El nuevo objetivo de Toto Wolff

FT MERCADOS

El director de la escudería Mercedes habla de cómo diseñó una de las grandes rachas de victorias en la F1, y de cuánto le falta a las carreras para ser mixtas.

Torger Christian Wolff, director ejecutivo de Mercedes-Benz en la Fórmula 1.
Joe Miller
Ciudad de México /

Incluso antes de que comenzara nuestro almuerzo, Toto Wolff ya había doblado las reglas del FT. Ya es bastante difícil hacer que el líder del equipo de Fórmula 1 de Mercedes se comprometa a una cita, así que cuando sus encargados sugieren una cena, en Viena, la ciudad natal de Wolff, en lugar de una reunión apresurada a mediodía, cedo.

Se puede suponer que Wolff no ha conseguido 15 de los últimos 16 campeonatos mundiales de F1 (de pilotos y constructores) por ser demasiado complaciente. Sin embargo, gracias a la exitosa serie documental de Netflix, el hombre que puede presumir de ser el gerente deportivo más exitoso de todos los tiempos alcanzó el estatus de celebridad menos por su ingenio ejecutivo que por su travieso encanto en la pantalla.

La serie convirtió a Wolff, de 50 años de edad, y a sus compañeros directores de escuderías en improbables estrellas de la televisión. 

El valor del equipo de F1 de Mercedes, del que Wolff, posee un tercio, aumentó más del doble desde que Liberty tomó las riendas.

La mayoría de los espectadores de Drive to Survive tienen entre 16 y 34 años y el programa contribuyó a atraer multitudes para los fines de semana de carreras de la F1.

Empezamos con la elección de Wolff para el lugar de la reunión. Do & Co, un restaurante en una azotea repleto de miembros de la brigada internacional de los pantalones blancos (personas ricas), “no es elegante”, protesta. Para es un viejo lugar, propiedad de un amigo de Niki Lauda, el legendario piloto de carreras que fue socio comercial y mentor de Wolff durante mucho tiempo.

“Los ricos lo tienen fácil en nuestro deporte, pero eso no los convierte en campeones”
Toto Wolff, director ejecutivo de Mercedes-Benz en la Fórmula 1

El dúo, que trajo Mercedes en 2013, tenía el toque de Midas, creando un equipo que ganó el campeonato de constructores durante ocho años consecutivos, y el de pilotos durante siete. Una polémica decisión en los últimos minutos de la final de Abu Dhabi del año pasado puso fin a esta espectacular racha al otorgar el título de pilotos a Max Verstappende Red Bull. La respuesta desesperada de Wolff (“No, no Michael (Masi), eso no estuvo bien”, le gritó al director de carrera) se convirtió rápidamente en un meme.

La oportunidad de revancha de Mercedes en la competencia de este año se acabó antes de que la temporada realmente se pusiera en marcha, ya que los pilotos Lewis Hamilton y George Russell tuvieron dificultades con un nuevo coche que —como resultado de los cambios de reglas— no ofrecía ni el ritmo ni el control para competir con los líderes Ferrari y Red Bull.

Los resultados de la escudería de Mercedes ya empezaron a mejorar. Pero, por primera vez en una década, Wolff se encuentra al frente de un equipo que podría no ganar una carrera en toda la temporada, y mucho menos un trofeo.

Una mesera se acerca a tomar nuestro pedido. Rápidamente elijo del menú euroasiático una ensalada de espinacas y berenjenas seguida de un Wiener Schnitzel. Mi acompañante se decide por la sopa de pescado tom yam gung y un curry de ternera pay ca paw.

Wolff define su próximo objetivo como “el éxito sostenible” y, tal vez percibiendo mi escepticismo, saca una imagen en su teléfono que muestra los equipos que han ganado en las últimas cinco décadas de la F1. La fila inferior, la más reciente, está llena de flechas plateadas de Mercedes. Pero Wolff se enfoca en las primeras. “Hay mucho amarillo”, dice, refiriéndose al logo de Ferrari, “en casi todas las décadas de la F1”.

