El cambio climático y la guerra en Ucrania mantendrán los precios de los alimentos en niveles mucho más altos que antes de la pandemia del covid-19, a pesar de las señales de moderación en los mercados mundiales de materias primas, advierten economistas y expertos en agricultura.
Los precios al mayoreo de los alimentos se estabilizaron en los últimos meses, lo que hace que aumente la esperanza de que el incremento del costo minorista de productos básicos, como el arroz, el pan y la leche, que se registró en los dos últimos años disminuya en 2023.
La última actualización del índice de precios de los productos agrícolas comercializados internacionalmente, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) que se publicó hace una semana, registró en noviembre su octavo descenso mensual consecutivo desde el máximo que se alcanzó en marzo. En el índice de noviembre se mostró que los precios fueron apenas 0.3% más altos que el año anterior.
Sin embargo, la estabilización de los mercados internacionales todavía no se traduce en una menor inflación para los hogares de todo el mundo. Incluso si con el tiempo esto ocurre, es probable que los costos se mantengan muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia, ya que la guerra y los fenómenos meteorológicos limitan la capacidad de los productores para aprovechar los precios más altos mediante el aumento de la oferta.
“Normalmente, la cura para los precios altos son los precios altos”, dice Carlos Mera, analista senior de Rabobank. “Vemos debilidad en la demanda, pero la producción no ha sido muy elástica”.
Un freno a la producción
Después de varios años de cosechas abundantes gracias a unas condiciones climatológicas favorables, los precios de los cereales se fortalecieron durante la pandemia debido al acaparamiento por parte de consumidores, empresas y gobiernos. Incluso antes de la invasión de Rusia a Ucrania en febrero, que provocó un repunte de los precios debido a la importancia que tienen ambos países en la producción de materias primas como el trigo, las persistentes sequías en las principales regiones productoras presionaron los precios al alza en los alimentos.
Tanto el conflicto en Ucrania, que aumentó el costo de los combustibles fósiles y de la producción de fertilizantes que requiere de un alto consumo de energía, como el tercer año del fenómeno meteorológico de La Niña -causante de graves sequías en Estados Unidos (EU), Argentina y Europa
12.7%
subió el costo de los alimentos para los consumidores en los países del G7 en el último año
“La respuesta por parte de la oferta ha sido lenta. Los agricultores de todo el mundo están aplicando menos fertilizantes, y en lugares como África, esto tendrá como resultado una menor producción”, dice Josef Schmidhuber, director adjunto de Comercio y Mercados de la FAO, que espera que la producción de cereales sea menor el próximo año que en años anteriores.
A la FAO también le preocupa que el próximo año pueda producirse una escasez mundial de arroz si los productores no encuentran suficiente fertilizante.
“Una caída de la producción mundial de cereales en el presente año agrícola, y las presiones de los costos de los insumos, mantendrán elevados los precios de los alimentos en un futuro próximo”, afirma Ervin Prifti, economista principal del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los precios de los fertilizantes empezaron a dispararse incluso antes de la guerra, ya que Rusia redujo el año pasado el suministro de gas, la principal materia prima, a Europa. Los precios de la potasa se dispararon después de que los gobiernos occidentales impusieron sanciones a Bielorrusia, uno de los mayores productores mundiales de este nutriente de los cultivos, después de la violenta represión en la capital Minsk contra las protestas antigubernamentales en 2020.
Aunque los costos ya bajaron desde su punto máximo, los precios siguen siendo altos en comparación con los niveles históricos y los datos de la consultora inglesa CRU muestran que el fertilizante todavía es inasequible para muchos productores.
16.1%
fue la inflación anual de los productos alimentarios en octubre en los países de la OCDE
La invasión rusa afectó hasta ahora a tres ciclos agrícolas ucranianos. La cosecha de 2021 no pudo salir del país al estallar la guerra en febrero. Los cultivos de 2022 se enfrentaron a problemas de cosecha y de infraestructura, ya que algunas regiones clave se convirtieron en zonas de guerra. Se espera que el rendimiento de las cosechas de Ucrania del próximo año disminuya drásticamente.
“Esto equivale a tres sequías consecutivas”, dice Joseph Glauber, investigador principal del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés) y antiguo economista jefe del Departamento de Agricultura de EU.
En época de vacas flacas
La posibilidad de un aumento de los precios mayoristas de los alimentos a nivel mundial se produce en un momento en que la mayor parte de los países del mundo luchan contra el aumento de la inflación de los precios de consumo de los alimentos.
En los países del G7, el costo de los alimentos para los consumidores se incrementó en promedio 12.7% en el último año. Muchos países de medianos ingresos y en desarrollo registraron cifras aún más elevadas: desde más de 40% en Hungría hasta casi 100% en Turquía. “Es posible que tengamos que esperar hasta dos trimestres más para ver una reducción de la inflación alimentaria a nivel interno”, dice Prifti.
Katharine Neiss, economista jefe para Europa de PGIM Fixed Income, un gestor de fondos, dice que la disminución de los precios mayoristas no se va a trasladar rápidamente a los costos minoristas, ya que la producción de alimentos tiene un uso intensivo de energía, y aún persiste el impacto del aumento de los precios del gas y el petróleo a causa de la invasión de Rusia a Ucrania.
Los consumidores de los mercados emergentes y las economías en desarrollo, que suelen gastar una proporción relativamente grande de sus ingresos en alimentos, están especialmente expuestos.
Muchos países de África y Medio Oriente dependen de la región del Mar Negro para sus importaciones y suelen tener monedas más débiles y volátiles. La mayor parte de las transacciones mundiales de productos alimentarios se cotizan en dólares, lo que puede amplificar el efecto del aumento de los costos sobre los precios nacionales de los alimentos.
Aunque la prórroga en noviembre del acuerdo sobre cereales del Mar Negro entre Rusia y Ucrania, que garantiza que una parte de los productos alimentarios básicos del país lleguen a los clientes internacionales, redujo el riesgo de nuevos aumentos de precios, las condiciones geopolíticas siguen siendo precarias.
Mientras tanto, las medidas utilizadas por economistas y comerciantes para evaluar la disponibilidad de materias primas, como la relación de inventarios-uso, indican que los suministros de trigo se encuentran en el nivel más bajo en más de una década.
“No creo que nos encontremos fuera de peligro todavía”, dice Glauber del IFPRI.
Prifti del FMI está de acuerdo con él. “Todavía es incierto cómo se va a desarrollar la combinación de las disrupciones de las cosechas, los precios de la energía y la política monetaria”, dice. “Sin embargo, las cosas podrían empeorar antes de mejorar”.
sgs