El coronavirus tiene a España en histeria colectiva, sobre todo a Madrid. El virus ha matado, hasta ahora, a 47 personas e infectado a unas 2 mil. Se ha ordenado el cierre de colegios y la cancelación de espectáculos públicos; varias empresas están paralizadas y se ha recurrido al teletrabajo.
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El presidente Pedro Sánchez salió a dar una rueda de prensa para pedir calma; advirtió que vienen semanas difíciles, pero que se saldrá de esta grave situación. Prometió ayudas económicas a las familias y a las empresas. Y es que precisamente las huellas económicas que dejará el coronavirus serán incalculables, predicen los expertos.
Madrid y el País Vasco son las comunidades autónomas más afectadas; 90 por ciento de los casos son importados, es decir, gente que se contagió sobre todo en Italia. El resto es local.
En la capital hay quejas del personal sanitario que advierten que de seguir así no habrá sitios para atender a los enfermos. En la prensa local, en las calles, en todos lados el tema es el Covid-19.
El turismo es uno de los principales damnificados por la pandemia. Las zonas comerciales por excelencia son las primeras en notar sus estragos. El 60 por ciento de la facturación de los comercios de la llamada “milla de oro” madrileña es extranjera, según el presidente de la Confederación Empresarial Independiente de Madrid, Miguel Garrido.
Desde el 24 de febrero y hasta hoy, los hoteles registraron una media de un 25 por ciento de cancelaciones diarias.
La histeria colectiva es tal que los supermercados se han vaciado en horas, aunque se asegura que no habrá desabastecimiento. Los políticos prácticamente han cancelado agendas y se limitan al mínimo. El Congreso cerró luego de que se conociera que el número dos del ultraderechista partido Vox, Javier Ortega Smith, dio positivo.
Se han prohibido los vuelos desde Italia, el país con el mayor foco de infección. Los colegios están viviendo sus primeras horas cerradas con todo lo que ello conlleva, es decir, el cuidado de los niños en casa, que conlleva a una reorganización familiar.
Se pide salir lo menos posible y utilizar transporte privado; el público de momento no se ha restringido, pero España intenta blindarse, aunque el sentir es que se ha hecho tarde.