Emular esta hazaña es el nuevo objetivo, añade Wolff. “Si dejas de soñar, te quedarás sin propósito, en mi opinión. Eso no es una tontería de Instagram”, dice.

Después de que la breve carrera de Wolff como piloto de carreras se derrumbara, se dedicó a la banca antes de lanzar una compañía de inversión durante la década de 1990. Años más tarde, regresó al deporte siendo mentor de algunos pilotos más jóvenes, y luego se convirtió en director ejecutivo de Williams Racing. Durante la gestión de Wolff, la escudería consiguió su primera victoria en ocho años, y Mercedes no tardó en tocar a la puerta del austriaco.

La conmoción de esta temporada llevó a algunos a cuestionar su enfoque, y a considerar hasta qué punto el éxito de Wolff posiblemente se debe a un gran presupuesto y a pilotos con talento. “He estudiado por qué los grandes equipos no han sido capaces de repetir las grandes rachas de títulos”, dice, citando al Manchester United de Alex Ferguson. “Ningún equipo deportivo de ningún deporte ha ganado ocho títulos consecutivos de campeón del mundo, y hay muchas razones para esto, y lo que está en el centro es lo humano. El humano se vuelve complaciente. 

No tiene la misma energía que antes. Tal vez no seas tan ambicioso”.

Nacido de padre rumano y madre polaca que huyeron del comunismo, Wolff creció en un hogar que apenas reconocía la religión. Pero después de la trágica muerte de su padre, el joven Toto se crió con la ayuda de una familia judía local. “El antisemitismo estaba muy presente cuando estaba creciendo”, dice.

El tema es oportuno. Nuestra cena se realiza días después de que el brasileño Nelson Piquet, tres veces campeón de F1, utilizó un insulto racista al hablar de Hamilton, el único piloto negro de la parrilla. Aunque se cuida de no equiparar su experiencia con la de Hamilton, Wolff dice que el antisemitismo que vio en su adolescencia le ayudó a ser empático con el piloto de Mercedes.

El director de la escudería respalda las aventuras del siete veces campeón del mundo fuera de la pista (como el paracaidismo) y las provocadoras campañas de justicia social. “Lewis nunca ha causado ningún dolor de cabeza, ni para mí ni para el equipo”, afirma Wolff. “Hay que sacar a la gente de su zona de confort, y eso es lo que hace (Hamilton)”.

Aunque la F1 tiene una alta calificación en diversidad geográfica. Wolff cita a Luna Fluxa, una española de 12 años en el programa junior de Mercedes. Pero aunque una o dos mujeres lo logren, Wolff cree que “no es realista” esperar una parrilla de género mixto en la próxima década. “Estoy seguro de que hay chicas que pueden lograrlo por sus méritos”, dice, pero todavía hay un estigma.

Le pregunto a Wolff por qué la Fórmula 1 no se compromete a ser totalmente eléctrica. Toto Wolff dice que el deporte podría ser eléctrico a finales de la década “si resolvemos el problema de la experiencia audiovisual”. Los aficionados a la F1 adoran el ruido del motor de combustión, pero “hay un cambio generacional que puede ayudarnos”.

Wolff es igual de optimista con respecto al calendario de carreras, que incluirá una carrera nocturna en Las Vegas a partir del próximo año. “Nada es sagrado, todo tiene que evolucionar”, afirma.

Le pregunto si se siente como un forastero entre los chicos ricos mimados del paddock, sobre todo porque tuvo que abandonar su propia carrera de piloto por falta de fondos. “Los ricos lo tienen fácil en nuestro deporte, pero eso no los convierte en campeones”, dice.

Tal vez una generación de jóvenes progresistas vea en la Fórmula 1 lo que el torturado adolescente que llegó a convertirse en su director más dominante vio a finales de la década de 1990. Cuando las luces se apagan al comienzo de la carrera, “sea cual sea tu origen, sea cual sea tu educación, eso es irrelevante en ese momento”, dice.

GAF

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