Kamala ya es parte de la historia al ser la primera mujer en llegar tan alto en la política de Estados Unidos. Y dos alicientes más para motivar a la sociedad inclusiva y más justa que se reclama a esta altura del siglo XXI: es hija de migrantes y es afrodescendiente.
Así, Kamala Harris, de 56 años, se inscribe en tres áreas como puntera: será la primera mujer, la primera afrodescendiente y la primera de origen asiático que ocupe el segundo puesto más importante del poder estadunidense superando así a Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes.
Además, Joe Biden, con 78 años (los cumple el próximo 20 de noviembre), no se espera que se postule a un segundo mandato, por lo que Harris tiene las puertas abiertas para ser la candidata natural para la nominación demócrata en 2024 a ocupar la Casa Blanca.
Harris, senadora por California, está acostumbrada a romper moldes. Fue la primera mujer fiscal de distrito de San Francisco y la primera mujer que no es blanca en ser elegida fiscal general de California.
Trayectoria política ya con cimientos, tras encabezar la fiscalía general de California, ganó en 2016 un escaño en el Senado y se ha granjeado una fama de dura, tanto en su rol estatal como en sus intervenciones inquisitivas en las audiencias en el Capitolio.
Harris nació en 1964, hija de dos activistas del movimiento por los derechos civiles, Shyamala Gopalan, de la India, y el jamaiquino Donald Harris, que se conocieron en la Universidad de California, campus Berkeley.
Años después, el matrimonio se separó y Kamala, junto a su hermana, fue criada por su madre, prestigiada doctora en medicina, a quien Kamala considera la influencia más importante en su vida.
Harris no buscaba ser la segunda en la Casa Blanca. Tiró alto desde finales del año pasado cuando inició su candidatura para competir contra el propio Biden en las primarias demócratas.
Pero abandonó la carrera en diciembre pasado después de una campaña perjudicada por sus opiniones titubeantes sobre salud y por la indecisión de abrazar su pasado como fiscal.
Biden pasó por alto algunas de las duras palabras que Harris le dedicó en la campaña y la designó como su compañera en agosto.
Kamala, relajada y sonriente
Kamala tiene su sello: siempre se le ve relajada, sonriente, no es extraño ver videos de ella bailando a buen ritmo; contagia ese entusiasmo que no es muy evidente en Biden.
Por ello, ha sido fundamental para que el que será el presidente 46 de Estados Unidos consiga sumas récord de dinero en los últimos meses de su campaña. Su selección provocó un estallido de entusiasmo en la base demócrata y entre los donantes del partido.
¿Qué significa el nombre de Kamala?
"Kamala", extraño nombre al que, desde principios del año, los estadunidenses empezaron a familiarizarse y que significa "Flor de Loto" en sánscrito.
Desde luego, varios republicanos, incluido Trump, no perdieron la oportunidad para burlarse del nombre además de que intentaron en toda la campaña electoral de tacharla de extremista y socialista, a pesar de su trayectoria política y moral centrista.
"Romper barreras implica romper cosas. Y cuando rompes cosas, es posible que te cortes. Podrías sangrar. Puede que sea doloroso. Y valdrá la pena, todas y cada una de las veces", afirmó Kamala en una entrevista para la agencia de noticias EFE.
Hoy ya rompió, junto a Joe Biden, barreras, y su camino hacia el 2024 se abre con muy buenos augurios.
Y con los de ella, el balance de justicia para millones de mujeres, migrantes y minorías raciales.