Los ingresos personales en Estados Unidos cayeron 2.7 por ciento en agosto después de que terminaron los beneficios de emergencia por desempleo para millones de estadunidenses, lo que generó temores de que un menor consumo pueda frenar la recuperación económica.
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De acuerdo con los datos de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de EU, la caída fue de 543 mil 500 millones de dólares y fue mayor de lo que esperaban los economistas.
A esto le acompañó una desaceleración del crecimiento del consumo de 1.5 por ciento en julio a 1 por ciento en agosto, y una caída en la tasa de ahorro de 17.7 por ciento a 14.1 por ciento en el mismo mes, ya que los estadunidenses se vieron cada vez más obligados a recurrir a sus ahorros para mantener el gasto.
Las cifras destacan lo críticas que fueron las medidas de estímulo fiscal para la economía de EU mientras se recuperaba de los confinamientos por la pandemia. Ese apoyo del gobierno ahora desapareció después de que un estancamiento político en Washington impidió la aprobación de nuevas medidas de alivio económico.
Nancy Pelosi, presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, y Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de EU, participan en un último esfuerzo para llegar a un acuerdo, pero no hay certeza de que se pueda llegar a uno.
En declaraciones a periodistas, Pelosi dijo ayer que se encuentra “optimista”, pero que aún hay diferencias importantes en los beneficios por desempleo, los créditos fiscales para las familias pobres y, en particular, en la ayuda a los gobiernos estatales y locales, donde las dos partes están “muy lejos”. Los republicanos y la Casa Blanca se resisten a grandes pagos para mejorar las deterioradas finanzas de las autoridades estatales y locales.
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“Tenemos la esperanza de que podremos llegar a un acuerdo porque las necesidades del pueblo estadunidense son muy grandes”, dijo Pelosi, “pero se tiene que reconocer que se necesita dinero para hacer eso y se necesita el lenguaje adecuado para garantizar que se hace bien”.
“El principal motor de la actividad económica corre el riesgo de estancarse a medida que la economía recorre la última curva de 2020”, escribió Gregory Daco, economista jefe de EU de Oxford Economics. “Con la compensación que crece a un ritmo más lento y las transferencias del gobierno que disminuyen, los consumidores recurrieron a sus ahorros para financiar sus desembolsos, esto no es una realidad sostenible”.
Los datos de ingresos personales se publicaron cuando las cifras del Departamento del Trabajo de EU mostraron que el ritmo de las solicitudes para los beneficios del seguro de desempleo se desaceleró la semana pasada, pero se mantuvo por encima de 800 mil, lo que pone de relieve el repunte muy gradual desde los confinamientos.
Hubo 837 mil solicitudes iniciales para el seguro de desempleo sobre una base ajustada estacionalmente, en comparación con 873 mil la semana anterior y por debajo del pronóstico de 850 mil de los economistas. La cifra marcó un nuevo mínimo desde que comenzó la pandemia, pero se mantuvo elevada. Las solicitudes semanales de desempleo, que alcanzaron un máximo de cerca de 6.9 millones a finales de marzo, llegaron a un total de 211 mil en la semana anterior al primer golpe que asestó el coronavirus a la economía.
El número de estadunidenses que reciben ayuda estatal para el desempleo también disminuyó a 11.8 millones, desde 12.7 millones de la semana que terminó el 19 de septiembre y de 24.9 millones en el punto máximo de la era de la pandemia. Las reclamaciones continuas equivalían a 8.1 por ciento de la población activa. La tasa de desempleo asegurado, que se considera una medida alternativa del desempleo, fue de 8.7 por ciento la semana anterior.
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Los brotes de covid-19 en el sur y el oeste de Estados Unidos bajaron desde que se desarrollaron en mayo y junio, lo que aumenta las esperanzas de una recuperación más estable del empleo. Florida y Texas, dos de los estados más afectados durante el verano, tomaron medidas para relajar o eliminar las restricciones a las empresas.
California —el estado más poblado de EU— dejó de aceptar temporalmente los pedidos del seguro durante dos semanas para abordar el fraude y resolver una acumulación de solicitudes. Los datos nacionales de la semana pasada incluyeron una estimación de nuevas solicitudes en el estado.
Las solicitudes semanales de desempleo registraron la mayor caída en Florida, Texas y Georgia, de acuerdo con cifras que no están ajustadas estacionalmente. Algunos estados, entre ellos Maryland, Illinois y Nueva Jersey, registraron un ligero repunte respecto a la semana anterior.
Estados Unidos ya recuperó casi la mitad de los 22 millones de puestos de trabajo que se perdieron en abril y mayo en el apogeo de los confinamientos por el coronavirus. El Departamento del Trabajo debe publicar sus últimas cifras mensuales hoy y los economistas pronostican una ganancia de 850 mil nóminas en septiembre, en comparación con un aumento de 1.4 millones de puestos de trabajo el mes anterior. Se espera que la tasa de desempleo, que alcanzó su punto máximo de 14.7 por ciento en abril, caiga de 8.4 a 8.2 por ciento.
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El informe de solicitudes de desempleo mostró que un total de 26.5 millones de personas solicitaron los beneficios en programas estatales y federales hasta el 12 de septiembre, en comparación con los 26 millones, de acuerdo con las cifras no ajustadas que se reportan con un retraso de dos semanas. Este dato incluye pedidos del programa de Asistencia de Desempleo por la Pandemia (PUA, por su sigla en inglés) y otra medida de la Ley Cares (Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica del Coronavirus) que amplió los beneficios por desempleo hasta por 13 semanas.
El programa federal PUA, que ofrece beneficios a los trabajadores independientes y a otras personas que no califican para la compensación regular por desempleo, registró un aumento en las solicitudes por primera vez de 615 mil 599 la semana pasada a 650 mil 120 sobre una base no ajustada.
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CLAVER-CARONE ASUME PRESIDENCIA DEL BID
Mauricio Claver-Carone, quien hasta ahora se desempeñaba como asesor para las Américas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asumió ayer la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con un llamado a “dejar atrás las voces del pasado” y tras anticipar entre sus tareas más cercanas la capitalización de esa entidad y la búsqueda de alianzas con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“La elección concluyó y llegó el momento de dejar atrás las voces del pasado”, declaró el funcionario en un discurso virtual hacia los empleados del organismo. “De ahora en adelante miremos en solo una dirección, hacia el futuro, hacia un banco fortalecido con una visión clara sobre la recuperación veloz que nos retornará al crecimiento”, afirmó.
Su candidatura generó polémica al romper la tradición de situar siempre a un latinoamericano al frente de la institución multilateral con sede en Washington, una norma no escrita que se había cumplido durante los 61 años de historia del banco.