Desde el inicio de la emergencia sanitaria, todos los sectores se han visto afectados, uno de los más vulnerables es el que integran los pequeños productores del campo, que distribuyen sus productos en tienditas, locales de verduras y abarrotes. Al contar con recursos limitados, los campesinos han visto afectada su producción y distribución, por lo que, hasta el mes de septiembre, se habían perdido cerca de 32 mil empleos formales en el campo, de acuerdo con los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Para revertir esta situación, distintas empresas, agrupaciones y la sociedad civil, han iniciado un movimiento que ayude a impulsar el consumo local, ya que de esta manera se fortalece la economía de los pequeños productores, quienes han hecho posible que sus productos lleguen a los lugares más alejados, respondiendo a las necesidades de los consumidores.
Y es que, gran parte de los productos que consumimos a diario, sin importar su presentación, salen del campo mexicano: las manzanas que se producen en Chihuahua, el azúcar de caña de Veracruz y la leche de Jalisco, entre miles de productos, llegan a los puntos de venta de todo el país, gracias a la cadena colaborativa entre productores, comercializadoras, transportistas y quienes están involucrados en el proceso.
Al respecto, el Consejo Nacional Agropecuario señala que más de cinco millones de pequeños productores podrían beneficiarse por la evolución de la industria y la implementación de cadenas colaborativas, en las que los procesos se desarrollan de forma vinculada y organizada, permitiendo crear un círculo virtuoso en el que todos se favorezcan.
José Cacho, vicepresidente de Cadenas Productivas del Consejo Nacional Agropecuario destaca que “la integración es el factor clave en un sistema de cadenas colaborativas. A través de alianzas con los productores y las instancias gubernamentales, la industria es el facilitador e implementador que integra y genera beneficios para toda la cadena”.
Estas acciones focalizadas construyen redes de personas y familias que, sin saberlo y sin conocerse, trabajan unas muy cerca de otras para dar continuidad a un esfuerzo colectivo que fortifica la economía de los pequeños productores, de los comercios locales y de México.
Junto con organismos empresariales, grupos transportistas y miembros de la elaboración de alimentos, la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC) ha implementado una cadena de valor permanente, pues al crear un plan integral a largo plazo, en el que se suma a los productores locales, se generan miles de negocios redituables que permiten que todos ganen a través del trabajo conjunto.
Actualmente, la IMCC invierte 18 mil 500 millones de pesos en productos locales, un 25 por ciento más que en 2018, según lo reporta el despacho de derecho y economía SAI.
Además, la IMCC de la mano de instituciones gubernamentales y privadas, integra prácticas de agricultura sustentable, contribuyendo a sostener más de 100 mil empleos indirectos en el sector.
RRR