Los fiscales de Tokio arrestaron a Carlos Ghosn por cuarta ocasión, bajo la sospecha de que el ex presidente de Nissan desvió pagos a un concesionario omaní para su uso personal, de acuerdo con personas familiarizadas con la situación.
Ayer los representantes de Ghosn no estuvieron disponibles de forma inmediata para hacer comentarios, pero una persona cercana a Ghosn confirmó que lo arrestaron nuevamente y que lo llevaron a la oficina de los fiscales.
Ghosn, quien salió en libertad bajo fianza apenas hace un mes después de 108 días detenido por cargos de mala conducta financiera, dijo en Twitter el miércoles que “diría la verdad” la próxima semana en lo que, planeó, sería su primera conferencia de prensa desde su arresto en noviembre.
Los fiscales de Tokio no estuvieron disponibles de forma inmediata para hacer comentarios.
Que ocurra una nueva detención mientras el acusado acaba de salir bajo fianza es una medida inusual. Si se presentan nuevos cargos, marcaría un cambio importante en el tono de las acusaciones oficiales contra Ghosn, quien mantiene que es inocente. En las acusaciones formales actuales los cargos son por subestimar su remuneración y por abuso de confianza, mientras que las investigaciones de Omán al parecer se centran en si el ex presidente de Nissan se benefició de manera personal por una presunta actividad ilícita.
El equipo legal evaluaba el riesgo de nuevos cargos en su contra después de que Renault, el socio de Nissan en la alianza, alertó a los fiscales franceses la semana pasada sobre alrededor de 10 millones de euros en pagos sospechosos a Suhail Bahwan Automobiles (SBA), un distribuidor de Omán con vínculos a un amigo de Ghosn, de acuerdo con personas familiarizadas con las investigaciones.
En una investigación interna de Nissan también se encontró que se realizaron alrededor de 35 millones de dólares en pagos a SBA entre 2011 y 2018. Se cree que Ghosn dio instrucciones de que parte de esos pagos, que originalmente fueron aprobados por los directivos de Nissan, se desviaran a una compañía libanesa de nombre Good Faith Investments, que creó el ex abogado de Ghosn, de acuerdo con dos de las personas.
Del dinero que se transfirió a SBA y otras entidades relacionadas, se sospecha que casi 30 millones de dólares se transfirieron a través de Good Faith a Shogun Investments, una firma de inversión que es de propiedad parcial del hijo de Ghosn. La firma libanesa también gastó más de 10 millones de euros para comprar un yate, al cual Ghosn le dio el nombre de Shachou, que significa presidente en japonés, dijeron las personas.
Los representantes de Ghosn en París dijeron que los pagos que realizó Renault al distribuidor en Omán “no se desviaron de sus objetivos comerciales y que bajo ningún caso todos o parte de esos pagos beneficiaron a Carlos Ghosn o a su familia”.
El miércoles, el consejo de administración de Renault también acusó a Ghosn de “prácticas cuestionables y ocultas” y de violar la ética de la compañía, la primera vez que el grupo automotriz francés critica públicamente a su antiguo jefe.