En su tiempo libre Ángel Alejo trabaja en una farmacéutica en el área de mantenimiento, pero su verdadero trabajo, su verdadera vocación es ser Santaclós. Esa labor la hace por amor, por pura satisfacción de ver a niños y adultos sorprendidos sonriendo cuando se los topa en la calle.
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Es que Ángel es un Santa extraordinario y no por lo suntuoso de su atuendo, al contrario, el traje carmín es modesto, pero es creativo y bonachón. Ángel es ciclista y hace 20 años decidió transformar su bicicleta en Rodolfo el Reno ayudado de papel mache. La nariz se ilumina gracias a una lámpara y los cuernos tienen luz gracias a una serie navideña.
“Me nació el espíritu navideño y de ahí se me ocurrió salir a las calles a darle felicidad a los niños”, dice orgulloso.
La tradición de salir a compartir dulces y regalos surgió hace 20 años cuando le daba juguetes a los niños de su familia, después comenzó a darles a los de la colonia y ahora hace recorridos en bici por diferentes puntos del Estado de México.
“Yo hago juguetes de material reciclable”, comenta sonriente. Este año construyó pequeñas bicicletas con cartón, las pintó a mano y algunas hasta las personalizó con el nombre de los niños del barrio.
Para este año, ante el estrés que genera el encierro a los niños, Ángel decidió convertir un triciclo en su trineo. El resultado: una estructura un tanto inestable que solo Santa y uno de sus duendes pueden dominar con elegancia y sin terminar en el hospital.
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El trineo está equipado con sonido para que a todo volumen se escuchen los villancicos y los niños aparezcan por las ventanas. El día que conocimos al Santa ciclista los niños pedían una foto, un dulce y preguntaban si había llegado su carta.
“Quiero que me traiga 100 billetes de 100”, le dijo una niña. Todos los adultos a su alrededor botaron la carcajada ante la petición.
Desde hace unas semanas Ángel se lleva su traje rojo al trabajo y cuando sale se transforma y pedalea hasta su casa saludando a todos en el camino.
“Casi la mayoría de los niños me piden que ya se quite la pandemia, que ya me la lleve al Polo Norte para que allá se enfríen los virus y que se mueran. Otros me piden que cuide a sus papás que están malitos, tienen fiebre”, dice Ángel, quien pide a los niños no temerle al virus y protegerse lavándose las manos.
Esta Navidad en pandemia, el Santa ciclista salió como siempre deseando construir un mundo más feliz. Se le veía por las empinadas calles gritando: ¡Feliz Navidad!, mientras él es el más feliz de permitirse seguir jugando como niño.