El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acudió este jueves a la Corte Suprema para rendir homenaje a la juez feminista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el viernes pasado, y fue abucheado en la puerta de la sede judicial.
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“¡Voten para que se vaya!”, gritaron algunas de las personas que se encontraban en las inmediaciones del edificio donde se hallan los restos de Ginsburg para que ciudadanos y autoridades puedan mostrarle sus respetos. El féretro permaneció en el pórtico exterior para evitar la acumulación de personas dentro del tribunal debido a la pandemia por el coronavirus. Hoy será trasladado al Capitolio.
Trump asistió junto a su esposa, Melania, y ambos estuvieron menos de un minuto junto al ataúd, momento en el cual se produjeron los gritos. Inmediatamente después, el convoy presidencial regresó a la Casa Blanca.
La muerte de Ginsburg, la jueza más progresista del Tribunal, desató un debate político en EU por la premura de Trump para designar a un nuevo magistrado antes de las elecciones presidenciales de noviembre, de tal forma que se garantice que un conservador ocupe el puesto que ha quedado vacante.
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El presidente dará el nombre de su nominada —él mismo ha dicho que será una mujer— este sábado y los senadores republicanos ya garantizaron el apoyo necesario para que la candidatura se someta al menos a votación en el pleno.
OTRA NOCHE DE TENSIÓN
Louisville, la ciudad más grande del estado de Kentucky, vivió anoche su segunda jornada seguida de protestas tras la decisión de la justicia de no inculpar por homicidio a ninguno de los agentes implicados en la muerte de una afroestadunidense, en medio de gran tensión con la policía.
En un intento de evitar más choques, y en medio de otra noche bajo toque de queda, el alcalde Greg Fischer declaró que la población ya ha visto “suficiente tragedia” después que el miércoles las protestas dejaran más de 120 detenidos y dos agentes heridos de bala.
Las protestas se extendieron de Louisville a otras ciudades como Nueva York, Washington y Los Ángeles, luego que un jurado decidiera no culpar a ninguno de los implicados en la muerte de Breonna Taylor, de 26 años, que murió en marzo durante un tiroteo con la policía en su departamento.