El director ejecutivo de Delta Air Lines, Ed Bastian, dijo que el apagón informático provocado por una actualización fallida de CrowdStrike a principios de julio, que dejó en tierra a miles de sus aviones, le costará a la compañía 500 millones de dólares.
Bastian dijo a CNBC que Delta “no tiene más remedio” que reclamar daños y perjuicios por las disrupciones. “No puedes llegar a una operación de misión crítica las 24 horas al día, siete días a la semana y decirnos que tenemos un error”, señaló.
Microsoft calcula que alrededor de 8.5 millones de dispositivos Windows se vieron afectados por la actualización defectuosa de CrowdStrike, que dejó varados a pasajeros de aerolíneas, interrumpió citas en hospitales y sacó del aire a emisoras de todo el mundo.
La aerolínea Delta, con sede en Atlanta, tardó más que muchos de sus rivales en recuperarse de los apagones, lo que llevó al Departamento de Transporte de Estados Unidos a abrir una investigación la semana pasada.
Bastian dijo a CNBC que CrowdStrike “no ha ofrecido nada” para compensar la disrupción en Delta: “Asesoría gratuita para ayudarnos, eso es todo”, resaltó.
En respuesta a los comentarios de Ed Bastian, CrowdStrike indicó: “Estamos al tanto de los informes, pero no tenemos conocimiento de una demanda y no tenemos más comentarios al respecto”.
El apagón informático causó grandes trastornos a pasajeros de todo el mundo, ya que algunas aerolíneas dejaron en tierra sus aviones y los sistemas de registro fallaron en los aeropuertos.
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Varias aerolíneas europeas han estudiado la posibilidad de reclamar daños y perjuicios a CrowdStrike por los costos incurridos durante la interrupción, aunque todavía no se toma ninguna decisión al respecto, de acuerdo con una persona familiarizada con el asunto.
Sin embargo, los analistas de Deutsche Bank dijeron que creen que la responsabilidad de Crowdstrike está “limitada a no más del precio que los clientes pagaron por su software”.
Delta Air Lines, junto con otras importantes aerolíneas estadunidenses, United y American, tomaron la inusual medida de dejar en tierra por un periodo breve todos sus aviones cuando comenzó la disrupción en la mañana del 19 de julio.
Sin embargo, mientras que sus rivales fueron capaces de restablecer sus horarios de vuelo durante ese fin de semana, los problemas para Delta continuaron durante toda la semana siguiente, con más de 6 mil vuelos cancelados.
La aerolínea también enfrentó críticas por su servicio al cliente durante la disrupción, y el gobierno estadunidense abrió una investigación después de los informes de que había personas que esperaban ocho horas para comunicarse por teléfono y filas de 100 personas que crecían en los aeropuertos.
“Todas las demás aerolíneas volvieron a ponerse de pie en un día o dos. Delta en realidad parecía que se movía en la dirección opuesta, razón por lo que le estamos prestando especial atención… estamos investigando con la mirada puesta en la rendición de cuentas por esa interrupción”, dijo el secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg, la semana pasada.
CrowdStrike se comprometió a mejorar sus pruebas internas de actualizaciones, ya que busca evitar que se repita una disrupción generalizada que sea desencadenada por una actualización defectuosa para los clientes de Windows de su software de seguridad Falcon.
El director ejecutivo de la empresa, George Kurtz, también fue convocado por el subcomité del Congreso de Estados Unidos sobre seguridad cibernética y protección de infraestructura para explicar el papel de CrowdStrike en lo que “algunos afirman que es el mayor apagón informático en la historia”.