La aguja se movió, el reloj marcó las 00:00 horas y ya nada fue igual. Las calles del centro, con sus teatros y sus marquesinas, estaban desoladas. Los restaurantes, con sus cocinas abiertas hasta la medianoche, vacíos. Los bares de Palermo, con sus tragos y sus fusiones musicales, cerrados. Esa no parecía ser la ciudad de Buenos Aires, en la que viven tres millones de argentinos y en la que miles de turistas buscan ahí el goce que tal vez no encuentran sus lugares de origen.
- Te recomendamos "Al virus lo frenamos todos": consigna contra Covid-19 que 'contagió' a diarios argentinos Internacional
Los porteños estaban preparados para lo peor. A las 21:00 hrs. autoconvocados a través de las redes sociales, miles de vecinos, si no fueron los tres millones, salieron a sus balcones a aplaudir durante cinco minutos a los trabajadores del sistema público y del sector privado de salud que arriesgaban sus vidas para cuidar a los 128 enfermos por Covid-19. El aplausazo llegó a cada rincón del país austral en agradecimiento a todos los médicos.
Pero no todos demostraron solidaridad por el otro. Desde el popular conductor Marcelo Tinelli hasta miles de habitantes de la provincia de Buenos Aires invadieron zonas turísticas para esperar ahí —y no en sus hogares habituales— lo que sabían, lo que se rumoreaba, lo que se viralizaba, sobre lo que pocas horas después anunció el presidente.
Alberto Fernández estaba molesto el jueves: esa noche terminaba la “luna de miel” con los argentinos, los primeros cien días de su gobierno, en los que pensaba mostrar un país poniéndose de pie, pero nunca imaginó que debería pedir, ante la pandemia del Covid-19, que todos se quedaran sentados en sus casas para cumplir el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” con el fin de que el virus se extendiera sin control.
El mandatario nunca quiso llegar a tal extremo: primero cerró las fronteras para evitar que extranjeros “importaran” la infección, luego suspendió las clases para garantizar la salud de los más chicos y, finalmente, con asueto administrativo y el home office, envió a todos los trabajadores, estatales y privados, a sus hogares.
“Sin embargo, seguimos teniendo problemas, gente que no entiende que no se puede circular por las calles en esas condiciones porque es muy grande el riesgo. Por ese motivo, después de reunirme con todos los gobernadores, dictamos un decreto por el que todos los argentinos a partir de la media noches del viernes deberán someterse al aislamiento social, preventivo y obligatorio”.
“Dios nos dio una oportunidad —continuó— nos dio tiempo para poder prevenir el avance del virus. En estos días dispusimos rápidamente la obligación de estar en cuarentena por 14 días cuando uno llegara de cualquiera de los países donde el virus se había desarrollado. El tiempo no es un tiempo caprichoso, es el tiempo en el que el virus exactamente se manifiesta. En 14 días sabemos si alguien está infectado o no”.
“Hemos decidido prolongar esta medida hasta las 24 horas del 31 de marzo, remarcó. Entiéndase bien que las fuerzas de seguridad estarán controlando quién circula por las calles. El que no pueda explicar qué está haciendo en la calle se verá sometido a las sanciones previstas. Vamos a ser absolutamente inflexibles”.
“Sabíamos que llegábamos al gobierno para gobernar en los buenos y en los malos momentos. Hemos tenido suerte de que la pandemia llegue más tarde a este continente, pero nada tendrá sentido si los argentinos no hacen su parte”.
Pero no todos habían hecho su parte. Al jefe de Estado, entonces, no le quedó otra alternativa: a pesar de su pedido para que los trabajadores no hicieran de la emergencia unas vacaciones, miles de personas se fueron a la playa o a la montaña. Cientos invadieron Monte Hermoso, una ciudad balnearia. Enfurecido, Fernández los retó en Twitter: “Se están poniendo en peligro”.
El argentino extraña saludar con un beso, festejar con un abrazo y compartir con el compañero un mate, pero nada extrañará de Covid-19 cuando sea solo una historia para contar a los nietos.
CLAVES
SUMAN 158 CASOS
El país sudamericano confirmó que en 24 horas se detectaron otros 30 casos de coronavirus, con los que el total de infectados ascendió a 158, además de tres muertos.
ECONOMÍA
El gobierno de Alberto Fernández tiene como reto enfrentar la seria crisis económica del país, que desemboca en una deuda pública de 323 mil millones de dólares.