El papa Francisco, defensor de corredores humanitarios para acoger a los migrantes en Europa, insistió en un nuevo libro desvelado el lunes que "la migración no es una amenaza para el cristianismo".
"Rechazar a un migrante en dificultades, sea este de la confesión religiosa que sea, por miedo a diluir nuestra cultura cristiana es una grotesca falsificación tanto del cristianismo como de la cultura", escribe el papa argentino en una obra titulada en español "Soñemos juntos", ampliamente inspirada en sus reflexiones sobre la pandemia del nuevo coronavirus.
"La migración no es una amenaza para el cristianismo, salvo en la imaginación de aquellos que se benefician pretendiéndolo. Promover el Evangelio y no acoger al extranjero necesitado ni afirmar su humanidad como hijo de Dios es querer fomentar una cultura cristiana solamente de nombre; vacía de toda su novedad", reitera Francisco.
La insistencia del soberano pontífice en reprender a los países ricos, ante todo Europa, por el tema de los migrantes, le vale a veces críticas que lo acusan de ingenuidad, incluido entre los católicos. Pero, el papa estima que estas críticas vienen a menudo de ciudadanos poco practicantes.
"Una fantasía del nacionalpopulismo en países de mayorías cristianas es defender la 'civilización cristiana' de supuestos enemigos, ya sea el islam, los judíos, la Unión Europa o las Naciones Unidas. Esta defensa resulta atractiva para aquellos que a menudo ya no son creyentes pero que consideran la herencia de su nación como una identidad. Aumentan sus miedos y su pérdida de identidad, al mismo tiempo que baja su participación en las iglesias", asevera.
En su nueva obra, el papa Francisco hace hincapié en la precariedad de los migrantes, que viven hacinados en campos insalubres en plena pandemia de coronavirus.
"Estos campos de refugiados convierten el sueño de alcanzar una vida mejor en cámaras de tortura", escribe, y añade "si el covid entra en un campo de refugiados puede generar una verdadera catástrofe".
Para el máximo representante de El Vaticano, nieto de migrantes italianos instalados en Argentina, "la dignidad de nuestros pueblos exige corredores seguros para migrantes y refugiados, de modo que puedan trasladarse sin miedo desde zonas de muerte a otras más seguras".
"Es inaceptable dejar que cientos de migrantes mueran en peligrosos cruces marítimos o en travesías por el desierto", estima.
En este nuevo alegato, el papa recuerda que los migrantes "mal pagados" constituyen a menudo la mano de obra de las sociedades más desarrolladas, y siguen siendo "denigrados".
El papa Francisco también se pronuncia sobre los urguíes
El líder de El Vaticano, que desplegó grandes esfuerzos diplomáticos para renovar en octubre un acuerdo con China, mencionó por primera vez la persecución de la minoría musulmana de los uiugures. La Santa Sede nunca se ha expresado oficialmente sobre la persecución de los uigures, incluso si dos cardenales asiáticos lo hicieron el verano pasado.
"Pienso mucho en los pueblos perseguidos: los rohinyás, los pobres uiugres, los yazidíes, lo que les hizo el Estado Islámico fue muy cruel, o los cristianos en Egipto y Pakistán, muertos por bombas detonadas mientras rezaban en la iglesia", confiesa el soberano pontífice en un libro dado a conocer este lunes, titulado en español "Soñemos juntos. El camino a un futuro mejor".
El 22 de octubre, el Vaticano y China renovaron por dos años un delicado acuerdo sobre el nombramiento de los obispos. Con anterioridad, Estados Unidos había exhortado al papa a denunciar todas las persecuciones religiosas en China, tanto contra los católicos como contra la minoría uigur.
Los uigures constituyen el principal grupo étnico de Xinjiang, al noroeste de China. Según organizaciones de defensa de derechos humanos, más de un millón de personas fueron internadas en "campos" en esta región. China afirma por su parte que se trata de "centros de formación profesional".
En su libro (que se publica el 2 de diciembre), el papa habla más detenidamente del pueblo rohinyá, una minoría musulmana perseguida en Birmania y de la que numerosos miembros se refugiaron en el vecino Bangladés.
"Siento un cariño particular por los rohinyás. En este momento es el grupo humano más perseguido de la Tierra", dice el papa argentino. "Hay miles de ellos en campos de refugiados en Bangladesh, donde el covid-19 hace estragos", añade, hablando de "una injusticia que clama al cielo".
dmr