El libre comercio nos rescató de una crisis alimentaria

Los mercados globales de productos básicos superaron el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania

Cacao, café, té y chocolate juntos representan menos de 1 por ciento de la canasta de precios al consumidor en Reino Unido. ANGE ABOA/REUTERS
Alan Beattie
Londres /

En estos momentos es difícil pasar el día sin que alguien salte frente a nosotros con la última advertencia sobre una crisis alimentaria internacional y la fragilidad de la globalización. Además de la percepción generalizada en Estados Unidos de que los precios de los abarrotes son demasiado altos y que esto es culpa de Joe Biden —lo que provocó que Kamala Harris lanzara una campaña ambigua contra la especulación con los precios—, existen problemas muy publicitados en las cadenas de suministro de té, café, chocolate y aceite de oliva.

Ahora bien, nadie puede negar que el cambio climático plantea una grave amenaza a mediano plazo para la producción y los rendimientos agrícolas, y que los gobiernos realizan un trabajo lamentable para combatirlo. Pero, en general, los mercados mundiales de productos alimenticios básicos han tenido un desempeño sorprendentemente bueno en los últimos años, superando el impacto de la invasión de Ucrania.

Se presta mucha atención a los consumidores de altos ingresos y a cuestiones del primer mundo, como la reducción sigilosa del tamaño de las barras de chocolate por parte de los productores de alimentos en respuesta al aumento de los precios del cacao. Las precipitaciones variables y las altas temperaturas pueden ser, por supuesto, una terrible noticia para los productores de cacao del África subsahariana que venden en el mercado europeo, pero no se trata de una crisis general para la globalización de los alimentos.

Los aumentos de precios de estos productos para los consumidores de los países ricos que se encuentran al final de la cadena de suministro son inconvenientes menores. Por ejemplo, café, té, cacao y chocolate juntos representan menos de 1 por ciento de la canasta de precios al consumidor en Reino Unido. Los fuertes aumentos en esos productos el año pasado no impidieron que bajara la inflación general en Gran Bretaña, como ocurrió en EU, donde la inflación de los alimentos ahora se encuentra por debajo de la tasa general.

Los precios de los alimentos básicos que importan más a los países de bajos ingresos han estado bajo control. Un aumento en el trigo en febrero de 2022 debido a la amenaza a las exportaciones de cereales y fertilizantes del mar Negro se revirtió cinco meses después. Los precios mundiales de los cereales, medidos por el índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, están por debajo de los niveles de finales de 2020.

Steve Wiggins, investigador principal de ODI, un centro de reflexión con sede en Reino Unido, señaló: “Cada vez que los precios suben vertiginosamente, la gente que no sabe nada de materias primas nos dice que los mercados mundiales de alimentos están rotos y que las cosas nunca volverán a ser lo mismo”. De hecho, afirma, en el momento de la invasión a Ucrania, los precios ya estaban cerca de la cima de un ciclo tradicional de materias primas que comenzó a mediados de 2020. Después de que se disipó el breve impacto de Ucrania, la oferta mundial aumentó y siguió la fase descendente. Es un lugar común muy antiguo, pero es cierto: la producción responde a la demanda, y la mejor cura para los precios altos son los precios altos.

Un aspecto crítico no fue solo la recuperación de la producción, sino que el sistema de comercio mundial siguió funcionando. La esperanza que tenía Rusia en 2022 de crear hambruna en el extranjero para obligar a sus enemigos a dar marcha atrás y levantar las sanciones fracasó estrepitosamente. Como señala el Banco Mundial, además del grano ucraniano que se exporta a través de los países de la Unión Europea, las naciones de África occidental que antes dependían del trigo del mar Negro pudieron abastecerse de otros lugares, incluidos productores del hemisferio sur, como Argentina.

Los temores de que los gobiernos hicieran subir los precios bloqueando las exportaciones, como hicieron algunos en la crisis alimentaria mundial de 2007-2008, tampoco duraron mucho, con una o dos excepciones, como la restricción de las ventas de algunos tipos de arroz por parte de India. El grupo de expertos del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias asegura que esas restricciones cubren actualmente solo 8 por ciento de las calorías comercializadas, la mitad de la tasa en abril de 2022.

Al igual que los fabricantes, el comercio de alimentos también se ha adaptado a las interrupciones en el transporte marítimo internacional. Al igual que los buques portacontenedores, los barcos de carga a granel que solían atravesar el canal de Suez ahora pasan por el extremo sur de África, y las compañías comercializadoras también aprendieron a hacer frente a las disrupciones del canal de Panamá, sin que los costos se eleven de forma prohibitiva.

Wiggins señala que, lejos de sufrir las conmociones transmitidas por los mercados globales disfuncionales, los países con problemas actuales de suministro de alimentos son, en general, los que están geográficamente aislados o tienen problemas internos. Los problemas de seguridad alimentaria se centran en las naciones sin litoral del África subsahariana que dependen de una producción local susceptible a las sequías, y en los países donde la producción y las importaciones se ven afectadas por conflictos (Yemen, Sudán, Somalia).

En Egipto, el mayor importador de trigo del mundo, el gobierno en junio se arriesgó a provocar inquietud social al multiplicar por cuatro los precios subsidiados del pan. Pero eso refleja principalmente problemas macroeconómicos internos no una escasez de trigo comercializable.

El estado actual de la producción y el consumo a escala mundial de alimentos no es una acusación al “neoliberalismo”, aunque es cierto que aún nos queda mucho camino por recorrer para corregir los mercados y lograr que internalicen los costos externos de las emisiones de carbono. La agricultura a menudo se distorsiona por el proteccionismo y los subsidios locales, pero el comercio abierto global proporcionó niveles de seguridad alimentaria sin precedente en la historia de la humanidad. Los mercados le han permitido al mundo capear toda una serie de crisis y serán una parte esencial de los esfuerzos por sobrevivir a las nuevas crisis en el futuro.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


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