“Catastrófico”, el impacto climático por fuga en ducto

Nord Stream. Expertos estiman que la afectación será similar a la de 1 millón de automóviles en la calle durante todo un año

Enormes burbujas en el mar Báltico indican que el metano está subiendo a la superficie. AFP
Camilla Hodgson y Alice Hancock
Londres y Bruselas /

Se calcula que grandes volúmenes de metano, un potente gas de efecto invernadero, se están filtrando a la atmósfera desde los ductos europeos dañados que se extienden desde Rusia hasta Alemania y que, de acuerdo con varios dirigentes de la Unión Europea, fueron saboteados.

Aunque a los científicos les resulta difícil cuantificar con certeza el volumen exacto de metano que se escapa a la atmósfera desde los ductos submarinos, los expertos afirman que la cantidad estimada que proviene de las cuatro fugas detectadas en los ductos Nord Stream es muy significativa.

Si uno de los dos ductos con fugas liberara todo su contenido, representará cerca del doble de metano del que se emitió durante la fuga del almacenamiento subterráneo Aliso Canyon de 2015 en California, una de las peores registradas en la historia, señaló Paul Balcombe, profesor honorario del Imperial College de Londres en ingeniería química.

El metano es el principal componente del gas y es un factor clave del cambio climático. La molécula atrapa más calor en un espacio de tiempo más corto que el dióxido de carbono, lo que le da un potencial de calentamiento cerca de 80 veces superior al del carbono en 20 años.

Se comporta de forma diferente cuando se libera en el agua del mar que cuando lo hace directo en la atmósfera. Una parte del metano que se filtró se disolvió en el océano, aunque las enormes burbujas de la superficie del mar Báltico indicaron que gran parte subió a la superficie y escapó a la atmósfera.

“Es un problema bastante grande”, afirmó Balcombe, y advirtió que “todas las fugas se ven bastante grandes, muestran un diámetro bastante amplio”.

La agencia ambiental alemana estimó el miércoles que las fugas liberarán 300 mil toneladas de metano a la atmósfera.

En comparación, la fuga de Aliso emitió alrededor de 100 mil toneladas de metano a la atmósfera entre octubre de 2015 y febrero de 2016.

Las emisiones anuales de metano a escala mundial son de alrededor de 570 millones de toneladas, de acuerdo con las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE), lo que hace que la fuga de Nordstream sea potencialmente una fracción de la cantidad total, aunque pone de manifiesto los riesgos.

“Es imposible fijar una cifra (las fugas de Nord Stream)en este momento”, pero “pueden ser tan importantes como (Aliso)”, dijo Balcombe; sin embargo, aseguró que es poco probable que los ductos liberen todo su contenido.

Jean-Francois Gauthier, vicepresidente de mediciones e iniciativas estratégicas del servicio de modelado de emisiones globales, GHGSat, dijo que “desde cualquier punto de vista, se trata de un nivel catastrófico”.

“Es particularmente inusual que se produzca en un espacio de tiempo tan corto, y el impacto ambiental probable será similar al de al menos un millón de coches en las calles durante un año completo”, advirtió Gauthier.

Grant Allen, profesor de física atmosférica de la Universidad de Manchester, indicó que el impacto de la catástrofe para el clima se verá limitado por el hecho de que los gasoductos no estuvieran en operación, incluso si contenían gas, lo que reducirá la cantidad que se puede escapar.

Las bacterias de los océanos pueden descomponer el metano utilizando oxígeno, proceso que produce dióxido de carbono que se disuelve en el agua. Aunque los océanos del mundo absorben las emisiones de carbono, el volumen que reciben como consecuencia de la acumulación de gases de efecto invernadero está provocando su acidificación.

Los servicios de imágenes por satélite que pueden identificar y cuantificar las fugas de metano se han encontrado con dificultades para analizar las fugas del Nord Stream debido a la nubosidad. Erik Arends, del Instituto de Investigación Espacial de los Países Bajos, dijo que la evaluación de los daños era un reto porque el agua no reflejaba suficiente luz solar para producir imágenes útiles.

El lunes se vieron por primera vez burbujas gigantes de gas en el Mar Báltico, lo que llevó a descubrir fugas en dos ductos de Nord Stream, situados en aguas internacionales frente a la isla danesa de Bornholm.

El descubrimiento alimentó las especulaciones sobre el vandalismo por parte de Rusia, algo que niega el Kremlin, y con esto se intensificaron los debates sobre la necesidad de asegurar las redes energéticas europeas. Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, dijo el martes que se produjo una “acción de sabotaje” y que “cualquier disrupción deliberada de la infraestructura energética europea activa es inaceptable y dará lugar a la respuesta más enérgica posible”.

La causa de las fugas aún es desconocida, aunque Dinamarca y Suecia anunciaron una investigación oficial. El asunto se debatirá en una reunión de ministros de Energía de la Unión Europea que se celebrará hoy en Bruselas. 

“Creo que todos los que nos reunamos estamos muy preocupados por este asunto. La seguridad y el medio ambiente son una prioridad absoluta para todos nosotros… todos estamos de acuerdo en que tenemos que apoyar la investigación y conseguir que esto se aclare”, dijo un alto diplomático de la Unión Europea.

Jeffrey Kargel, del Instituto de Investigación Planetaria de Arizona, dijo que los daños son “preocupantes” y equivalen a “un delito ambiental si se hicieron de forma deliberada”.

Una organización que representa a las compañías de gas y petróleo de Reino Unido confirmó que trabaja con el gobierno británico y sus homólogos de Noruega para revisar la seguridad en torno a las infraestructuras energéticas del Mar del Norte.

Mark Wilson, director de salud, seguridad y medio ambiente de la organización comercial Offshore Energies UK, insistió en que todavía no hay pruebas de “actividades inusuales”, como avistamientos de drones, en torno a las infraestructuras energéticas británicas, pero que está revisando las disposiciones de seguridad actuales, que incluyen una zona de exclusión de 500 metros alrededor de las plataformas de gas y petróleo.



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