Hay cinco fuerzas que definirán nuestro futuro tras el covid-19

FINANCIAL TIMES

Previsiones. El auge de la tecnología, las brechas de desigualdad, el alto endeudamiento y un intercambio comercial más regional y virtual, así como las tensiones políticas aún afectarán al mundo en 2025 y más allá.

La marcha de la digitalización seguirá remodelando la vida. (Shutterstock)
Martin Wolf
Londres /

El covid-19 aceleró el mundo hacia el futuro. A continuación presentamos cinco poderosas fuerzas que estaban en marcha antes del covid, que se intensificaron en la pandemia y que aún van a afectar al mundo en 2025 y mucho más allá.

En primer lugar, la tecnología. La marcha de la tecnología informática y de comunicaciones continúa remodelando vidas y la economía. Ahora las comunicaciones de banda ancha, junto con Zoom y software de videoconferencias similares, hicieron posible que una gran cantidad de personas trabajen desde casa. 

Para 2025, es probable que parte, quizá la mayoría, de este cambio de las oficinas se revierta, pero no va a ocurrir por completo. Las personas podrán (y se les permitirá) trabajar fuera de la oficina. Esto no solo va a incluir a los trabajadores en sus países de origen, sino también a trabajadores que provienen del exterior, por lo general con salarios más bajos. Es probable que el resultado sea un aumento desestabilizador de lo que podemos llamar “inmigración virtual”. 

En segundo lugar, la desigualdad. Muchos empleados de oficina con altos salarios pudieron trabajar desde casa, mientras que la mayoría de los demás no pudo hacerlo. En los países de Occidente, muchos de los más afectados son también miembros de minorías étnicas. Mientras tanto, muchos de los que ya eran exitosos y poderosos prosperaron enormemente. 

Lo más probable es que las desigualdades que se exacerbaron en la pandemia no se reduzcan para 2025. Las fuerzas que las atrincheraron son muy poderosas. Una mejora modesta es lo más que podemos esperar. Esto, a su vez, sugiere que la política populista del pasado reciente continuará dando forma a la política en 2025.

En tercer lugar, el endeudamiento. El endeudamiento total creció casi en todas partes en las últimas cuatro décadas. Siempre que las crisis interrumpen la capacidad del sector privado de endeudarse, los gobiernos toman la iniciativa. Esto sucedió después de la crisis financiera global y de nuevo durante el covid-19.

La pandemia aumentó drásticamente el endeudamiento de los sectores público y privado. De acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés), la relación entre la deuda bruta mundial y la producción mundial saltó de un nivel ya elevado de 321 por ciento a finales de 2019 a 362 por ciento a finales de junio de 2020. Hasta ahora no se había producido un salto tan grande y repentino en tiempos de paz.

Por fortuna, la deuda pública en este momento es muy barata, con tasas de interés nominales y reales sobre la deuda soberana de las economías de altos ingresos en niveles bajos, pero su sobreendeudamiento puede paralizar partes del sector privado durante años.

En cuarto lugar, la desglobalización. El futuro probable no es que el intercambio internacional morirá, pero hay la probabilidad de que se vuelva más regional y virtual.

Tras la crisis financiera global, el comercio dejó de crecer más rápido que la producción mundial, como lo había hecho en décadas anteriores, pero creció aproximadamente en consonancia con la producción mundial. Esta desaceleración se debió al agotamiento de oportunidades, la ausencia de liberalización del comercio mundial y el creciente proteccionismo. El covid-19 reforzó estas tendencias. Un resultado notable es el deseo de cambiar las cadenas de suministro para que regresen a casa o al menos fuera de China.

La crisis también fortalece el regionalismo, sobre todo en Asia. Un ejemplo reciente digno de mención fue el acuerdo sobre la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por su sigla en inglés), que reúne a los 10 miembros de Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) con Australia, China, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur.

Por último, las tensiones políticas. Una dimensión ha sido la disminución de la credibilidad de la democracia liberal, el auge del autoritarismo demagógico en muchos países y el poder creciente del despotismo burocrático de China. Otra es el aumento del populismo en los principales países occidentales y sobre todo en EU. Si bien la victoria de Joe Biden representa una derrota para el populismo, el importante porcentaje de votos del presidente Donald Trump demuestra que aún no desaparece.

Sin embargo, quizá el acontecimiento geopolítico más importante es el aumento de la tensión entre Estados Unidos y China.

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EU, CERCA DEL PLAN DE AYUDA POR COVID

Los negociadores del Congreso de Estados Unidos estuvieron cerca ayer de acordar un proyecto de ley de ayuda por el covid-19 de 900 mil  millones de dólares, que incluirá una nueva ronda de estímulos y ampliación de los beneficios por desempleo, dijo una persona cercana a las conversaciones. La fuente señaló que el acuerdo también se centró en la prestación de ayuda a los gobiernos estatales y locales.


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