratoria.
Con dicho programa se espera que más de 10 mil familias puedan ser beneficiadas para llegar de manera legal a territorio estadunidense.
Diariamente cruzan entre 35 y 45 personas por el puente Reynosa-Hidalgo en donde muestran sus documentos y les dicen cómo va a ser su proceso para permanecer de manera legal en aquel país.
Para Salvador González, un migrante de origen hondureño, quien llegó a Reynosa hace dos años, tan solo con sus tres hijos y un poco de ropa, su día de suerte llegó, él y su familia se enlistaron en el albergue Senda de Vida y les hablaron para decirles que ya iban a poder cruzar luego de meses a la espera de tan ansiosa noticia.
“Pues se llegó el día, cada día llegan las camionetas que trasladan a los migrantes al puente y pesaba, ¿Cuándo será mi turno?, y pues por fin llegó agarramos las pocas cosas que tenemos ropa, artículos de limpieza, zapatos y vámonos a la camioneta, fui el día más feliz al escuchar mi nombre y el de mis hijos en la lista “dijo, ya en territorio norteamericano.
Quienes logran ese propósito, lo que buscan es trabajar para dar a sus hijos la esperanza de un mejor futuro.
“Pues yo vengo con la esperanza como todos de tener una mejor calidad de vida para mis hijos, y pues busqué apoyo aquí en Senda de Vida y me recibieron bien, califiqué para estar en la lista para recibir asilo y pues, afortunadamente ya estamos acá, listos para iniciar una nueva vida, para trabajar y poder hacernos de nuestras cosas, no es fácil, hemos sufrido mucho, pero ya vamos a empezar de cero, los niños podrán ir a la escuela, hacer amigos y tener la oportunidad de un futuro mejor, y pues yo podré ayudar a mi madre que está en Honduras, ella ya es grande y pues no la puedo traer”, indico el migrante, vía telefónica.
Con dicho programa, los migrantes reciben un permiso temporal para trabajar y al paso de unos años y si su conducta es apropiada pueden calificar para una residencia.
“Pues vamos a echarle ganas, no nos queda de otra pero agradecidos porque ya estamos aquí, buscando la manera de salir adelante, de ya no pasar hambre, frío, calor, de enfermarnos y no tener para ir al doctor, de no tener donde dormir, la vida de un migrante es muy difícil, muy triste estar fuera de tu país, sin tu familia y sin dinero, de no poder ofrecerle a tus hijos lo que necesitan” indicó, Salvador González
En el albergue Senda de Vida están actualmente más de cuatro mil migrantes, pero lamentablemente, afuera, en la calle, alrededor del albergue, están más de dos mil personas entre niños, mujeres y hombres esperando un turno para poder ingresar al lugar y recibir alimento y hospedaje, pero sobre todo, para poder ser enlistado y tener la oportunidad de cruzar a los Estados Unidos de manera legal, sin arriesgar la vida en el intento.
LG