Las mujeres consumidoras de drogas enfrentan mayores desafíos y riesgos que los hombres, al ser especialmente vulnerables a la violencia de género, el abuso sexual, las inyecciones inseguras y las barreras en el acceso a tratamiento, denunció la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
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En su Informe Mundial sobre Drogas 2024, la ONUDD resalto la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia de género y abuso sexual no solo por parte de sus parejas, sino también de otros consumidores, agentes del orden o traficantes.
Aunque el 75 % de las personas consumidoras son hombres, el documento hace especial hincapié en que son las mujeres quienes se enfrentan a “barreras desproporcionadas”, como la falta de concienciación, el estigma o limitaciones financieras, para acceder a tratamientos y servicios relacionados.
Por estos motivos, la ONUDD insta a los países a garantizar servicios personalizados para sus ciudadanos, con especial atención a las mujeres, sobre todo embarazadas, así como a niños, grupos minoritarios y poblaciones rurales.
Tratamientos sin enfoque de género
Aunque en general todas las personas que consumen drogas o sufren de un trastorno por su uso enfrentan barreras para acceder a tratamientos, éstas son aún más pronunciadas en el caso de las mujeres, ya que los servicios sociales no incluyen un enfoque específico de género.
Además, el estigma, la discriminación o el miedo a perder la custodia de sus hijos impiden que muchas busquen la ayuda que necesitan.
En 2022, unos 64 millones de personas padecían trastornos por consumo de drogas. De estos, solo una de cada 18 mujeres recibía tratamiento, lo que equivale al 5.6 %, frente al 14.2 % (uno de cada siete) entre los varones.
Anfetaminas y cocaína, las más consumidas
Entre las mujeres que usaron drogas en 2022, el 43 % recurrió a opioides recetados, aunque sin fines medicinales, sobre todo como sedativos y tranquilizantes.
Las anfetaminas y la cocaína fueron las sustancias ilícitas más consumidas, con un 25 % y 24 % respectivamente, seguidas del éxtasis, cannabis y opiáceos, según el análisis de un número limitado de países.
“Cuando se trata del uso no médico de fármacos como sedantes, tranquilizantes, opioides o estimulantes farmacéuticos, el número de mujeres que consumen dichas sustancias puede ser sustancialmente mayor y, en algunos casos, casi igual al número de hombres”, señala el informe.
Esta tendencia, según la ONUDD, podría acrecentarse con la propagación de la fabricación de drogas sintéticas y el aumento del poder adquisitivo de las mujeres.
“El papel que desempeñan las mujeres en este fenómeno puede volverse cada vez más importante”, concluye el organismo, advirtiendo también de cómo esto podría exponerlas todavía más a la participación en el suministro y uso ilegal de drogas sintéticas.
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